/ viernes 13 de septiembre de 2019

Poderes en vilo…

Mientras los poderes Legislativo y Judicial no terminan de ponerse de acuerdo, dejando a sus órganos de gobierno en la duda jurídica y erosionando aún más sus ya de por sí terribles relaciones, la imagen de las instituciones en Morelos sigue cayendo. El expediente de la lucha política es vasto y asequible a los ciudadanos en medio del cinismo de una clase política que ha perdido las formas.

Se promueve desde diversos sectores el cambio de personajes en los entramados políticos, como si ello trajera soluciones. Plantearíamos, ¿hay alguna persona que, por sí misma signifique la mejora inmediata o a mediano plazo de la gestión pública en el Legislativo o el Judicial? No lo parece y mientras se discuten personalidades, las políticas públicas y los sistemas de gestión interna en los poderes siguen siendo un fracaso profundo. No parece haber un esquema para lograr que los actores políticos en cada poder se dediquen a hacer su trabajo. El rezago que padecen ambos poderes, el agravio a los ciudadanos que significa su lentitud, corrupción, ineptitud, condiciones derivadas de motivos diversos y de las que, conste, se nutren las acusaciones de unos y otros bandos; se mantiene impune mientras unos y otros piden aplausos para sí y denuestos para los otros.

La queja sobre intromisiones de otros poderes en las decisiones que se supondrían soberanas de cada uno, es gravísima en tanto ofrece un atisbo a la debilidad institucional que padecen el Legislativo y el Judicial. Si alguien externo se mete en las determinaciones que corresponden a un poder difícilmente se podría culpar a ese agente y en cambio sí a quienes, siendo supuestamente independientes, lo permiten ¿a cambio de qué? sólo ellos sabrán las razones, pero evidencia una urgencia de nadar con vejigas de parte de quienes son incapaces de construir acuerdos que beneficien a la sociedad.

Mucho han quedado a deber el Legislativo y el Judicial en los meses que van del año, y probablemente en todos sus períodos administrativos. A diferencia del Ejecutivo, que por lo menos ha tenido una transformación de estilos; los otros dos poderes se han dedicado a reeditar lo peor de sus pasados. En este contexto, la decepción ciudadana parece oculta por el morbo que lleva a muchos ciudadanos a presenciar ensimismados cómo se rompen las reputaciones y otras cosas de legisladores, magistrados y adláteres; mientras los rezagos se siguen acumulando y la deuda política de los dos poderes sigue creciendo en detrimento del bienestar social. Bien por los diputados y magistrados que habrían convertido el Foro (ese espacio en que se discuten y deciden las políticas orientadas al bien común), por la arena donde gladiadores verbales se enfrentan sin hacerse mayor daño que el proferido a la sociedad que los sigue soportando.

Habría que considerar, dado el desorden imperante en ambos poderes, que las acusadas intervenciones fueran incluso de buena fe: alguien preocupado por la marcha de la gobernabilidad del estado dice “busquemos un acuerdo, hagámoslo por acá”. Pero ya nadie cree en la buena fe de los otros. El discurso político agresivo, el ignorante conspiracionismo que une datos para construir falacias a modo, han llevado a los actores políticos y a los ciudadanos a dejar de creer en la inocencia o buenas intenciones de los otros y llegamos al momento en que cualquier llamado se convierte en un objeto de denuncia, de ataque a quien lo pronuncia, así se trate de buen deseo, de anhelo legítimo y hasta ciudadano.

Por lo pronto, ni el Congreso ni el Tribunal parecen tener la firmeza jurídica e institucional para hacer su trabajo, ni siquiera para ponerse de acuerdo en cómo lo podrían hacer y los morelenses siguen esperando la claridad que permita normalizar el trabajo de dos poderes del estado. Escandaloso.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Mientras los poderes Legislativo y Judicial no terminan de ponerse de acuerdo, dejando a sus órganos de gobierno en la duda jurídica y erosionando aún más sus ya de por sí terribles relaciones, la imagen de las instituciones en Morelos sigue cayendo. El expediente de la lucha política es vasto y asequible a los ciudadanos en medio del cinismo de una clase política que ha perdido las formas.

Se promueve desde diversos sectores el cambio de personajes en los entramados políticos, como si ello trajera soluciones. Plantearíamos, ¿hay alguna persona que, por sí misma signifique la mejora inmediata o a mediano plazo de la gestión pública en el Legislativo o el Judicial? No lo parece y mientras se discuten personalidades, las políticas públicas y los sistemas de gestión interna en los poderes siguen siendo un fracaso profundo. No parece haber un esquema para lograr que los actores políticos en cada poder se dediquen a hacer su trabajo. El rezago que padecen ambos poderes, el agravio a los ciudadanos que significa su lentitud, corrupción, ineptitud, condiciones derivadas de motivos diversos y de las que, conste, se nutren las acusaciones de unos y otros bandos; se mantiene impune mientras unos y otros piden aplausos para sí y denuestos para los otros.

La queja sobre intromisiones de otros poderes en las decisiones que se supondrían soberanas de cada uno, es gravísima en tanto ofrece un atisbo a la debilidad institucional que padecen el Legislativo y el Judicial. Si alguien externo se mete en las determinaciones que corresponden a un poder difícilmente se podría culpar a ese agente y en cambio sí a quienes, siendo supuestamente independientes, lo permiten ¿a cambio de qué? sólo ellos sabrán las razones, pero evidencia una urgencia de nadar con vejigas de parte de quienes son incapaces de construir acuerdos que beneficien a la sociedad.

Mucho han quedado a deber el Legislativo y el Judicial en los meses que van del año, y probablemente en todos sus períodos administrativos. A diferencia del Ejecutivo, que por lo menos ha tenido una transformación de estilos; los otros dos poderes se han dedicado a reeditar lo peor de sus pasados. En este contexto, la decepción ciudadana parece oculta por el morbo que lleva a muchos ciudadanos a presenciar ensimismados cómo se rompen las reputaciones y otras cosas de legisladores, magistrados y adláteres; mientras los rezagos se siguen acumulando y la deuda política de los dos poderes sigue creciendo en detrimento del bienestar social. Bien por los diputados y magistrados que habrían convertido el Foro (ese espacio en que se discuten y deciden las políticas orientadas al bien común), por la arena donde gladiadores verbales se enfrentan sin hacerse mayor daño que el proferido a la sociedad que los sigue soportando.

Habría que considerar, dado el desorden imperante en ambos poderes, que las acusadas intervenciones fueran incluso de buena fe: alguien preocupado por la marcha de la gobernabilidad del estado dice “busquemos un acuerdo, hagámoslo por acá”. Pero ya nadie cree en la buena fe de los otros. El discurso político agresivo, el ignorante conspiracionismo que une datos para construir falacias a modo, han llevado a los actores políticos y a los ciudadanos a dejar de creer en la inocencia o buenas intenciones de los otros y llegamos al momento en que cualquier llamado se convierte en un objeto de denuncia, de ataque a quien lo pronuncia, así se trate de buen deseo, de anhelo legítimo y hasta ciudadano.

Por lo pronto, ni el Congreso ni el Tribunal parecen tener la firmeza jurídica e institucional para hacer su trabajo, ni siquiera para ponerse de acuerdo en cómo lo podrían hacer y los morelenses siguen esperando la claridad que permita normalizar el trabajo de dos poderes del estado. Escandaloso.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

ÚLTIMASCOLUMNAS
lunes 23 de diciembre de 2019

La crisis que se asoma

Daniel Martínez

viernes 20 de diciembre de 2019

Otro round: ayuntamientos y ambulantes

Daniel Martínez

jueves 19 de diciembre de 2019

Libertad religiosa o imposición de cultos

Daniel Martínez

miércoles 18 de diciembre de 2019

Impacto de los minisalarios

Daniel Martínez

martes 17 de diciembre de 2019

Cuernavaca y los ausentes del diálogo

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

lunes 16 de diciembre de 2019

Alcaldes: la crisis que viene

Daniel Martínez

viernes 13 de diciembre de 2019

SNTE y aguinaldos

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

jueves 12 de diciembre de 2019

Cuauh y Lobito, el diálogo…

El homicidio del responsable de seguridad pública en Cuernavaca, David Juárez, fue el punto público de culminación del pleito

Daniel Martínez

miércoles 11 de diciembre de 2019

Violencia contra arte y cultura

Daniel Martínez

martes 10 de diciembre de 2019

La oposición también ausente

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

Cargar Más