/ martes 9 de agosto de 2022

La corrupción y rezagos en PC Cuernavaca

Además de la inseguridad, la contracción del mercado por el decrecimiento económico y la inflación, otro factor de deterioro para la actividad económica en Cuernavaca es la corrupción que durante la última década ha sido una constante entre los inspectores del Ayuntamiento local y que ha sido tolerada o hasta fomentada por los titulares de dependencias como Gobernación municipal y Protección Civil. Si bien todo apunta a que en la administración de José Luis Urióstegui las cosas cambiarán para bien en esa materia, convendría pensar en la urgencia de un mayor involucramiento de los titulares de las áreas en el contacto con los empresarios, lo que permitiría escuchar todas las quejas que tienen sobre los abusos de inspectores.

Porque es cierto que el Ayuntamiento tiene la misión de ordenar las actividades productivas en la ciudad y garantizar que las mismas sean seguras para el público, pero tendrían que revisarse los procedimientos por los que tales garantías pueden ofrecerse sin provocar un mayor daño al desarrollo económico del municipio (y esto aplica para los 36 de Morelos y los casi 2 mil 500 del país). Una idea podría ser que después de una visita de inspección que derive en una notificación de clausura, el titular del área visite (antes de la misma) el negocio en cuestión para ver formas de apoyo para regularizarlo, y hasta verificar que la sanción sea procedente.

En el caso de Cuernavaca, la llegada de Frankie Mondragón Salgado a la dirección de protección civil de la ciudad bien podría no sólo abatir el rezago enorme que confiesa tener en materia de inspecciones, sino también instaurar una nueva política de acción más cercana a la comunidad, lo que podría abatir la posibilidad de corruptelas, pero también permitiría el fomento a una cultura de protección civil que no lesione el desarrollo económico que tanto urge a la ciudad.

Porque si bien las cifras de crecimiento para Morelos parecen alentadoras, lo cierto es que la incipiente recuperación económica del estado es impulsada por la actividad industrial, que en Cuernavaca es de moderada a baja. En cambio, el sector terciario, predominante en la ciudad, ha crecido incluso por debajo del aumento poblacional. El Ayuntamiento debería tener entonces una estrategia seria y permanente para el impulso a los negocios locales, y ello depende de la agilidad en los trámites y la ausencia de corrupción en los mecanismos de apertura, pero también en las supervisiones del municipio a los particulares.

Por lo pronto, el encono de muchos empresarios contra las pasadas administraciones de protección civil municipal podría dificultar el trabajo del nuevo funcionario quien además, llega después de un melodrama de esos que parecen volverse la patente de la política en Morelos. Mondragón Salgado llegó a ocupar el cargo del que Paola Hernández fue removida el 10 de junio junto con otros funcionarios cuyas probables omisiones llevaron al accidente en el Paseo Ribereño tres días antes. Para algunos, el propio Mondragón Salgado habría armado una campaña en contra de la coordinación señalando fallas y algunos que podrían considerarse más errores de percepción que ineptitudes en el servicio público.

El área de Protección Civil había sido objeto de constantes reclamos y denuncias de corrupción en las administraciones anteriores, y si bien durante el primer semestre de José Luis Urióstegui a cargo del ayuntamiento esas denuncias fueron sensiblemente menos, el accidente del puente colgante en el paseo ribereño volvió a poner los reflectores sobre la polémica oficina. Así que un cambio en las formas de actuar de la dependencia municipal no sólo es deseable, puede incluso marcar la diferencia entre sobrevivir en el gabinete del alcalde o cerrar para siempre la carrera en el funcionariado público. Sobre todo cuando ya ha quedado claro que el alcalde es un jefe estricto en el municipio.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Además de la inseguridad, la contracción del mercado por el decrecimiento económico y la inflación, otro factor de deterioro para la actividad económica en Cuernavaca es la corrupción que durante la última década ha sido una constante entre los inspectores del Ayuntamiento local y que ha sido tolerada o hasta fomentada por los titulares de dependencias como Gobernación municipal y Protección Civil. Si bien todo apunta a que en la administración de José Luis Urióstegui las cosas cambiarán para bien en esa materia, convendría pensar en la urgencia de un mayor involucramiento de los titulares de las áreas en el contacto con los empresarios, lo que permitiría escuchar todas las quejas que tienen sobre los abusos de inspectores.

Porque es cierto que el Ayuntamiento tiene la misión de ordenar las actividades productivas en la ciudad y garantizar que las mismas sean seguras para el público, pero tendrían que revisarse los procedimientos por los que tales garantías pueden ofrecerse sin provocar un mayor daño al desarrollo económico del municipio (y esto aplica para los 36 de Morelos y los casi 2 mil 500 del país). Una idea podría ser que después de una visita de inspección que derive en una notificación de clausura, el titular del área visite (antes de la misma) el negocio en cuestión para ver formas de apoyo para regularizarlo, y hasta verificar que la sanción sea procedente.

En el caso de Cuernavaca, la llegada de Frankie Mondragón Salgado a la dirección de protección civil de la ciudad bien podría no sólo abatir el rezago enorme que confiesa tener en materia de inspecciones, sino también instaurar una nueva política de acción más cercana a la comunidad, lo que podría abatir la posibilidad de corruptelas, pero también permitiría el fomento a una cultura de protección civil que no lesione el desarrollo económico que tanto urge a la ciudad.

Porque si bien las cifras de crecimiento para Morelos parecen alentadoras, lo cierto es que la incipiente recuperación económica del estado es impulsada por la actividad industrial, que en Cuernavaca es de moderada a baja. En cambio, el sector terciario, predominante en la ciudad, ha crecido incluso por debajo del aumento poblacional. El Ayuntamiento debería tener entonces una estrategia seria y permanente para el impulso a los negocios locales, y ello depende de la agilidad en los trámites y la ausencia de corrupción en los mecanismos de apertura, pero también en las supervisiones del municipio a los particulares.

Por lo pronto, el encono de muchos empresarios contra las pasadas administraciones de protección civil municipal podría dificultar el trabajo del nuevo funcionario quien además, llega después de un melodrama de esos que parecen volverse la patente de la política en Morelos. Mondragón Salgado llegó a ocupar el cargo del que Paola Hernández fue removida el 10 de junio junto con otros funcionarios cuyas probables omisiones llevaron al accidente en el Paseo Ribereño tres días antes. Para algunos, el propio Mondragón Salgado habría armado una campaña en contra de la coordinación señalando fallas y algunos que podrían considerarse más errores de percepción que ineptitudes en el servicio público.

El área de Protección Civil había sido objeto de constantes reclamos y denuncias de corrupción en las administraciones anteriores, y si bien durante el primer semestre de José Luis Urióstegui a cargo del ayuntamiento esas denuncias fueron sensiblemente menos, el accidente del puente colgante en el paseo ribereño volvió a poner los reflectores sobre la polémica oficina. Así que un cambio en las formas de actuar de la dependencia municipal no sólo es deseable, puede incluso marcar la diferencia entre sobrevivir en el gabinete del alcalde o cerrar para siempre la carrera en el funcionariado público. Sobre todo cuando ya ha quedado claro que el alcalde es un jefe estricto en el municipio.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx