/ lunes 29 de junio de 2020

México "Prieto"

"Con el clasismo y el racismo no se dialoga. Tienen que ser desterrados de México, no vamos a negociarlo" así de contundentes las palabras del actor Tenoch Huerta en el encuentro organizado por CONAPRED.

Zoques, Mixtecas, Tzotziles, Tzeltales, Mazahuas, Mazatecos, Huastecos, Choles, Purépechas, Chinantecas, Mixes, Tlapanecos, Choles y muchos pueblos indígenas más, forman parte del hermoso mosaico cultural de nuestro gran país; 68 etnias y 10 millones de mexicanos, en un país de 130 millones de individuos cuya piel y sangre están enriquecidas por el mestizaje. Sin embargo, en este país de absurdos, ser indígena representa ser víctima de discriminación, significa un obstáculo para acceder a mejores niveles de vida, a espacios, incluso le resta valor a la opinión de la persona y a su libertad para expresarla.

Desgraciadamente en México, las costumbres discriminatorias fueron tan aceptadas durante tantos años que hoy en día parecen estar en nuestro chip, el bebé era lindo si nacía blanco, pero resulta casi imposible hacer llegar a la población, la necesidad de terminar con este cáncer cuando la clase política, quienes disfrutan de un espacio y una voz, perdieron de vista no solo la gravedad de la práctica sino el simple concepto.

Tal vez el asunto del CONAPRED, del foro fallido y el comediante Chumel Torres, vino a echar leña al fuego, pero se trata de una hoguera encendida por siglos, el clasismo y el racismo lo vivimos en todas las épocas, representado de muchas formas pero siempre presente y para colmo del cinismo, disfrazado incluso de Libertad de Expresión.

En el almanaque de la ignominia, podemos recordar a Gabriel Quadri ex candidato a la presidencia de la República, quien dijo hace cosa de un año que Oaxaca, Chiapas y Guerrero significaban una carga para el país y más recientemente a Jorge Castañeda Gutman, en un programa de televisión refiriéndose despectivamente a Putla Villa de Guerrero (un digno pueblo del sur de Oaxaca fundado por mixtecos), el ex canciller lo calificó como un pueblo “arrabalero y horroroso”. El comentario clasista fue coronado y festejado con las risillas de Leo Zuckermann y Héctor Aguilar Camín, ellos jamás atinaron a corregir el infortunado y peyorativo comentario, rara conclusión si tomamos en cuenta los orígenes políticos de Castañeda en el Partido Comunista Mexicano.

Andrés Manuel López Obrador, mencionó este hecho en su conferencia del lunes, solicitando una disculpa pública de parte del Político, analista, pero sobre todo ex servidor público.

Hace unos días al Presidente se le ocurrió mencionar la desaparición de la CONAPRED, insinuación que le representó una lluvia de críticas, pues bien aquí esta una oportunidad inmejorable para hacer valer sus funciones, el Ayuntamiento de Putla Villa de Guerrero ha exigido disculpas públicas y la intervención del Gobierno Estatal.

EL Presidente se equivoca al considerar siquiera posible la desaparición de CONAPRED, por el contrario urge fortalecerlo. Cuando dijo desconocer sus atribuciones y acciones fue motivo de escándalo e indignación, eso significa un pobre análisis de sus palabras ¿o acaso realmente creemos que la mayoría de los mexicanos saben el significado de CONAPRED?

¿La población indígena que todos los días y en todos los rincones del país sufre de discriminación, sabrá de la existencia de un organismo en vela por sus derechos y sobre todo, se siente con la confianza necesaria para recurrir en caso necesario? Si preguntamos de manera aleatoria, segura estoy nos llevaríamos una desagradable sorpresa.

La lucha contra cualquier tipo de discriminación no dará resultados sin nuestra contribución; entendamos a la libertad de expresión como un contrapeso al autoritarismo, pero de ninguna manera como el vínculo para atacar a los sectores siempre vulnerados; vivimos en un México orgullosamente “prieto” por la sangre de nuestro glorioso pasado, no importa el color de piel que tengamos, si nacimos en esta gran nación seguramente esa sangre corre por nuestras venas.

"Con el clasismo y el racismo no se dialoga. Tienen que ser desterrados de México, no vamos a negociarlo" así de contundentes las palabras del actor Tenoch Huerta en el encuentro organizado por CONAPRED.

Zoques, Mixtecas, Tzotziles, Tzeltales, Mazahuas, Mazatecos, Huastecos, Choles, Purépechas, Chinantecas, Mixes, Tlapanecos, Choles y muchos pueblos indígenas más, forman parte del hermoso mosaico cultural de nuestro gran país; 68 etnias y 10 millones de mexicanos, en un país de 130 millones de individuos cuya piel y sangre están enriquecidas por el mestizaje. Sin embargo, en este país de absurdos, ser indígena representa ser víctima de discriminación, significa un obstáculo para acceder a mejores niveles de vida, a espacios, incluso le resta valor a la opinión de la persona y a su libertad para expresarla.

Desgraciadamente en México, las costumbres discriminatorias fueron tan aceptadas durante tantos años que hoy en día parecen estar en nuestro chip, el bebé era lindo si nacía blanco, pero resulta casi imposible hacer llegar a la población, la necesidad de terminar con este cáncer cuando la clase política, quienes disfrutan de un espacio y una voz, perdieron de vista no solo la gravedad de la práctica sino el simple concepto.

Tal vez el asunto del CONAPRED, del foro fallido y el comediante Chumel Torres, vino a echar leña al fuego, pero se trata de una hoguera encendida por siglos, el clasismo y el racismo lo vivimos en todas las épocas, representado de muchas formas pero siempre presente y para colmo del cinismo, disfrazado incluso de Libertad de Expresión.

En el almanaque de la ignominia, podemos recordar a Gabriel Quadri ex candidato a la presidencia de la República, quien dijo hace cosa de un año que Oaxaca, Chiapas y Guerrero significaban una carga para el país y más recientemente a Jorge Castañeda Gutman, en un programa de televisión refiriéndose despectivamente a Putla Villa de Guerrero (un digno pueblo del sur de Oaxaca fundado por mixtecos), el ex canciller lo calificó como un pueblo “arrabalero y horroroso”. El comentario clasista fue coronado y festejado con las risillas de Leo Zuckermann y Héctor Aguilar Camín, ellos jamás atinaron a corregir el infortunado y peyorativo comentario, rara conclusión si tomamos en cuenta los orígenes políticos de Castañeda en el Partido Comunista Mexicano.

Andrés Manuel López Obrador, mencionó este hecho en su conferencia del lunes, solicitando una disculpa pública de parte del Político, analista, pero sobre todo ex servidor público.

Hace unos días al Presidente se le ocurrió mencionar la desaparición de la CONAPRED, insinuación que le representó una lluvia de críticas, pues bien aquí esta una oportunidad inmejorable para hacer valer sus funciones, el Ayuntamiento de Putla Villa de Guerrero ha exigido disculpas públicas y la intervención del Gobierno Estatal.

EL Presidente se equivoca al considerar siquiera posible la desaparición de CONAPRED, por el contrario urge fortalecerlo. Cuando dijo desconocer sus atribuciones y acciones fue motivo de escándalo e indignación, eso significa un pobre análisis de sus palabras ¿o acaso realmente creemos que la mayoría de los mexicanos saben el significado de CONAPRED?

¿La población indígena que todos los días y en todos los rincones del país sufre de discriminación, sabrá de la existencia de un organismo en vela por sus derechos y sobre todo, se siente con la confianza necesaria para recurrir en caso necesario? Si preguntamos de manera aleatoria, segura estoy nos llevaríamos una desagradable sorpresa.

La lucha contra cualquier tipo de discriminación no dará resultados sin nuestra contribución; entendamos a la libertad de expresión como un contrapeso al autoritarismo, pero de ninguna manera como el vínculo para atacar a los sectores siempre vulnerados; vivimos en un México orgullosamente “prieto” por la sangre de nuestro glorioso pasado, no importa el color de piel que tengamos, si nacimos en esta gran nación seguramente esa sangre corre por nuestras venas.