/ domingo 31 de mayo de 2020

Más allá

Inicia una nueva semana, un nuevo mes. Finaliza la Jornada Nacional de Sana Distancia y comienza una nueva etapa en la lucha de nuestro país contra la pandemia por COVID-19. Se limpia la mesa para poner sobre ella nuevos desafíos para nuestra sociedad, las autoridades de salud y la infraestructura mexicana. Vamos por partes.

La conclusión de la Jornada Nacional de Sana Distancia no representa que hayamos superado esta pandemia, ni mucho menos que ha llegado el momento de salir de nuestras casas y volver a la normalidad que perdimos a principios de este año; su término significa que la evaluación de riesgos y las implicaciones sociales que estos tengan sobre la población se realizará por entidad federativa y no de manera nacional.

Es decir, que a partir de las distintas cifras y peligros que cada estado tenga se determinará si es seguro reanudar actividades no esenciales, realizar actividades en espacios públicos o volver a las escuelas. Ello, utilizando una métrica en forma de semáforo con 4 colores: rojo (máximo de alerta sanitaria), naranja (Cuidado alto), amarillo (cuidado intermedio) y verde (cuidado cotidiano). Esta valoración no es rígida ni definitiva; sino variable y constante, de modo que, si las condiciones lo ameritan, podría pasarse de un verde a un naranja o de un rojo a un amarillo.

A todo esto, ¿dónde queda nuestro estado? Bien, Morelos, por la temporalidad en que se registraron los primeros contagios, las condiciones geográficas y las características sociales particulares no podrá relajar las medidas de prevención de contagio que se han venido manejando durante los últimos meses, puesto que aún pasa por un terreno arriesgado debido a los altos índices de contagio. Nos encontramos en un punto de alerta máxima por COVID-19.

No obstante, el severo impacto que este virus ha tenido en nuestra economía y la enorme desigualdad que existe en el país son innegables. Por ello, es urgente que quienes se encuentran en condiciones de hacerlo, sigan las medidas de sanidad al pie de la letra, para que las personas que no estén en las mismas condiciones corran menos riesgos y en la medida de lo posible superemos este complicado escenario que afecta directamente a miles de morelenses.

La responsabilidad social tiene la capacidad de salvar vidas. Nuevamente será la solidaridad y la empatía las que guíen a nuestro estado a salir victorioso frente a esta contingencia sanitaria.

Atender todos los frentes

En el Senado nos reunimos de manera virtual con el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, para aclarar dudas y hablar acerca del escenario que se aproxima para nuestro país.

Durante su exposición, López-Gatell hizo un señalamiento sumamente valioso: a pesar de que la extensión de la Jornada Nacional de Sana Distancia puede parecer el camino que debemos tomar; la realidad es que esta es una respuesta superficial a los problemas que vivimos y refleja una visión privilegiada de la pandemia que enfrentamos. Me explico.

Más allá de la amenaza latente a la salud de las y los mexicanos y el enorme reto que pone sobre la mesa de nuestro sector Salud; los riesgos que se desprenden de la pandemia se extienden fuera de los hospitales. Como ya lo he escrito antes, el COVID-19 ataca desde múltiples frentes y todos deben ser atendidos.

Hoy, las principales preocupaciones de nuestra sociedad engloban problemas relacionados con la inseguridad y la economía, problemáticas que con el Coronavirus se ha agudizado. Tan importante como que las personas se mantengan a salvo es que ellas y sus familias puedan tener un plato sobre la mesa. Criminalizar a las personas por su necesidad de obtener un ingreso, o hacer un llamado a medidas de coerción social, es una manera más de manifestar que la preocupación principal se encuentra en la satisfacción personal y no en el bienestar social. La situación actual no puede evaluarse con juicios bicromáticos, debemos ver más allá.


Senadora por Morelos

Redes sociales: @LuciaMezaGzm

Inicia una nueva semana, un nuevo mes. Finaliza la Jornada Nacional de Sana Distancia y comienza una nueva etapa en la lucha de nuestro país contra la pandemia por COVID-19. Se limpia la mesa para poner sobre ella nuevos desafíos para nuestra sociedad, las autoridades de salud y la infraestructura mexicana. Vamos por partes.

La conclusión de la Jornada Nacional de Sana Distancia no representa que hayamos superado esta pandemia, ni mucho menos que ha llegado el momento de salir de nuestras casas y volver a la normalidad que perdimos a principios de este año; su término significa que la evaluación de riesgos y las implicaciones sociales que estos tengan sobre la población se realizará por entidad federativa y no de manera nacional.

Es decir, que a partir de las distintas cifras y peligros que cada estado tenga se determinará si es seguro reanudar actividades no esenciales, realizar actividades en espacios públicos o volver a las escuelas. Ello, utilizando una métrica en forma de semáforo con 4 colores: rojo (máximo de alerta sanitaria), naranja (Cuidado alto), amarillo (cuidado intermedio) y verde (cuidado cotidiano). Esta valoración no es rígida ni definitiva; sino variable y constante, de modo que, si las condiciones lo ameritan, podría pasarse de un verde a un naranja o de un rojo a un amarillo.

A todo esto, ¿dónde queda nuestro estado? Bien, Morelos, por la temporalidad en que se registraron los primeros contagios, las condiciones geográficas y las características sociales particulares no podrá relajar las medidas de prevención de contagio que se han venido manejando durante los últimos meses, puesto que aún pasa por un terreno arriesgado debido a los altos índices de contagio. Nos encontramos en un punto de alerta máxima por COVID-19.

No obstante, el severo impacto que este virus ha tenido en nuestra economía y la enorme desigualdad que existe en el país son innegables. Por ello, es urgente que quienes se encuentran en condiciones de hacerlo, sigan las medidas de sanidad al pie de la letra, para que las personas que no estén en las mismas condiciones corran menos riesgos y en la medida de lo posible superemos este complicado escenario que afecta directamente a miles de morelenses.

La responsabilidad social tiene la capacidad de salvar vidas. Nuevamente será la solidaridad y la empatía las que guíen a nuestro estado a salir victorioso frente a esta contingencia sanitaria.

Atender todos los frentes

En el Senado nos reunimos de manera virtual con el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, para aclarar dudas y hablar acerca del escenario que se aproxima para nuestro país.

Durante su exposición, López-Gatell hizo un señalamiento sumamente valioso: a pesar de que la extensión de la Jornada Nacional de Sana Distancia puede parecer el camino que debemos tomar; la realidad es que esta es una respuesta superficial a los problemas que vivimos y refleja una visión privilegiada de la pandemia que enfrentamos. Me explico.

Más allá de la amenaza latente a la salud de las y los mexicanos y el enorme reto que pone sobre la mesa de nuestro sector Salud; los riesgos que se desprenden de la pandemia se extienden fuera de los hospitales. Como ya lo he escrito antes, el COVID-19 ataca desde múltiples frentes y todos deben ser atendidos.

Hoy, las principales preocupaciones de nuestra sociedad engloban problemas relacionados con la inseguridad y la economía, problemáticas que con el Coronavirus se ha agudizado. Tan importante como que las personas se mantengan a salvo es que ellas y sus familias puedan tener un plato sobre la mesa. Criminalizar a las personas por su necesidad de obtener un ingreso, o hacer un llamado a medidas de coerción social, es una manera más de manifestar que la preocupación principal se encuentra en la satisfacción personal y no en el bienestar social. La situación actual no puede evaluarse con juicios bicromáticos, debemos ver más allá.


Senadora por Morelos

Redes sociales: @LuciaMezaGzm