/ lunes 8 de agosto de 2022

¿Reyes contra Bravo?

Si al final el alcalde de Jiutepec, Rafael Reyes, decidiera separarse del cargo para contender por la dirigencia de Morena en Morelos, será porque hay acuerdos ya con los suficientes consejeros como para convertirse en el presidente estatal del partido. Hasta ahora nada apunta a que tales consensos existan, aunque es bien sabido que se ha operado para que los simpatizantes de Margarita González, Lucía Meza, Juan Ángel Flores, Rabindranath Salazar, y el propio Rafa, fortalezcan sus posiciones frente al embate de quienes muchos consideran los arribistas que apoyarían al otro nuevo cuadro morenista, Ulises Bravo, hermano del gobernador, Cuauhtémoc Blanco.

Falta que los números les alcancen porque cada uno de los grupos tienen sus alegres cuentas que reparten veintenas de consejeros por lado aunque todos reconocen que, al momento, ninguno de los notables en Morena tendría el control de lo que ocurrirá el próximo sábado, cuando los morelenses simpatizantes del partido estrenen presidente. Por supuesto que a quienes no simpatizan con Rafa Reyes o con Ulises Bravo, la sola mención de cualquiera de ellos representa una catástrofe para el partido que vive un momento crítico en el estado. Eso no debe extrañar porque en cuestión de filias políticas podría concluirse que todos los políticos fuera de la simpatía personal que despierte cada uno son impresentables. Lo que en todo caso debería importar a los morelenses es el perfil de los aspirantes a la dirigencia y lo que implicaría esa suma de preparación y personalidad a la política local y partidista.

Ulises Bravo ha demostrado que tiene cierta influencia, asociada básicamente a la posición de su hermano y la operación política al viejo estilo (el del acarreo y la compra y coacción del voto, según todo apunta), aunque su discurso parece conciliador se trata de un personaje duro, de ruptura, carece de puentes con la oposición que lo observa con recelo, igual que muchos al interior de Morena, Ulises tiene la misión de perpetuar el proyecto político del grupo de Cuauhtémoc Blanco y, para ello, usa los postulados del lopezobradorismo en el discurso, pero no necesariamente en la práctica política. Con esos componentes, un comité dirigido por Bravo convertiría a Morena en una suerte de maquinaria electoral (no necesariamente efectiva, como se percibe por los resultados de los partidos Encuentro Social y Encuentro Solidario en el 2021, que fueron mayormente operados por el equipo de Ulises) que mantuviera una posición de ruptura hacia fuera del partido, pero también dentro, con los liderazgos tradicionales de la izquierda morelense.

Rafael Reyes Reyes, es un político con experiencia formado en la tradición de la política priista. Inició su carrera política junto a Juan Salgado Brito, actualmente uno de los políticos morelenses más respetados tanto en Morena como en el resto de los partidos. De Salgado Brito, Rafa aprendió al diálogo y la construcción de acuerdos, un arte que maneja como pocos en su generación, ello le ayudó para ser secretario municipal en Jiutepec (uno de los municipios más difíciles en materia de conflictividad política en el estado) y luego candidato a la alcaldía, alcalde y alcalde reelecto. Fue el alcalde de Morena que más votos logró en la elección del 2021, lo que podría hablar bien de su experiencia para operar comicios. Rafael Reyes no proviene del PRD como la mayoría de los morenistas connotados de Morelos, pero siempre se ha decantado por la izquierda y, al igual que Salgado Brito, se ha declarado lopezobradorista, lo que aparentemente es un requisito en Morena. A diferencia de Ulises Bravo, Reyes Reyes tiene puentes con la oposición y también al interior del partido, que podrían acabar con el recelo interno después de la cuestionada y cuestionable elección de consejeros nacionales. Eso sí, si Rafa Reyes es dirigente de Morena, prácticamente estaría anulando su aspiración para ser candidato a gobernador, por lo menos para el 2024.

El alcalde de Jiutepec tiene que definir: 1) si tiene el respaldo suficiente para ganar la dirigencia de Morena en el estado sin salir muy raspado en el proceso; 2) si conviene en cuestiones de su carrera política si conviene más ser dirigente estatal de un partido que alcalde del municipio que concentra la actividad industrial de Morelos; y 3) si ese movimiento le ayudará en su proyecto político personal hacia la gubernatura del estado.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Si al final el alcalde de Jiutepec, Rafael Reyes, decidiera separarse del cargo para contender por la dirigencia de Morena en Morelos, será porque hay acuerdos ya con los suficientes consejeros como para convertirse en el presidente estatal del partido. Hasta ahora nada apunta a que tales consensos existan, aunque es bien sabido que se ha operado para que los simpatizantes de Margarita González, Lucía Meza, Juan Ángel Flores, Rabindranath Salazar, y el propio Rafa, fortalezcan sus posiciones frente al embate de quienes muchos consideran los arribistas que apoyarían al otro nuevo cuadro morenista, Ulises Bravo, hermano del gobernador, Cuauhtémoc Blanco.

Falta que los números les alcancen porque cada uno de los grupos tienen sus alegres cuentas que reparten veintenas de consejeros por lado aunque todos reconocen que, al momento, ninguno de los notables en Morena tendría el control de lo que ocurrirá el próximo sábado, cuando los morelenses simpatizantes del partido estrenen presidente. Por supuesto que a quienes no simpatizan con Rafa Reyes o con Ulises Bravo, la sola mención de cualquiera de ellos representa una catástrofe para el partido que vive un momento crítico en el estado. Eso no debe extrañar porque en cuestión de filias políticas podría concluirse que todos los políticos fuera de la simpatía personal que despierte cada uno son impresentables. Lo que en todo caso debería importar a los morelenses es el perfil de los aspirantes a la dirigencia y lo que implicaría esa suma de preparación y personalidad a la política local y partidista.

Ulises Bravo ha demostrado que tiene cierta influencia, asociada básicamente a la posición de su hermano y la operación política al viejo estilo (el del acarreo y la compra y coacción del voto, según todo apunta), aunque su discurso parece conciliador se trata de un personaje duro, de ruptura, carece de puentes con la oposición que lo observa con recelo, igual que muchos al interior de Morena, Ulises tiene la misión de perpetuar el proyecto político del grupo de Cuauhtémoc Blanco y, para ello, usa los postulados del lopezobradorismo en el discurso, pero no necesariamente en la práctica política. Con esos componentes, un comité dirigido por Bravo convertiría a Morena en una suerte de maquinaria electoral (no necesariamente efectiva, como se percibe por los resultados de los partidos Encuentro Social y Encuentro Solidario en el 2021, que fueron mayormente operados por el equipo de Ulises) que mantuviera una posición de ruptura hacia fuera del partido, pero también dentro, con los liderazgos tradicionales de la izquierda morelense.

Rafael Reyes Reyes, es un político con experiencia formado en la tradición de la política priista. Inició su carrera política junto a Juan Salgado Brito, actualmente uno de los políticos morelenses más respetados tanto en Morena como en el resto de los partidos. De Salgado Brito, Rafa aprendió al diálogo y la construcción de acuerdos, un arte que maneja como pocos en su generación, ello le ayudó para ser secretario municipal en Jiutepec (uno de los municipios más difíciles en materia de conflictividad política en el estado) y luego candidato a la alcaldía, alcalde y alcalde reelecto. Fue el alcalde de Morena que más votos logró en la elección del 2021, lo que podría hablar bien de su experiencia para operar comicios. Rafael Reyes no proviene del PRD como la mayoría de los morenistas connotados de Morelos, pero siempre se ha decantado por la izquierda y, al igual que Salgado Brito, se ha declarado lopezobradorista, lo que aparentemente es un requisito en Morena. A diferencia de Ulises Bravo, Reyes Reyes tiene puentes con la oposición y también al interior del partido, que podrían acabar con el recelo interno después de la cuestionada y cuestionable elección de consejeros nacionales. Eso sí, si Rafa Reyes es dirigente de Morena, prácticamente estaría anulando su aspiración para ser candidato a gobernador, por lo menos para el 2024.

El alcalde de Jiutepec tiene que definir: 1) si tiene el respaldo suficiente para ganar la dirigencia de Morena en el estado sin salir muy raspado en el proceso; 2) si conviene en cuestiones de su carrera política si conviene más ser dirigente estatal de un partido que alcalde del municipio que concentra la actividad industrial de Morelos; y 3) si ese movimiento le ayudará en su proyecto político personal hacia la gubernatura del estado.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx