/ martes 26 de abril de 2022

Los retos de Macron en Francia

Hace dos semanas escribí sobre las posibilidades y el camino que llevó a que, tanto Emmanuel Macron como Marine Le Penn fueran a la segunda vuelta de las elecciones en Francia. Así que ahora me dispongo a hablar del que, finalmente, el domingo pasado fue reelecto por el pueblo francés como presidente de la República y el impacto que esto genera a nivel mundial.

Primeramente, hay que reconocer la cantidad de gente que votó el domingo pasado, ya que de los 67 millones de habitantes que hay en aquella nación europea, salieron a votar más de 32 millones que estuvieron divididos en casi 19 millones para Macron y un poco más de 13 millones para Le Pen, situación que, si no es alarmante, sí debe ser de cuidado para el actual presidente debido a la importancia que la ultraderecha ganó en esta elección.

De hecho, a veces perdiendo también se gana, esto lo digo porque la candidata perdedora de esta elección aseguró un avance importante en la base de electores de su partido político con vistas a las próximas elecciones legislativas de mediados de año, es decir, perdió, pero ganó.

Por otro lado, toca hablar del presidente Emmanuel Macron quién en su discurso del domingo reconoció que hay gente que votó por él no como un acto de confianza hacia su proyecto político, sino para no dejar ganar a su contrincante, situación que puede ser una característica importante para recapitular sus desaciertos acontecidos en los últimos 5 años que ha sido presidente.

Para el presidente Macron es fundamental recuperar la confianza de todos aquellos que no han visto el desarrollo de Francia como un detonante hacia adentro, sobretodo, hacia los problemas que más han aquejado a su nación tras no terminar de dar el salto de calidad en el devenir mundial, a pesar de seguir siendo un centro económico, turístico y migratorio importante para el desarrollo continental y global. Esto es, a pesar de la riqueza histórica de los franceses a través de los siglos, siguen apareciendo a la sombra de naciones tales como el Reino Unido o Alemania, sin olvidar la hegemonía mundial de los Estados Unidos o de Rusia y China en los últimos tiempos.

Luego, Francia –y su presidente– debe lidiar con las problemáticas inherentes a su país, tanto en lo interno, como lo externo, es decir, tendrá que resolver las vicisitudes internas del país, pero tendrá que exponenciar su participación en el ámbito internacional para que Francia termine dando el do de pecho y pueda volver a comer en la misma mesa que las grandes naciones. No digo que no lo haga porque incluso es parte del G-7, pero todos sabemos que dentro de esos 7, hay dos que comen a parte (EUA y Alemania) y otro que también está invitado a pesar de no ser de esos 7 (China).

Francia necesita retomar el control de Europa ahora que Alemania ha quedado en un impasse político; necesita volver a las ideas de expansión, de crecimiento y de consolidación tal como lo hicieron Voltaire, Rousseau, Diderot y Napoleón en tiempos remotos o como lo hizo Charles De Gaulle el siglo pasado.

Otro de los grandes retos de Francia tiene que ver con que debe buscar ser un actor detonante en la economía global, ya que apenas participa como el noveno exportador y séptimo en importaciones a nivel global, es decir, su balanza comercial es deficitaria. Necesita crecer para competirle y establecer una diferencia importante con las naciones asiáticas y de Norteamérica; Francia necesita liderar al mundo hacia una economía verde y sostenible, tal como lo tuiteó el presidente luego de saberse reelecto: “Hacer de Francia una gran nación ecológica, es nuestro proyecto”.

De la misma manera, el presidente Macron debe aprovechar que, por primera vez en 20 años, un presidente es reelecto en Francia y que esto puede significar continuidad a un proyecto que, a pesar de que sea difícil de entender, él mismo ha dicho que no tendrá continuidad, que, incluso, volverá a empezar para poder llevar a Francia a donde se merece.

Finalmente, creo que, si Emmanuel Macron quiere pasar a la historia en Francia y el mundo, debe hacer lo necesario para ponerse la palomita en los siguientes puntos:

  • Ser el principal mediador para la paz en Ucrania.
  • Ser puente entre la Unión Europea y el Reino Unido.
  • Liderar a la Unión Europea en una reconstrucción interna para competir con Asia y Norteamérica.
  • Acercarse a Estados Unidos y Alemania en todos los grupos en donde participan, desde la ONU hasta la OTAN.
  • Promover el intercambio comercial europeo con Asia-Pacífico, África y América Latina.
  • Liderar el desarrollo sostenible del mundo.
  • Establecer una política migratoria que sea ejemplo de Europa y del mundo.

Como siempre digo, veremos qué pasa, pero, por lo pronto, ha sucedido que un presidente tiene la oportunidad hegemónica de llevar a su nación a la cima de la montaña, sobretodo, desde un escalón que no está tan lejos de ello.

Twitter: @fabrecam

Hace dos semanas escribí sobre las posibilidades y el camino que llevó a que, tanto Emmanuel Macron como Marine Le Penn fueran a la segunda vuelta de las elecciones en Francia. Así que ahora me dispongo a hablar del que, finalmente, el domingo pasado fue reelecto por el pueblo francés como presidente de la República y el impacto que esto genera a nivel mundial.

Primeramente, hay que reconocer la cantidad de gente que votó el domingo pasado, ya que de los 67 millones de habitantes que hay en aquella nación europea, salieron a votar más de 32 millones que estuvieron divididos en casi 19 millones para Macron y un poco más de 13 millones para Le Pen, situación que, si no es alarmante, sí debe ser de cuidado para el actual presidente debido a la importancia que la ultraderecha ganó en esta elección.

De hecho, a veces perdiendo también se gana, esto lo digo porque la candidata perdedora de esta elección aseguró un avance importante en la base de electores de su partido político con vistas a las próximas elecciones legislativas de mediados de año, es decir, perdió, pero ganó.

Por otro lado, toca hablar del presidente Emmanuel Macron quién en su discurso del domingo reconoció que hay gente que votó por él no como un acto de confianza hacia su proyecto político, sino para no dejar ganar a su contrincante, situación que puede ser una característica importante para recapitular sus desaciertos acontecidos en los últimos 5 años que ha sido presidente.

Para el presidente Macron es fundamental recuperar la confianza de todos aquellos que no han visto el desarrollo de Francia como un detonante hacia adentro, sobretodo, hacia los problemas que más han aquejado a su nación tras no terminar de dar el salto de calidad en el devenir mundial, a pesar de seguir siendo un centro económico, turístico y migratorio importante para el desarrollo continental y global. Esto es, a pesar de la riqueza histórica de los franceses a través de los siglos, siguen apareciendo a la sombra de naciones tales como el Reino Unido o Alemania, sin olvidar la hegemonía mundial de los Estados Unidos o de Rusia y China en los últimos tiempos.

Luego, Francia –y su presidente– debe lidiar con las problemáticas inherentes a su país, tanto en lo interno, como lo externo, es decir, tendrá que resolver las vicisitudes internas del país, pero tendrá que exponenciar su participación en el ámbito internacional para que Francia termine dando el do de pecho y pueda volver a comer en la misma mesa que las grandes naciones. No digo que no lo haga porque incluso es parte del G-7, pero todos sabemos que dentro de esos 7, hay dos que comen a parte (EUA y Alemania) y otro que también está invitado a pesar de no ser de esos 7 (China).

Francia necesita retomar el control de Europa ahora que Alemania ha quedado en un impasse político; necesita volver a las ideas de expansión, de crecimiento y de consolidación tal como lo hicieron Voltaire, Rousseau, Diderot y Napoleón en tiempos remotos o como lo hizo Charles De Gaulle el siglo pasado.

Otro de los grandes retos de Francia tiene que ver con que debe buscar ser un actor detonante en la economía global, ya que apenas participa como el noveno exportador y séptimo en importaciones a nivel global, es decir, su balanza comercial es deficitaria. Necesita crecer para competirle y establecer una diferencia importante con las naciones asiáticas y de Norteamérica; Francia necesita liderar al mundo hacia una economía verde y sostenible, tal como lo tuiteó el presidente luego de saberse reelecto: “Hacer de Francia una gran nación ecológica, es nuestro proyecto”.

De la misma manera, el presidente Macron debe aprovechar que, por primera vez en 20 años, un presidente es reelecto en Francia y que esto puede significar continuidad a un proyecto que, a pesar de que sea difícil de entender, él mismo ha dicho que no tendrá continuidad, que, incluso, volverá a empezar para poder llevar a Francia a donde se merece.

Finalmente, creo que, si Emmanuel Macron quiere pasar a la historia en Francia y el mundo, debe hacer lo necesario para ponerse la palomita en los siguientes puntos:

  • Ser el principal mediador para la paz en Ucrania.
  • Ser puente entre la Unión Europea y el Reino Unido.
  • Liderar a la Unión Europea en una reconstrucción interna para competir con Asia y Norteamérica.
  • Acercarse a Estados Unidos y Alemania en todos los grupos en donde participan, desde la ONU hasta la OTAN.
  • Promover el intercambio comercial europeo con Asia-Pacífico, África y América Latina.
  • Liderar el desarrollo sostenible del mundo.
  • Establecer una política migratoria que sea ejemplo de Europa y del mundo.

Como siempre digo, veremos qué pasa, pero, por lo pronto, ha sucedido que un presidente tiene la oportunidad hegemónica de llevar a su nación a la cima de la montaña, sobretodo, desde un escalón que no está tan lejos de ello.

Twitter: @fabrecam