/ jueves 11 de agosto de 2022

La inseguridad en Huitzilac

Huitzilac es el municipio más al norte de Morelos, su clima frío y geografía boscosa lo ha hecho el refugio de muchas personas que buscan la paz de sus cabañas y el clima frío, al grado de que la migración al municipio y el tráfico, a veces ilegal, de tierras para uso habitacional en la zona, ha contribuido a que su población aumente más de 40% en la última década, el mismo período en que ha pasado de ser una zona moderadamente peligrosa, a una de alto riesgo para los visitantes, lo que ha reconocido incluso el Fiscal General del estado, Uriel Carmona Gándara.

Pese a los atractivos turísticos, escénicos y hasta de inversión que podría tener el municipio, el salario promedio mensual es de dos mil 600 pesos, la mitad del salario mínimo en México; con datos similares en la economía formal que en la informal. Casi la mitad de las unidades económicas del municipio, 47.4% se dedican al comercio al menudeo; 19.5% a servicios de alojamiento y preparación de alimentos y bebidas; y 12.2% a la manufactura industrial. A ello tendría que sumarse el abandono del gobierno estatal que el municipio ha sufrido desde hace más de una década y que ha permitido la operación prácticamente en la impunidad de grupos criminales dedicados a diversos ilícitos, robo, secuestro, tala ilegal de bosques y narcotráfico. Huitzilac colinda con el Estado de México y la Ciudad de México y forma un triángulo con pueblos como Topilejo, Lagunas de Zempoala y Coyoltepec, donde la inseguridad se ha vuelto crónica.

Para el Fiscal, parte del problema es que la migración a Huitzilac ha favorecido la “importación” de criminales de los estados vecinos que se han asentado en el municipio, desde Tres Marías hasta Coajomulco, pasando por la cabecera municipal. Y aunque para la autoridad prosecutora puede estar muy claro el mapa, a las víctimas de delitos lo último que podría importarles es la proveniencia del sujeto que los está sometiendo, en todo caso lo que urgiría es que el trazo de una estrategia de seguridad para la zona. Y cierto que para tal plan de seguridad probablemente se requieran perfiles demográficos de los malandros y todo eso, pero en términos de interés público, lo que urge es que las autoridades de seguridad expongan lo que va a hacerse para abatir la inseguridad que ya ha llevado a que la población participe en linchamientos y otras vindicaciones en la zona. Es urgente, porque la población de Huiztilac y la que transita obligatoriamente por el municipio para ir a la Ciudad de México o a Toluca, no tendría que vivir en el perpetuo riesgo que hoy padecen en esa tierra de nadie.

Y no es fácil, en el 2021, Huitzilac tenía 14 policías municipales, los que debían cuidar una extensión de 190 kilómetros cuadrados, o a una población de 24 mil 500 habitantes. Es decir, cada elemento en promedio tendría que proteger a más de mil 700 personas distribuidas en una larga extensión territorial. No extraña entonces que entre el crecimiento poblacional, la marginación y la falta de oportunidades, la incidencia delictiva en el municipio haya crecido 200% en homicidios, 150% en daño a la propiedad y 100% en otros delitos del fuero común.

Además, en términos reales, las acciones de coordinación entre la autoridad estatal y la municipal resultan sorprendentemente lentas pese a la cercanía del municipio con el centro de Cuernavaca que supone un viaje de entre 26 y 35 minutos (recordemos el linchamiento en Hutzilac, septiembre de 2021, en que entre el primer reporte de los hechos y el primer intento de acción del gobierno estatal transcurrieron más de tres horas).

El llamado del fiscal a evitar transitar de noche por Huitzilac parece la claudicación del Estado, el ceder la plaza a grupos delictivos. Cierto que la garantía de seguridad para la ciudadanía no le toca directamente a la Fiscalía General del Estado, pero tampoco podríamos decir que la Comisión Estatal de Seguridad Pública esté muy activa en la zona intentando brindar seguridad en Huitzilac.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx


Huitzilac es el municipio más al norte de Morelos, su clima frío y geografía boscosa lo ha hecho el refugio de muchas personas que buscan la paz de sus cabañas y el clima frío, al grado de que la migración al municipio y el tráfico, a veces ilegal, de tierras para uso habitacional en la zona, ha contribuido a que su población aumente más de 40% en la última década, el mismo período en que ha pasado de ser una zona moderadamente peligrosa, a una de alto riesgo para los visitantes, lo que ha reconocido incluso el Fiscal General del estado, Uriel Carmona Gándara.

Pese a los atractivos turísticos, escénicos y hasta de inversión que podría tener el municipio, el salario promedio mensual es de dos mil 600 pesos, la mitad del salario mínimo en México; con datos similares en la economía formal que en la informal. Casi la mitad de las unidades económicas del municipio, 47.4% se dedican al comercio al menudeo; 19.5% a servicios de alojamiento y preparación de alimentos y bebidas; y 12.2% a la manufactura industrial. A ello tendría que sumarse el abandono del gobierno estatal que el municipio ha sufrido desde hace más de una década y que ha permitido la operación prácticamente en la impunidad de grupos criminales dedicados a diversos ilícitos, robo, secuestro, tala ilegal de bosques y narcotráfico. Huitzilac colinda con el Estado de México y la Ciudad de México y forma un triángulo con pueblos como Topilejo, Lagunas de Zempoala y Coyoltepec, donde la inseguridad se ha vuelto crónica.

Para el Fiscal, parte del problema es que la migración a Huitzilac ha favorecido la “importación” de criminales de los estados vecinos que se han asentado en el municipio, desde Tres Marías hasta Coajomulco, pasando por la cabecera municipal. Y aunque para la autoridad prosecutora puede estar muy claro el mapa, a las víctimas de delitos lo último que podría importarles es la proveniencia del sujeto que los está sometiendo, en todo caso lo que urgiría es que el trazo de una estrategia de seguridad para la zona. Y cierto que para tal plan de seguridad probablemente se requieran perfiles demográficos de los malandros y todo eso, pero en términos de interés público, lo que urge es que las autoridades de seguridad expongan lo que va a hacerse para abatir la inseguridad que ya ha llevado a que la población participe en linchamientos y otras vindicaciones en la zona. Es urgente, porque la población de Huiztilac y la que transita obligatoriamente por el municipio para ir a la Ciudad de México o a Toluca, no tendría que vivir en el perpetuo riesgo que hoy padecen en esa tierra de nadie.

Y no es fácil, en el 2021, Huitzilac tenía 14 policías municipales, los que debían cuidar una extensión de 190 kilómetros cuadrados, o a una población de 24 mil 500 habitantes. Es decir, cada elemento en promedio tendría que proteger a más de mil 700 personas distribuidas en una larga extensión territorial. No extraña entonces que entre el crecimiento poblacional, la marginación y la falta de oportunidades, la incidencia delictiva en el municipio haya crecido 200% en homicidios, 150% en daño a la propiedad y 100% en otros delitos del fuero común.

Además, en términos reales, las acciones de coordinación entre la autoridad estatal y la municipal resultan sorprendentemente lentas pese a la cercanía del municipio con el centro de Cuernavaca que supone un viaje de entre 26 y 35 minutos (recordemos el linchamiento en Hutzilac, septiembre de 2021, en que entre el primer reporte de los hechos y el primer intento de acción del gobierno estatal transcurrieron más de tres horas).

El llamado del fiscal a evitar transitar de noche por Huitzilac parece la claudicación del Estado, el ceder la plaza a grupos delictivos. Cierto que la garantía de seguridad para la ciudadanía no le toca directamente a la Fiscalía General del Estado, pero tampoco podríamos decir que la Comisión Estatal de Seguridad Pública esté muy activa en la zona intentando brindar seguridad en Huitzilac.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx