/ lunes 28 de marzo de 2022

Menos guerra, más paz

El presidente Biden se reunión con los líderes de la OTAN hace apenas unos días en Bélgica. Se esperaba que los acuerdos alcanzados luego de ello fueran más claros y que se centraran en el alto a la guerra provocada por la invasión rusa a Ucrania; sin embargo, pareciera que fue más de lo mismo, los presidentes y primeros ministros reafirmaron el compromiso con las sanciones económicas a Rusia, pero no establecieron ninguna línea de acción que permitiera poner fin a tan desafortunado y triste evento.

Y no es que quisiera que la OTAN atacase a Rusia para defender Ucrania, pero sí que los gobiernos más poderosos del mundo buscaran salidas y acuerdos reales para los que padecen los bombardeos a diario y que dejaran de ser más políticamente correctos con acciones que pudieran ser interesantes pero que no terminan de tajo la guerra.

Es por ello que quiero referirme al poeta y Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, cuando mencionaba que los cambios ocurridos en México a finales del siglo anterior habrían traído crisis en materia económica, política, cultural e histórica debido a la incapacidad de los políticos. Claro, es importante señalar que el caso de México en aquel entonces no se compara con lo vivido en Ucrania, pero sí que se parece en el actuar de los políticos que defienden intereses y actúan en beneficio de las naciones y del mundo cuando se reúnen en grandes salones y se toman las mejores fotos, pero terminan por decir lo mismo, no importa que se llamen Joe Biden (EUA), Boris Johnson (Reino Unido), Olaf Scholz (Alemania) o Emmanuel Macron (Francia).

En la reunión de emergencia celebrada la semana pasada en Bruselas se refrendó el apoyo militar a Ucrania para que se defienda, pero nada nuevo. Se sugirió que, ante algunos escenarios, la Unión Europea y Estados Unidos pudieran bloquear el acceso del petróleo ruso a Europa; estos tienen que ver con situaciones que, aunque pudieran suceder, puede que no sea pronto y se refieren a que se usen armas prohibidas (químicas, biológicas o nucleares), la toma de Kiev, el asesinato del presidente Volodímir Zelenski o que se interrumpan las negociaciones entre Rusia y Ucrania, pero mientras no suceda, los negocios continúan. De hecho, creo que nunca es tarde para recordar lo que el propio Octavio Paz alguna vez señaló, “se podrían enumerar las diversas causas que han hecho posible a Hitler, pero todas ellas están contenidas en dos palabras: capitalismo e imperialismo. Hitler es su último fruto”, aunque, a lo mejor, lo es Putin, el que ya no alcanzó a ver el poeta.

Entonces, pareciera que los gobernantes de las naciones más poderosas del planeta, junto con su grupo satelital de países que pertenecen a la OTAN, no tuvieran intenciones de que la guerra acabe por el simple hecho de que la paz es necesaria en cualquier ámbito de la vida, sino que este conflicto bélico no interrumpa sus avances económicos y comerciales que les permitan seguir con la hegemonía mundial, contrastando así la idea de Paz en su poema Piedra de sol donde dice:

[…] amar es combatir, si dos se besan

el mundo cambia, encarnan los deseos,

el pensamiento encarna, brotan las alas

en las espaldas del esclavo, el mundo

es real y tangible, el vino es vino,

el pan se vuelve a saber, el agua es agua…

Pareciera que no les importa que hayan muerto más de mil civiles y medio millar de soldados ucranianos, sino que esos problemas no detengan el desarrollo económico de sus países y que, solo si sucedieran cosas extraordinarias entonces se volverían a reunir para establecer un plan que ayude a Ucrania, pero, sobre todo, pareciera que más que ayudar a Ucrania, buscarían detener a Rusia y su intento de competirles en lo que ellos siempre han sido los mejores: haciendo la guerra a países que no se pueden defender como ellos lo harían.

Es así que me parece importante recordar la idea de Octavio Paz que fijó su postura sobre las problemáticas ocurridas en el mundo –en el que él vivió– y que le permitieron sugerir que el gran problema de las naciones son los políticos, esto como partícipe del movimiento antifascista relacionado a la guerra civil española o como férreo crítico de los campos de concentración soviéticos para encerrar a disidentes ideológicos.

Como analogía final transcribo la frase que el Nobel de Literatura mexicano escribió sobre los políticos y que retrata a la perfección la última reunión de la OTAN:

“Hay que escribir, escribir –negro sobre blanco– mientras los presidentes, los ejecutivos, los banqueros, los dogmáticos y los cerdos, echados sobre inmensos montones de basura tricolor o solamente roja, hablan, se oyen, comen, digieren, defecan y vuelven a hablar”.

Twitter: @fabrecam

El presidente Biden se reunión con los líderes de la OTAN hace apenas unos días en Bélgica. Se esperaba que los acuerdos alcanzados luego de ello fueran más claros y que se centraran en el alto a la guerra provocada por la invasión rusa a Ucrania; sin embargo, pareciera que fue más de lo mismo, los presidentes y primeros ministros reafirmaron el compromiso con las sanciones económicas a Rusia, pero no establecieron ninguna línea de acción que permitiera poner fin a tan desafortunado y triste evento.

Y no es que quisiera que la OTAN atacase a Rusia para defender Ucrania, pero sí que los gobiernos más poderosos del mundo buscaran salidas y acuerdos reales para los que padecen los bombardeos a diario y que dejaran de ser más políticamente correctos con acciones que pudieran ser interesantes pero que no terminan de tajo la guerra.

Es por ello que quiero referirme al poeta y Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, cuando mencionaba que los cambios ocurridos en México a finales del siglo anterior habrían traído crisis en materia económica, política, cultural e histórica debido a la incapacidad de los políticos. Claro, es importante señalar que el caso de México en aquel entonces no se compara con lo vivido en Ucrania, pero sí que se parece en el actuar de los políticos que defienden intereses y actúan en beneficio de las naciones y del mundo cuando se reúnen en grandes salones y se toman las mejores fotos, pero terminan por decir lo mismo, no importa que se llamen Joe Biden (EUA), Boris Johnson (Reino Unido), Olaf Scholz (Alemania) o Emmanuel Macron (Francia).

En la reunión de emergencia celebrada la semana pasada en Bruselas se refrendó el apoyo militar a Ucrania para que se defienda, pero nada nuevo. Se sugirió que, ante algunos escenarios, la Unión Europea y Estados Unidos pudieran bloquear el acceso del petróleo ruso a Europa; estos tienen que ver con situaciones que, aunque pudieran suceder, puede que no sea pronto y se refieren a que se usen armas prohibidas (químicas, biológicas o nucleares), la toma de Kiev, el asesinato del presidente Volodímir Zelenski o que se interrumpan las negociaciones entre Rusia y Ucrania, pero mientras no suceda, los negocios continúan. De hecho, creo que nunca es tarde para recordar lo que el propio Octavio Paz alguna vez señaló, “se podrían enumerar las diversas causas que han hecho posible a Hitler, pero todas ellas están contenidas en dos palabras: capitalismo e imperialismo. Hitler es su último fruto”, aunque, a lo mejor, lo es Putin, el que ya no alcanzó a ver el poeta.

Entonces, pareciera que los gobernantes de las naciones más poderosas del planeta, junto con su grupo satelital de países que pertenecen a la OTAN, no tuvieran intenciones de que la guerra acabe por el simple hecho de que la paz es necesaria en cualquier ámbito de la vida, sino que este conflicto bélico no interrumpa sus avances económicos y comerciales que les permitan seguir con la hegemonía mundial, contrastando así la idea de Paz en su poema Piedra de sol donde dice:

[…] amar es combatir, si dos se besan

el mundo cambia, encarnan los deseos,

el pensamiento encarna, brotan las alas

en las espaldas del esclavo, el mundo

es real y tangible, el vino es vino,

el pan se vuelve a saber, el agua es agua…

Pareciera que no les importa que hayan muerto más de mil civiles y medio millar de soldados ucranianos, sino que esos problemas no detengan el desarrollo económico de sus países y que, solo si sucedieran cosas extraordinarias entonces se volverían a reunir para establecer un plan que ayude a Ucrania, pero, sobre todo, pareciera que más que ayudar a Ucrania, buscarían detener a Rusia y su intento de competirles en lo que ellos siempre han sido los mejores: haciendo la guerra a países que no se pueden defender como ellos lo harían.

Es así que me parece importante recordar la idea de Octavio Paz que fijó su postura sobre las problemáticas ocurridas en el mundo –en el que él vivió– y que le permitieron sugerir que el gran problema de las naciones son los políticos, esto como partícipe del movimiento antifascista relacionado a la guerra civil española o como férreo crítico de los campos de concentración soviéticos para encerrar a disidentes ideológicos.

Como analogía final transcribo la frase que el Nobel de Literatura mexicano escribió sobre los políticos y que retrata a la perfección la última reunión de la OTAN:

“Hay que escribir, escribir –negro sobre blanco– mientras los presidentes, los ejecutivos, los banqueros, los dogmáticos y los cerdos, echados sobre inmensos montones de basura tricolor o solamente roja, hablan, se oyen, comen, digieren, defecan y vuelven a hablar”.

Twitter: @fabrecam