Lo dijimos en esta columna el 3 de marzo, el Poder Legislativo Federal se sumó de manera unánime a la iniciativa de aprobar la creación de este Cuerpo Policiaco. Los líderes de las diferentes facciones partidarias en México se alinearon y aprobaron el proyecto de Andrés Manuel. En el mismo se dejó claro y así lo ordena la ley, que el Presidente de la República tendrá la facultad de designar al responsable de esta Institución, que puede ser un militar activo o un marino; éstos en retiro o un civil; hasta ahí, la norma, la unanimidad, no podemos olvidar que además se aprobó no por 17 sino por las 32 legislaturas locales, porque estamos hábidos de que regrese la seguridad a nuestras familias, a nuestros bienes y en general al país.
¿QUIÉN GARANTIZA LA SEGURIDAD NACIONAL?
Reitero que la Constitución faculta a Andrés Manuel a nombrar a quien para él, garantice el funcionamiento y los resultados de la Guardia Nacional. La unanimidad de la aprobación no incluyó, como lo señalé, nombrar a un civil o a un marino con determinadas características, lo que sí, es haber dejado al Presidente la facultad que se convierte en derecho al ejercerla para designar a quien tenga las características idóneas para un cargo tan delicado.
BENEFICIO DE LA DUDA
Como un hecho indiscutible y real, y es del dominio público, los civiles que han dirigido todas las policías federales y locales han fracasado en darnos seguridad a los mexicanos, por ello, ante esto, la mejor opción, y dar el beneficio de la duda ante los resultados de los civiles, es nombrar un militar activo, que por su currículo pueda crear la expectativa -no hay certidumbre al respecto- de atenuar, disminuir y finalmente devolver al país la seguridad que hemos perdido.
Pensar que un cuerpo colectivo de esta magnitud en el que los principales elementos son de los institutos armados del país, fuera dirigido por un civil, estaría condenado al fracaso. No debemos olvidar que el principal elemento de organización, planeación y obtener resultados a corto, mediano y largo plazos, es a través de un diagnóstico, y sobre todo el elemento fundamental para nosotros que es la disciplina, la fuerza de voluntad que hay que poner para rescatar la seguridad, y sobre todo atender a lo que los mexicanos estamos clamando, no podemos seguir viviendo en la incertidumbre de muertos colaterales, daños por las torpezas de las diferentes acciones policíacas, y frente a ello -como dijimos antes sería un exhorto a los que se oponen a la designación del militar-, hay que darle igualmente a Andrés Manuel el beneficio de la duda, ante los fracasos reiterados del pasado.
¡QUEREMOS HACER JUNTOS UNA NUEVA HISTORIA!
Finalmente tenemos que ratificar que si bien es cierto que el Poder Legislativo Federal se reunió, discutió y aprobó la iniciativa, ésta no obliga a Andrés Manuel a nombrar a un civil para dirigir la Guardia Nacional. Yo como los 30 millones de mexicanos que votamos por un nuevo gobierno, estamos seguros de que la Guardia Nacional con el militar que la dirija, nos devolverá la seguridad que merecemos todos los mexicanos.
Dejamos una última reflexión a quienes nos honran leyendo esta columna ¿si fracasa el militar nuevamente podremos aplicar diversas alternativas de solución?
Director de la Programación Digital de la Revista de Derecho Familiar “Pater Familias” de la UNAM.