Siempre han estado ahí, fieles y bien puestos para responder ante cualquier urgencia o antojo. Incluso menospreciados ante su simpleza y practicidad.
Sin embargo en tiempos de pandemia han permanecido heroicos y cada día se visibilizan más: son los tradicionales tamales que nos esperan -ahora- afuera de las tiendas de conveniencia.
En particular en Cuernavaca, los Tamales de Castro no han parado para seguir ofreciendo los Oaxaqueños pero además con una carta que oferta variedad y sabores diferentes.
Los oaxaqueños, antes solo de mole rojo o verde, ahora también son hawaianos, de rajas con queso, verdes con costilla, adobo de cerdo, frijoles con queso, y también otros de sabor dulce.
Todos con buen sabor y la tradición de años de prepararlos, me parece que en la colonia Alta Vista desde donde se distribuyen a todo el estado.
Antes los tamales eran por la mañana pero ahora las restricciones sanitarias que prácticamente cancelaron cualquier actividad no esencial, los han orillado a consolidar su horario nocturno y sus puntos de venta en otro de los sistemas más efectivos: los oxxos.
Los tamales también permanecen resistiéndose a la cuarentena en las colonias y los municipios, donde familias enteras se dedican a elaborar los más tradicionales de rojo, de verde, de rajas con queso, de dulce y de piña.
Como siempre, además de la recomendación les hago la invitación a ayudar a quienes dependen de la elaboración de alimentos y de paso, disfrutar de la gastronomía mexicana.