/ martes 11 de enero de 2022

México ofrece asilo al periodista Julian Assange

México ha reiterado por voz del presidente AMLO, su ofrecimiento de asilo político en favor de Julián Assange, preso en una cárcel de Londres por la divulgación de materiales que dieron la vuelta al mundo, en los que dio a conocer los crímenes de guerra de USA tanto en Irak como en Afganistán.

El ofrecimiento del gobierno mexicano se basa en la política tradicional del país, que siempre ha otorgado asilo a perseguidos por razones de índole política o ideológica. Y esa ha sido su política desde la época de la Revolución Mexicana, con base en los lineamientos constitucionales que se fundan en la mejor tradición libertaria de México.

En todo el mundo se ha levantado el clamor de miles de personas pidiendo la libertad del periodista australiano, fundador del portal Wikileaks, preso en una cárcel británica y gravemente enfermo, quien vive bajo amenaza de ser extraditado a USA en cualquier momento para ser juzgado y, muy probablemente, sentenciado a prisión perpetua en el país de las libertades.

El famoso portal de denuncia fue fundado por un grupo de activistas adversos a las agresiones de USA contra varios países, en especial contra Irak y Afganistán. Adquirió fama mundial por sus reportes acerca de hechos violentos y agresivos cometidos por tropas norteamericanas de ocupación contra civiles inocentes, incluyendo niños.

Esos documentos –que incluyeron videos en vivo—dieron la vuelta al mundo en 2006 bajo el nombre genérico de “Asesinato colateral” y contribuyeron a desenmascarar la brutal realidad de la agresión de USA contra esas poblaciones. Hubo un video en especial donde aparecen helicópteros de USA disparando a mansalva contra civiles, incluyendo un corresponsal de guerra de la agencia Reuters.

Asimismo, los documentos dieron a conocer la doble moral de USA, país agresor que desde la época de la guerra de Vietnam había prohibido la presencia de reporteros en zonas de guerra, porque sus reportes habían contribuido a levantar la conciencia del pueblo norteamericano contra la odiosa guerra en la antigua Indochina.

En 2012, ante la persecución de que era objeto, Assange recibió asilo en la embajada de Ecuador en Londres, cuando gobernaba Rafael Correa. Posteriormente, llegó al poder Lenin Moreno, quien realizó un gobierno desastroso, que incluyó muchos actos de corrupción.

Wikileaks publicó en ese momento los famosos INA Papers, donde informó del lavado de dinero que realizaba Lenin Moreno a través de sus hijas Cristina, Irina y Karina. En represalia, Moreno suspendió el asilo y abrió las puertas de la embajada ecuatoriana a la policía londinense, que finalmente pudo arrestar al perseguido.

El asunto de Assange es claramente una persecución política. El gobierno de USA quiere encarcelarlo porque el profesional australiano tuvo la capacidad de revelar muchos secretos de la política exterior de USA, ya que no se limitó a sus actos de guerra sino que pudo acreditar que el gobierno de la gran potencia tiene redes de espionaje que abarcan todo el mundo, y las usa contra sus enemigos, e inclusive contra sus aliados más cercanos como los líderes de Alemania, Inglaterra, Francia, etc.

Uno de los compañeros de Assange en USA fue la soldado transgénero Chelsea Manning, quien facilitó la operación cibernética. Manning fue procesada y encarcelada. Barak Obama la dejó en libertad en el último día de su mandato. Posteriormente, fue encarcelada de nuevo porque se negó a dar testimonio contra Julián Assange.

El escándalo por las denuncias de Wikileaks fue muy grande. Los documentos se publicaron en todos los periódicos importantes del mundo. En USA, lo hicieron los principales diarios: New York Times, Washington Post, Los Angeles Times, etc. En México los documentos fueron publicados por los principales medios, entre ellos la Organización Editorial Mexicana, una de las más importantes del país.

El gobierno de la potencia imperial trató de impedir la publicación de los materiales en aquel país y entabló juicio ante los tribunales. Finalmente, la Suprema Corte de Justicia de USA resolvió que todo intento de censurar a la prensa es anticonstitucional. Fue un fallo trascendental de importancia histórica. Previamente, el gobierno había fracasado en su intento de procesar a Daniel Ellsberg por haber revelado los famosos Pentagon Papers, los documentos secretos del Pentágono relacionados con las decisiones militares durante la guerra de Vietnam.

Ahora bien: si toda censura a la prensa es contraria a la Constitución de USA ¿por qué el gobierno prosigue con su campaña para destruir a Julián Assange? No se puede alegar contra él ninguna razón de seguridad nacional, porque la libertad de prensa es un valor legalmente superior.

Por lo mismo, se puede afirmar que la persecución contra el fundador de Wikileaks es un acto político, constituye una venganza de los militares del Pentágono contra un activista que los exhibió a nivel mundial y que, por lo mismo, evitó que esos militares masacraran impunemente a miles de personas en aquellas guerras fracasadas.

Guerras tan fracasadas que hoy los talibanes tienen el poder en Afganistán, después de haber derrotado al ejército de USA y haberlo exhibido en toda su incapacidad, con miles de personas huyendo del país montados en el tren de aterrizaje de sus aviones de carga. Escenas muy parecidas a las de 1975, cuando el ejército de USA desocupó apresuradamente la embajada de su país en Saigón, hoy llamada Ciudad Ho Chi-Minh, capital del Vietnam unificado.

Queda claro que la persecución contra Julian Assange es una cacería política por parte de los militares de USA. Por eso, todos los periodistas del mundo se levantan contra esos hechos, y reclaman con toda energía que Assange sea puesto en libertad, y sobre todo que no vaya a morir en una prisión de USA, acosado por guardias rencorosos que obedeciendo consignas lo van a maltratar.

Por tales razones, apoyamos con toda energía la decisión del gobierno mexicano de ofrecer asilo a Julian Assange, ya que además de ser congruente con la tradición diplomática de México, trata de evitar que el periodista australiano sea víctima de la venganza de los militares de USA, buenos para perseguir activistas hasta por debajo de las piedras, pero pésimos para ganar guerras en los países del Tercer Mundo.

México ha reiterado por voz del presidente AMLO, su ofrecimiento de asilo político en favor de Julián Assange, preso en una cárcel de Londres por la divulgación de materiales que dieron la vuelta al mundo, en los que dio a conocer los crímenes de guerra de USA tanto en Irak como en Afganistán.

El ofrecimiento del gobierno mexicano se basa en la política tradicional del país, que siempre ha otorgado asilo a perseguidos por razones de índole política o ideológica. Y esa ha sido su política desde la época de la Revolución Mexicana, con base en los lineamientos constitucionales que se fundan en la mejor tradición libertaria de México.

En todo el mundo se ha levantado el clamor de miles de personas pidiendo la libertad del periodista australiano, fundador del portal Wikileaks, preso en una cárcel británica y gravemente enfermo, quien vive bajo amenaza de ser extraditado a USA en cualquier momento para ser juzgado y, muy probablemente, sentenciado a prisión perpetua en el país de las libertades.

El famoso portal de denuncia fue fundado por un grupo de activistas adversos a las agresiones de USA contra varios países, en especial contra Irak y Afganistán. Adquirió fama mundial por sus reportes acerca de hechos violentos y agresivos cometidos por tropas norteamericanas de ocupación contra civiles inocentes, incluyendo niños.

Esos documentos –que incluyeron videos en vivo—dieron la vuelta al mundo en 2006 bajo el nombre genérico de “Asesinato colateral” y contribuyeron a desenmascarar la brutal realidad de la agresión de USA contra esas poblaciones. Hubo un video en especial donde aparecen helicópteros de USA disparando a mansalva contra civiles, incluyendo un corresponsal de guerra de la agencia Reuters.

Asimismo, los documentos dieron a conocer la doble moral de USA, país agresor que desde la época de la guerra de Vietnam había prohibido la presencia de reporteros en zonas de guerra, porque sus reportes habían contribuido a levantar la conciencia del pueblo norteamericano contra la odiosa guerra en la antigua Indochina.

En 2012, ante la persecución de que era objeto, Assange recibió asilo en la embajada de Ecuador en Londres, cuando gobernaba Rafael Correa. Posteriormente, llegó al poder Lenin Moreno, quien realizó un gobierno desastroso, que incluyó muchos actos de corrupción.

Wikileaks publicó en ese momento los famosos INA Papers, donde informó del lavado de dinero que realizaba Lenin Moreno a través de sus hijas Cristina, Irina y Karina. En represalia, Moreno suspendió el asilo y abrió las puertas de la embajada ecuatoriana a la policía londinense, que finalmente pudo arrestar al perseguido.

El asunto de Assange es claramente una persecución política. El gobierno de USA quiere encarcelarlo porque el profesional australiano tuvo la capacidad de revelar muchos secretos de la política exterior de USA, ya que no se limitó a sus actos de guerra sino que pudo acreditar que el gobierno de la gran potencia tiene redes de espionaje que abarcan todo el mundo, y las usa contra sus enemigos, e inclusive contra sus aliados más cercanos como los líderes de Alemania, Inglaterra, Francia, etc.

Uno de los compañeros de Assange en USA fue la soldado transgénero Chelsea Manning, quien facilitó la operación cibernética. Manning fue procesada y encarcelada. Barak Obama la dejó en libertad en el último día de su mandato. Posteriormente, fue encarcelada de nuevo porque se negó a dar testimonio contra Julián Assange.

El escándalo por las denuncias de Wikileaks fue muy grande. Los documentos se publicaron en todos los periódicos importantes del mundo. En USA, lo hicieron los principales diarios: New York Times, Washington Post, Los Angeles Times, etc. En México los documentos fueron publicados por los principales medios, entre ellos la Organización Editorial Mexicana, una de las más importantes del país.

El gobierno de la potencia imperial trató de impedir la publicación de los materiales en aquel país y entabló juicio ante los tribunales. Finalmente, la Suprema Corte de Justicia de USA resolvió que todo intento de censurar a la prensa es anticonstitucional. Fue un fallo trascendental de importancia histórica. Previamente, el gobierno había fracasado en su intento de procesar a Daniel Ellsberg por haber revelado los famosos Pentagon Papers, los documentos secretos del Pentágono relacionados con las decisiones militares durante la guerra de Vietnam.

Ahora bien: si toda censura a la prensa es contraria a la Constitución de USA ¿por qué el gobierno prosigue con su campaña para destruir a Julián Assange? No se puede alegar contra él ninguna razón de seguridad nacional, porque la libertad de prensa es un valor legalmente superior.

Por lo mismo, se puede afirmar que la persecución contra el fundador de Wikileaks es un acto político, constituye una venganza de los militares del Pentágono contra un activista que los exhibió a nivel mundial y que, por lo mismo, evitó que esos militares masacraran impunemente a miles de personas en aquellas guerras fracasadas.

Guerras tan fracasadas que hoy los talibanes tienen el poder en Afganistán, después de haber derrotado al ejército de USA y haberlo exhibido en toda su incapacidad, con miles de personas huyendo del país montados en el tren de aterrizaje de sus aviones de carga. Escenas muy parecidas a las de 1975, cuando el ejército de USA desocupó apresuradamente la embajada de su país en Saigón, hoy llamada Ciudad Ho Chi-Minh, capital del Vietnam unificado.

Queda claro que la persecución contra Julian Assange es una cacería política por parte de los militares de USA. Por eso, todos los periodistas del mundo se levantan contra esos hechos, y reclaman con toda energía que Assange sea puesto en libertad, y sobre todo que no vaya a morir en una prisión de USA, acosado por guardias rencorosos que obedeciendo consignas lo van a maltratar.

Por tales razones, apoyamos con toda energía la decisión del gobierno mexicano de ofrecer asilo a Julian Assange, ya que además de ser congruente con la tradición diplomática de México, trata de evitar que el periodista australiano sea víctima de la venganza de los militares de USA, buenos para perseguir activistas hasta por debajo de las piedras, pero pésimos para ganar guerras en los países del Tercer Mundo.