/ martes 2 de febrero de 2021

Los riesgos de la inmunidad de rebaño como política de salud

Para finales de enero 2021 se han registrado 177,501 decesos por COVID19 en nuestro país, de los cuales 32,270 ocurrieron en los últimos 30 días.

Las anomalías en el número de muertes sugieren que el número real pudiera llegar a triplicarse. Reportes del INEGI indican que la mitad de esos decesos ocurrieron en domicilios o en la calle.

La decisión inicial de utiizar la ocupación hospitalaria y no el número diario de casos confirmados como indicador estratégico de la política de salud durante la contingencia provocó que se relajara el mensaje respecto a las medidas preventivas con la consecuencia que ni se controló la dispersión de la pandemia ni se cuenta actualmente con camas suficientes para atender la demanda.

La aparición de nuevas variantes del virus complica todavía más el escenario. Al menos tres nuevas variantes del virus han sido detectadas, todas ellas con mayor capacidad de contagio. Existen reportes preliminares que dos de ellas, la inglesa y la sudafricana son reconocidas todavìa por las vacunas aunque con menor eficacia, sin embargo la variante brasileña ha prendido un foco rojo.

Un reporte reciente publicado en la prestigiada revista cientìfica Lancet indica que la variante brasileña podría haber desarrollado una estrategia de escape del virus a la inmunidad de rebaño. Recordemos que la inmunidad de rebaño es un termino veterinario que refleja el mecanismo de protección natural de un grupo de individuos frente a un agente infeccioso. Si la mayoría de los animales en un rebaño ha sufrido una infección y desarrollado inmunidad natural, entonces entre todos protegen a los nuevos miembros creando una especie de barrera protectora.

El término fue apropiado por los epidemiólogos para describir el mismo fenómeno en humanos con una agravante, mientras que la decisión de dejar expandir un contagio en un rebaño aún a costa de la muerte de un cierto número de animales para salvar al resto es una decisión económica, la aplicación en humanos es una decisión ética.

Volviendo al artículo publicado en Lancet, el reporte del caso indica que de manera natural, para octubre del 2020 más del 75% de la población de la región de Manaus en el Amazonas brasileño había estado expuesta al virus SARS-CoV-2 alcanzando el umbral teórico de la inmunidad de rebaño para este virus en humanos. De manera congruente, el número de nuevos casos en la región se abatió significativamente durante 7 a 8 meses hasta que entre el 1 y el 19 de enero de 2021 se detectó un repunte de seis veces en el número diario de casos confirmados comparado con el mismo periodo del mes anterior sin que a la fecha haya podido ser controlado el brote.

Existen diferentes explicaciones a lo observado en Manaus entre las que se encuentra la dilución natural de la inmunidad de rebaño adquirida en la primera ola tras siete meses de la exposición. Otra explicación corresponde a la detección prácticamente al mismo tiempo del inicio de la segunda ola de la variante P.1 en la población.

Como sabemos, los seres vivos sufren cambios en su material genético que les permiten adaptarse mejor a sus circunstancias. En el caso de los virus, estos cambios les permitirían evadir la vigilancia del sistema inmune con lo que personas ya expuestas al virus podrían sufrir nuevas rondas de infección. Algunos de los cambios en la variante P.1 se localizan precisamente en el módulo de la proteína S la cual ha sido utilizada como base por prácticamente todos los desarrolladores de la vacuna contra COVID19.

De ser ciertas, cualquiera de las dos explicaciones o una combinación de ambas, estamos obligados a analizar con mayor rigor científico el efecto protector a largo plazo de las vacunas y definitivamente a repensar la apertura descontrolada de la movilidad y las actividades comerciales, aún en países con alta tasa de vacunación como Israel.

La estrategia de la inmunidad de rebaño siempre fue una apuesta arriesgada, no solamente por su alto costo personal sino por la posibilidad de perder la partida frente a un virus que tiene millones de años más que nosotros haciendo lo que le corresponde, infectar para sobrevivir.


Información adicional de éste y otros temas de interés visiten:

http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

https://www.facebook.com/BValderramaB/

Para finales de enero 2021 se han registrado 177,501 decesos por COVID19 en nuestro país, de los cuales 32,270 ocurrieron en los últimos 30 días.

Las anomalías en el número de muertes sugieren que el número real pudiera llegar a triplicarse. Reportes del INEGI indican que la mitad de esos decesos ocurrieron en domicilios o en la calle.

La decisión inicial de utiizar la ocupación hospitalaria y no el número diario de casos confirmados como indicador estratégico de la política de salud durante la contingencia provocó que se relajara el mensaje respecto a las medidas preventivas con la consecuencia que ni se controló la dispersión de la pandemia ni se cuenta actualmente con camas suficientes para atender la demanda.

La aparición de nuevas variantes del virus complica todavía más el escenario. Al menos tres nuevas variantes del virus han sido detectadas, todas ellas con mayor capacidad de contagio. Existen reportes preliminares que dos de ellas, la inglesa y la sudafricana son reconocidas todavìa por las vacunas aunque con menor eficacia, sin embargo la variante brasileña ha prendido un foco rojo.

Un reporte reciente publicado en la prestigiada revista cientìfica Lancet indica que la variante brasileña podría haber desarrollado una estrategia de escape del virus a la inmunidad de rebaño. Recordemos que la inmunidad de rebaño es un termino veterinario que refleja el mecanismo de protección natural de un grupo de individuos frente a un agente infeccioso. Si la mayoría de los animales en un rebaño ha sufrido una infección y desarrollado inmunidad natural, entonces entre todos protegen a los nuevos miembros creando una especie de barrera protectora.

El término fue apropiado por los epidemiólogos para describir el mismo fenómeno en humanos con una agravante, mientras que la decisión de dejar expandir un contagio en un rebaño aún a costa de la muerte de un cierto número de animales para salvar al resto es una decisión económica, la aplicación en humanos es una decisión ética.

Volviendo al artículo publicado en Lancet, el reporte del caso indica que de manera natural, para octubre del 2020 más del 75% de la población de la región de Manaus en el Amazonas brasileño había estado expuesta al virus SARS-CoV-2 alcanzando el umbral teórico de la inmunidad de rebaño para este virus en humanos. De manera congruente, el número de nuevos casos en la región se abatió significativamente durante 7 a 8 meses hasta que entre el 1 y el 19 de enero de 2021 se detectó un repunte de seis veces en el número diario de casos confirmados comparado con el mismo periodo del mes anterior sin que a la fecha haya podido ser controlado el brote.

Existen diferentes explicaciones a lo observado en Manaus entre las que se encuentra la dilución natural de la inmunidad de rebaño adquirida en la primera ola tras siete meses de la exposición. Otra explicación corresponde a la detección prácticamente al mismo tiempo del inicio de la segunda ola de la variante P.1 en la población.

Como sabemos, los seres vivos sufren cambios en su material genético que les permiten adaptarse mejor a sus circunstancias. En el caso de los virus, estos cambios les permitirían evadir la vigilancia del sistema inmune con lo que personas ya expuestas al virus podrían sufrir nuevas rondas de infección. Algunos de los cambios en la variante P.1 se localizan precisamente en el módulo de la proteína S la cual ha sido utilizada como base por prácticamente todos los desarrolladores de la vacuna contra COVID19.

De ser ciertas, cualquiera de las dos explicaciones o una combinación de ambas, estamos obligados a analizar con mayor rigor científico el efecto protector a largo plazo de las vacunas y definitivamente a repensar la apertura descontrolada de la movilidad y las actividades comerciales, aún en países con alta tasa de vacunación como Israel.

La estrategia de la inmunidad de rebaño siempre fue una apuesta arriesgada, no solamente por su alto costo personal sino por la posibilidad de perder la partida frente a un virus que tiene millones de años más que nosotros haciendo lo que le corresponde, infectar para sobrevivir.


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