/ martes 19 de octubre de 2021

México corrupto

Hablar de corrupción en México es trasladarse a un tema por todos conocido y dominado, la corrupción aquí es institucional, cultural, crónica, endémica y si me apuro a pensarlo hasta natural, un flagelo ligado a nosotros a través de nuestra historia, no existe parangón en otras latitudes, al menos no con las cifras y ejemplos existentes en esta bendita tierra.

Ya en nuestros albores como nación independiente “Su Alteza Serenísima” Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón practicaba y solapaba el despojo de tierras, tráfico de influencias, evasión de impuestos y contrabando, las cosas no fueron distintas al arribar el siglo XX con Porfirio Díaz y su acumulación de poder y privilegios socavando así la posibilidad de un desarrollo integral del país y ya entrando en periodos más recientes, nuestro paso por represores como Gustavo Díaz Ordaz (no entiendo porque en Cuernavaca existe una avenida que lleva su nombre) y Luis Echeverría Álvarez, sin olvidar a López Portillo y su campaña en solitario a la presidencia de la República con su principio de “La Solución Somos Todos” (lema que resultaba ridículo tomando en cuenta los elevados niveles de corrupción de ese periodo) tiempo después, la justicia y el ingenio popular modificaron la frase a “La Corrupción Somos Todos” algo sin duda más acertado.

Dejando de lado a corruptos intermedios del presente siglo, llegamos al recién concluido sexenio peñista, uno de los periodos más nefastos de nuestra historia en el tema que nos ocupa, a dos años de iniciado su mandato en noviembre de 2014 estalló el escándalo de “la casa blanca de la gaviota” y apenas dos meses antes la noche triste de Iguala había marcado no solo el período de EPN sino la forma en que el mundo entero vería a México en el futuro, 43 estudiantes habían desaparecido de la faz de la tierra ante una aberrante complicidad entre autoridades y crimen organizado, no había argumentos válidos, nos convertimos en un reinado de impunidad.

El principal compromiso y estandarte de Andrés Manuel López Obrador es el combate a la corrupción, incluso cuando en campaña hablaba de sus megaproyectos y se le cuestionaba de donde iba a sacar los fondos para su realización (tomando en cuenta los flacos presupuestos) él mencionaba que sería del dinero que se ahorraría nuestro país al erradicar esos vicios, incluso llegó a comentar aquello de “las escaleras se barren de arriba para abajo” pues bien, el Presidente debe redoblar esfuerzos o comprar una escoba más grande, recientemente The World Justice Project (Organismo internacional e independiente que califica el estado de derecho en el mundo) ha colocado a nuestro país en el deshonroso lugar 135 de una lista de 139 países con problemas de corrupción y violencia, somos lo peor del continente americano y solo superamos a algunos países africanos, desgraciadamente esto no resulta sorpresivo para nadie, México siempre ha transitado entre las naciones peor ubicadas cuando de medir corrupción se trata, lo inadmisible es que esto suceda precisamente cuando se supone era el tema neurálgico de la 4T, es necesario poner los objetivos arriba, ya no hay tiempo para la reflexión, los resultados ya viene demorados, “la estafa maestra” tiene únicamente a Rosario Robles tras las rejas, el tema de Odebrecht sólo mantiene encarcelado a Jorge Luis Lavalle Maury ex senador panista y un desconocido para la mayoría, mientras el principal implicado hasta hoy, cena opíparamente y con el mayor desenfado en restaurantes de lujo, algo inmoral como lo aceptó recientemente AMLO, aquí es importante mencionar uno de los culpables de que la percepción popular siga instalada en del lado de la impunidad y la falta de resultados es nada menos que el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero cuyo letargo resulta un lastre para la obtención de resultados de la presente administración, hay grandes sectores que apoyan al fiscal calificándolo como un hombre probo ¿pero acaso la ineficacia no es una forma de corrupción cuando se tiene tan alta responsabilidad con la nación?

Todo parece indicar nuestro país seguirá (como históricamente ha sido) ocupando las peores calificaciones en temas de impunidad, a estas alturas el Presidente debe tener perfectamente claro que la corrupción no será erradicada por decreto, hace falta más trabajo y un enérgico golpe de timón para cambiar el rumbo, sin duda debería existir una materia escolar que se llamara “Historia de la Corrupción en México” que pusiera a cada quien en el lugar merecido, empresarios, partidos políticos, gobiernos federales, estatales, municipales, corporaciones, servidores públicos y hasta ciudadanos somos parte activa de la mezcolanza de corruptelas existente, en este México corrupto, un cambio de chip es lo único que nos salvará del abismo.

Hablar de corrupción en México es trasladarse a un tema por todos conocido y dominado, la corrupción aquí es institucional, cultural, crónica, endémica y si me apuro a pensarlo hasta natural, un flagelo ligado a nosotros a través de nuestra historia, no existe parangón en otras latitudes, al menos no con las cifras y ejemplos existentes en esta bendita tierra.

Ya en nuestros albores como nación independiente “Su Alteza Serenísima” Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón practicaba y solapaba el despojo de tierras, tráfico de influencias, evasión de impuestos y contrabando, las cosas no fueron distintas al arribar el siglo XX con Porfirio Díaz y su acumulación de poder y privilegios socavando así la posibilidad de un desarrollo integral del país y ya entrando en periodos más recientes, nuestro paso por represores como Gustavo Díaz Ordaz (no entiendo porque en Cuernavaca existe una avenida que lleva su nombre) y Luis Echeverría Álvarez, sin olvidar a López Portillo y su campaña en solitario a la presidencia de la República con su principio de “La Solución Somos Todos” (lema que resultaba ridículo tomando en cuenta los elevados niveles de corrupción de ese periodo) tiempo después, la justicia y el ingenio popular modificaron la frase a “La Corrupción Somos Todos” algo sin duda más acertado.

Dejando de lado a corruptos intermedios del presente siglo, llegamos al recién concluido sexenio peñista, uno de los periodos más nefastos de nuestra historia en el tema que nos ocupa, a dos años de iniciado su mandato en noviembre de 2014 estalló el escándalo de “la casa blanca de la gaviota” y apenas dos meses antes la noche triste de Iguala había marcado no solo el período de EPN sino la forma en que el mundo entero vería a México en el futuro, 43 estudiantes habían desaparecido de la faz de la tierra ante una aberrante complicidad entre autoridades y crimen organizado, no había argumentos válidos, nos convertimos en un reinado de impunidad.

El principal compromiso y estandarte de Andrés Manuel López Obrador es el combate a la corrupción, incluso cuando en campaña hablaba de sus megaproyectos y se le cuestionaba de donde iba a sacar los fondos para su realización (tomando en cuenta los flacos presupuestos) él mencionaba que sería del dinero que se ahorraría nuestro país al erradicar esos vicios, incluso llegó a comentar aquello de “las escaleras se barren de arriba para abajo” pues bien, el Presidente debe redoblar esfuerzos o comprar una escoba más grande, recientemente The World Justice Project (Organismo internacional e independiente que califica el estado de derecho en el mundo) ha colocado a nuestro país en el deshonroso lugar 135 de una lista de 139 países con problemas de corrupción y violencia, somos lo peor del continente americano y solo superamos a algunos países africanos, desgraciadamente esto no resulta sorpresivo para nadie, México siempre ha transitado entre las naciones peor ubicadas cuando de medir corrupción se trata, lo inadmisible es que esto suceda precisamente cuando se supone era el tema neurálgico de la 4T, es necesario poner los objetivos arriba, ya no hay tiempo para la reflexión, los resultados ya viene demorados, “la estafa maestra” tiene únicamente a Rosario Robles tras las rejas, el tema de Odebrecht sólo mantiene encarcelado a Jorge Luis Lavalle Maury ex senador panista y un desconocido para la mayoría, mientras el principal implicado hasta hoy, cena opíparamente y con el mayor desenfado en restaurantes de lujo, algo inmoral como lo aceptó recientemente AMLO, aquí es importante mencionar uno de los culpables de que la percepción popular siga instalada en del lado de la impunidad y la falta de resultados es nada menos que el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero cuyo letargo resulta un lastre para la obtención de resultados de la presente administración, hay grandes sectores que apoyan al fiscal calificándolo como un hombre probo ¿pero acaso la ineficacia no es una forma de corrupción cuando se tiene tan alta responsabilidad con la nación?

Todo parece indicar nuestro país seguirá (como históricamente ha sido) ocupando las peores calificaciones en temas de impunidad, a estas alturas el Presidente debe tener perfectamente claro que la corrupción no será erradicada por decreto, hace falta más trabajo y un enérgico golpe de timón para cambiar el rumbo, sin duda debería existir una materia escolar que se llamara “Historia de la Corrupción en México” que pusiera a cada quien en el lugar merecido, empresarios, partidos políticos, gobiernos federales, estatales, municipales, corporaciones, servidores públicos y hasta ciudadanos somos parte activa de la mezcolanza de corruptelas existente, en este México corrupto, un cambio de chip es lo único que nos salvará del abismo.