/ lunes 25 de julio de 2022

Poliescenarios | Los desafíos de la responsabilidad social empresarial

Alfonso Segura de la O

Hoy en día vivimos en un escenario mundial que cambia y evoluciona todos los días, en donde las empresas han adoptado una cultura empresarial basada en la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Esta es un compromiso que adquieren las organizaciones con el medio que las rodea, por ello se ha convertido en un factor clave de competitividad, pues ahora la productividad no sólo depende de las ventajas técnicas, sino también de su relación con el medio ambiente, el respeto de los derechos humanos y la identidad de los empleados con su organización.

En el mundo empresarial global, contar con esta certificación es un sinónimo de competitividad, pues es usual la exigencia que se cumplan, respeten y generen acciones encaminadas en determinados estándares en materia social y ambiental. En este sentido, la tendencia actual es que la RSE ha evolucionado tanto que ahora incluye otros conceptos como lo son gobierno corporativo, reputación, comunicación y desarrollo sostenible.

Por eso, es importante identificar los principales desafíos que enfrenta la RSE, los cuales son conceptos entrelazados y dependientes entre sí.

Pandemia: La crisis producida por el Covid-19 ha afectado de forma significativa el presupuesto de las áreas de RSE, justamente porque no han logrado llevarla a un nivel estratégico que compagine con el crecimiento empresarial.

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Impacto social y ambiental: Lograr el equilibrio entre impulsar el negocio y tener un impacto social y ambiental positivo.

Desarrollo sostenible: La integración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es fundamental en las organizaciones pues, a raíz de su lanzamiento en el año 2015, no se han tenido los resultados y avances deseados. Reducir la pobreza y la desigualdad, combatir la corrupción, promover la igualdad de género, obtener un trabajo decente y crecimiento económico son solo algunos de esos objetivos.

Incluir la RSE en las cadenas globales de valor: Es importante ejecutar una política de compras eficiente a través de la diversificación de las cadenas de proveeduría, promoviendo entre sus proveedores el cumplimiento de ciertos estándares de responsabilidad.

Teniendo esto en cuenta, cualquier RSE debe contemplar una serie de líneas de actuación fundamentales para la empresa:

-\u0009La RSE debe constituir parte de la formación, educación e investigación de un país.

-\u0009Invertir en RSE de forma socialmente responsable, de manera que la sociedad en su conjunto se beneficie de los avances científicos y tecnológicos logrados por las compañías.

-\u0009Implementar medidas de transparencia y buen gobierno corporativo para aumentar la confianza de los grupos de interés.

-\u0009Promover y fomentar la cooperación internacional para el desarrollo en todos los sectores.

-\u0009Cumplir con las normas de respeto al medioambiente. Además de promover el consumo responsable de todas las partes de la sociedad.

Como podemos observar, nos encontramos en un punto de inflexión, pues la RSE ahora mismo es más que estratégica a nivel corporativo, es estratégica para la sociedad. El escenario demanda que la sociedad civil de América Latina adquiera conocimientos y desarrolle capacidades y acciones que incidan en las empresas y sus organismos corporativos de forma que se guíen por una concepción de responsabilidad empresarial en lo ético, financiero, social, ambiental, con un compromiso serio con la comunidad, región y país que las acoge y les posibilita su existencia y desarrollo.

Para las empresas, estas deberán pensar sobre qué sentido toma su RSE en un contexto de mayor incertidumbre y complejidad, cómo cambian los modos de trabajar, de interrelacionarse con el entorno, de generar alianzas, y de crear impacto social sostenible. Los gobiernos deberán pensar cómo se preparan para estos nuevos escenarios con estrategias innovadoras como las mencionadas en los párrafos anteriores para poder hacer que los negocios se adapten y sobrevivan a estos nuevos retos.

Twitter: @Alfonso_dela0

Alfonso Segura de la O

Hoy en día vivimos en un escenario mundial que cambia y evoluciona todos los días, en donde las empresas han adoptado una cultura empresarial basada en la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Esta es un compromiso que adquieren las organizaciones con el medio que las rodea, por ello se ha convertido en un factor clave de competitividad, pues ahora la productividad no sólo depende de las ventajas técnicas, sino también de su relación con el medio ambiente, el respeto de los derechos humanos y la identidad de los empleados con su organización.

En el mundo empresarial global, contar con esta certificación es un sinónimo de competitividad, pues es usual la exigencia que se cumplan, respeten y generen acciones encaminadas en determinados estándares en materia social y ambiental. En este sentido, la tendencia actual es que la RSE ha evolucionado tanto que ahora incluye otros conceptos como lo son gobierno corporativo, reputación, comunicación y desarrollo sostenible.

Por eso, es importante identificar los principales desafíos que enfrenta la RSE, los cuales son conceptos entrelazados y dependientes entre sí.

Pandemia: La crisis producida por el Covid-19 ha afectado de forma significativa el presupuesto de las áreas de RSE, justamente porque no han logrado llevarla a un nivel estratégico que compagine con el crecimiento empresarial.

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Impacto social y ambiental: Lograr el equilibrio entre impulsar el negocio y tener un impacto social y ambiental positivo.

Desarrollo sostenible: La integración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es fundamental en las organizaciones pues, a raíz de su lanzamiento en el año 2015, no se han tenido los resultados y avances deseados. Reducir la pobreza y la desigualdad, combatir la corrupción, promover la igualdad de género, obtener un trabajo decente y crecimiento económico son solo algunos de esos objetivos.

Incluir la RSE en las cadenas globales de valor: Es importante ejecutar una política de compras eficiente a través de la diversificación de las cadenas de proveeduría, promoviendo entre sus proveedores el cumplimiento de ciertos estándares de responsabilidad.

Teniendo esto en cuenta, cualquier RSE debe contemplar una serie de líneas de actuación fundamentales para la empresa:

-\u0009La RSE debe constituir parte de la formación, educación e investigación de un país.

-\u0009Invertir en RSE de forma socialmente responsable, de manera que la sociedad en su conjunto se beneficie de los avances científicos y tecnológicos logrados por las compañías.

-\u0009Implementar medidas de transparencia y buen gobierno corporativo para aumentar la confianza de los grupos de interés.

-\u0009Promover y fomentar la cooperación internacional para el desarrollo en todos los sectores.

-\u0009Cumplir con las normas de respeto al medioambiente. Además de promover el consumo responsable de todas las partes de la sociedad.

Como podemos observar, nos encontramos en un punto de inflexión, pues la RSE ahora mismo es más que estratégica a nivel corporativo, es estratégica para la sociedad. El escenario demanda que la sociedad civil de América Latina adquiera conocimientos y desarrolle capacidades y acciones que incidan en las empresas y sus organismos corporativos de forma que se guíen por una concepción de responsabilidad empresarial en lo ético, financiero, social, ambiental, con un compromiso serio con la comunidad, región y país que las acoge y les posibilita su existencia y desarrollo.

Para las empresas, estas deberán pensar sobre qué sentido toma su RSE en un contexto de mayor incertidumbre y complejidad, cómo cambian los modos de trabajar, de interrelacionarse con el entorno, de generar alianzas, y de crear impacto social sostenible. Los gobiernos deberán pensar cómo se preparan para estos nuevos escenarios con estrategias innovadoras como las mencionadas en los párrafos anteriores para poder hacer que los negocios se adapten y sobrevivan a estos nuevos retos.

Twitter: @Alfonso_dela0