/ miércoles 28 de noviembre de 2018

Matemáticas y español o ¿autoestima?

Mientras todos se ocupan de si regresa o no Elba Esther Gordillo, de si las universidades salvan o no su crisis financiera, de si se cancela o no la evaluación para el ingreso al servicio, y la del desempeño docente, de si el presidente electo anunciará tal o cual cosa en la política educativa nacional desde el día de su toma de posesión, y los representantes laborales del magisterio tratan de rescatar su partido político; la prueba estandarizada de avances esperados en español y matemáticas para alumnos de nivel básico nos obsequia un baño de realidad que debiera sacarnos de la esquizofrenia política y devolvernos a lo que debe ser el trabajo diario de todos, maestros, padres de familia, autoridades educativas de todos los niveles, y sociedad.

Porque dígase lo que se quiera del magisterio, de las evaluaciones, de sus organizaciones y desorganizaciones laborales, pero el español y las matemáticas son competencias elementales para la vida y para el progreso académico, y resulta que 49 por ciento de los niños de sexto año obtienen un resultado insuficiente en español y el 59 por ciento fracasan en matemáticas (el promedio de evaluación en Morelos es reprobatorio, con 498 puntos en español y 489 en matemáticas, ambos por debajo de la media nacional que, dicho sea de paso, también es patética).

Las cifras que ofreció el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, INEE, al principio de esta semana, resultan espantosas en tanto reflejan la urgente necesidad de trabajo en las aulas, en las casas, en los medios de comunicación, porque ciertamente los resultados en los últimos tres años muestran un crecimiento apenas perceptible en los puntajes (1 en Lenguaje y Comunicación y 3 en Matemáticas en el plano nacional, y 0 puntos en Lenguaje y Comunicación, y 3 en Matemáticas, en Morelos); lo que se traduciría en que, aún teniendo el diagnóstico de los problemas –derivado de la evaluación Planea de 2015- poco o nada se logró para mejorar los resultados de las evaluaciones estandarizadas. Es decir, ni los maestros, ni los directivos, ni los planeadores de la educación, fueron capaces de lograr una transformación que, dada la claridad de los diagnósticos que entrega el INEE (profundamente circunstanciados), habría resultado sencilla considerando que un buen diagnóstico significa la mitad del tratamiento.

Nadie en su sano juicio consideraría que la mitad de los niños de sexto de primaria, dado que fallan a las competencias básicas de su nivel, fuera impedido de graduarse y alcanzar la secundaria; el problema es mucho mayor en tanto esos niños acreditaron la primaria y llegarán al nivel siguiente arrastrando una serie de deficiencias que les volverán más difícil, o tal vez imposible, aprovechar su paso por la secundaria y así consecutivamente, repitiendo la tragedia de la simulación educativa en el México contemporáneo. Una tragedia que, dicho sea de paso, nos toca a todos al enfrentar diariamente a profesionistas, técnicos y trabajadores de todo tipo con niveles de preparación tan bajos como madriguera de morena (las que viven en cuevas submarinas, claro). Se vuelve entonces una urgencia social iniciar campañas de nivelación de las competencias educativas en todos los niveles escolares; porque, les platico la autoridad educativa está dando cursos de autoestima a los maestros (a lo mejor conviene, luego de la tunda en español y matemáticas, que se quieran mucho).


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Mientras todos se ocupan de si regresa o no Elba Esther Gordillo, de si las universidades salvan o no su crisis financiera, de si se cancela o no la evaluación para el ingreso al servicio, y la del desempeño docente, de si el presidente electo anunciará tal o cual cosa en la política educativa nacional desde el día de su toma de posesión, y los representantes laborales del magisterio tratan de rescatar su partido político; la prueba estandarizada de avances esperados en español y matemáticas para alumnos de nivel básico nos obsequia un baño de realidad que debiera sacarnos de la esquizofrenia política y devolvernos a lo que debe ser el trabajo diario de todos, maestros, padres de familia, autoridades educativas de todos los niveles, y sociedad.

Porque dígase lo que se quiera del magisterio, de las evaluaciones, de sus organizaciones y desorganizaciones laborales, pero el español y las matemáticas son competencias elementales para la vida y para el progreso académico, y resulta que 49 por ciento de los niños de sexto año obtienen un resultado insuficiente en español y el 59 por ciento fracasan en matemáticas (el promedio de evaluación en Morelos es reprobatorio, con 498 puntos en español y 489 en matemáticas, ambos por debajo de la media nacional que, dicho sea de paso, también es patética).

Las cifras que ofreció el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, INEE, al principio de esta semana, resultan espantosas en tanto reflejan la urgente necesidad de trabajo en las aulas, en las casas, en los medios de comunicación, porque ciertamente los resultados en los últimos tres años muestran un crecimiento apenas perceptible en los puntajes (1 en Lenguaje y Comunicación y 3 en Matemáticas en el plano nacional, y 0 puntos en Lenguaje y Comunicación, y 3 en Matemáticas, en Morelos); lo que se traduciría en que, aún teniendo el diagnóstico de los problemas –derivado de la evaluación Planea de 2015- poco o nada se logró para mejorar los resultados de las evaluaciones estandarizadas. Es decir, ni los maestros, ni los directivos, ni los planeadores de la educación, fueron capaces de lograr una transformación que, dada la claridad de los diagnósticos que entrega el INEE (profundamente circunstanciados), habría resultado sencilla considerando que un buen diagnóstico significa la mitad del tratamiento.

Nadie en su sano juicio consideraría que la mitad de los niños de sexto de primaria, dado que fallan a las competencias básicas de su nivel, fuera impedido de graduarse y alcanzar la secundaria; el problema es mucho mayor en tanto esos niños acreditaron la primaria y llegarán al nivel siguiente arrastrando una serie de deficiencias que les volverán más difícil, o tal vez imposible, aprovechar su paso por la secundaria y así consecutivamente, repitiendo la tragedia de la simulación educativa en el México contemporáneo. Una tragedia que, dicho sea de paso, nos toca a todos al enfrentar diariamente a profesionistas, técnicos y trabajadores de todo tipo con niveles de preparación tan bajos como madriguera de morena (las que viven en cuevas submarinas, claro). Se vuelve entonces una urgencia social iniciar campañas de nivelación de las competencias educativas en todos los niveles escolares; porque, les platico la autoridad educativa está dando cursos de autoestima a los maestros (a lo mejor conviene, luego de la tunda en español y matemáticas, que se quieran mucho).


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

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