/ martes 16 de agosto de 2022

Política Mundial | Otra vez Perú

Hace menos de medio año rematé mi columna sobre la estabilidad peruana, publicada en este mismo medio, con la siguiente frase: “será esta una ocasión fundamental y decisiva para los peruanos de dejar atrás años y años de inestabilidad y de mirar hacia adelante apoyando el proyecto de un presidente que no ha cumplido ni un año en el poder o de continuar repitiendo la misma historia. El tiempo dirá”.

Y luego de cumplir el primer año de mandato, el presidente Castillo sigue envuelto en diatribas que no le permiten la estabilidad que el Perú necesita. Y es que en una región donde los problemas sociales son atenuados con eventos que difícilmente sirven como medidas paliativas de fondo para un desarrollo, el Perú volvió a las andadas, justo como lo que le sucedió a Brasil en el año 2014 cuando se pensaba que el campeonato mundial de futbol sería el elemento que el gobierno de la entonces presidenta, Dilma Rousseff, necesitaba para calmar el clamor social que pedía su cabeza. De hecho, eso no sucedió y después de la humillación sufrida a mano de los alemanes (futbolísticamente hablando), las miradas voltearon a la presidenta quien fue destituida el año siguiente a pesar de haber sido reelecta.

Lo mismo le ha pasado a Perú. Los problemas políticos vividos (explicados en la columna del 22 de marzo) se pusieron en pausa debido a la posibilidad de que su selección de futbol pudiera acudir al mundial de este año, sin embargo, no se logró tal objetivo. Esto provocó que el clamor social recordara que el presidente no ha cumplido los hechos prometidos y la oposición ha pedido que se le sigan los juicios atribuidos hace meses, pero ahora con mayor vehemencia debido a que se le siguen atribuyendo temas ligados a nepotismo y corrupción en su gobierno.

La fiscalía ha girado instrucciones para investigar una sexta denuncia en contra del presidente y sus allegados en lo que va de su mandato, es decir, en un año y días de gobierno. Es por ello que las condiciones políticas y sociales se tornan cada día más difíciles puesto que el 71% de la población desaprueba su mandato al tiempo que el rechazo del Congreso por parte de la propia sociedad alcanza los niveles de 85%, situación que vuelve aún más compleja la situación puesto que el pueblo no decide si creer en el ejecutivo o en el legislativo o, como los números lo dicen, en ninguno de los dos.

Lo que sí es muy claro, y de acuerdo a la tendencia de los últimos gobiernos, es que casi el 70% de los peruanos afirman que el presidente Castillo no podrá terminar su período de gobierno, tal como le sucedió a Martín Vizcarra y a Pedro Pablo Kuczynski, situación que, sumada al pésimo manejo de la pandemia y de los malos números económicos, ahonda en las heridas sociales peruanas.

Y es que las cifras no ayudan a la defensa del gobierno de Castillo que en su defensa refiere a que son los corruptos de antes los que deberían ser juzgados - ¿te suena? - y no él que viene a cambiar la clase política del país. Pareciera que el otrora líder magisterial inca no ha encajado con un proyecto que permita salir adelante y que haga olvidar los problemas políticos del país en una región que siempre repite lo mismo.

Por otro lado, los números no abonan a su resucitación política además de que rompió con el partido de izquierda que le llevó al poder y de tener en contra a una oposición que domina el poder judicial. Sin embargo, considerando que el mundo tiene más o menos 200 naciones, en el 2021 Perú se encontró en el número 51 por volumen de PIB mientras que su PIB per cápita es el número 94 a nivel global. Pero esto no se limita a la economía, sino al nivel de vida en general, pues el Índice de Desarrollo Humano le coloca en el puesto 79 y la atracción de inversión sugiere, a través del ranking Doing Business, que Perú se encuentra en el lugar 68.

Es, pues, un reto muy difícil el que tienen los peruanos para resolver la crisis política que termina afectando la economía y la vida cotidiana de los que allá se relacionan y de la región en general, pues habrá que recordar que Perú pertenece a la ALADI, el Mercosur, la Comunidad Andina de Naciones y la Alianza del Pacífico, en cualquiera de sus facetas, ya sea como miembro o asociado.

Es, entonces, responsabilidad de la sociedad peruana de empezar a tomar decisiones que realmente coadyuven al desarrollo social, político, económico y comercial de un pueblo que se ha alejado de las grandes afectaciones y toma de decisiones globales en donde incluso se tomará en cuenta su ausencia en el mundial de futbol de este año, el cual tendrán que ver por televisión.

Twitter: @fabrecam

Hace menos de medio año rematé mi columna sobre la estabilidad peruana, publicada en este mismo medio, con la siguiente frase: “será esta una ocasión fundamental y decisiva para los peruanos de dejar atrás años y años de inestabilidad y de mirar hacia adelante apoyando el proyecto de un presidente que no ha cumplido ni un año en el poder o de continuar repitiendo la misma historia. El tiempo dirá”.

Y luego de cumplir el primer año de mandato, el presidente Castillo sigue envuelto en diatribas que no le permiten la estabilidad que el Perú necesita. Y es que en una región donde los problemas sociales son atenuados con eventos que difícilmente sirven como medidas paliativas de fondo para un desarrollo, el Perú volvió a las andadas, justo como lo que le sucedió a Brasil en el año 2014 cuando se pensaba que el campeonato mundial de futbol sería el elemento que el gobierno de la entonces presidenta, Dilma Rousseff, necesitaba para calmar el clamor social que pedía su cabeza. De hecho, eso no sucedió y después de la humillación sufrida a mano de los alemanes (futbolísticamente hablando), las miradas voltearon a la presidenta quien fue destituida el año siguiente a pesar de haber sido reelecta.

Lo mismo le ha pasado a Perú. Los problemas políticos vividos (explicados en la columna del 22 de marzo) se pusieron en pausa debido a la posibilidad de que su selección de futbol pudiera acudir al mundial de este año, sin embargo, no se logró tal objetivo. Esto provocó que el clamor social recordara que el presidente no ha cumplido los hechos prometidos y la oposición ha pedido que se le sigan los juicios atribuidos hace meses, pero ahora con mayor vehemencia debido a que se le siguen atribuyendo temas ligados a nepotismo y corrupción en su gobierno.

La fiscalía ha girado instrucciones para investigar una sexta denuncia en contra del presidente y sus allegados en lo que va de su mandato, es decir, en un año y días de gobierno. Es por ello que las condiciones políticas y sociales se tornan cada día más difíciles puesto que el 71% de la población desaprueba su mandato al tiempo que el rechazo del Congreso por parte de la propia sociedad alcanza los niveles de 85%, situación que vuelve aún más compleja la situación puesto que el pueblo no decide si creer en el ejecutivo o en el legislativo o, como los números lo dicen, en ninguno de los dos.

Lo que sí es muy claro, y de acuerdo a la tendencia de los últimos gobiernos, es que casi el 70% de los peruanos afirman que el presidente Castillo no podrá terminar su período de gobierno, tal como le sucedió a Martín Vizcarra y a Pedro Pablo Kuczynski, situación que, sumada al pésimo manejo de la pandemia y de los malos números económicos, ahonda en las heridas sociales peruanas.

Y es que las cifras no ayudan a la defensa del gobierno de Castillo que en su defensa refiere a que son los corruptos de antes los que deberían ser juzgados - ¿te suena? - y no él que viene a cambiar la clase política del país. Pareciera que el otrora líder magisterial inca no ha encajado con un proyecto que permita salir adelante y que haga olvidar los problemas políticos del país en una región que siempre repite lo mismo.

Por otro lado, los números no abonan a su resucitación política además de que rompió con el partido de izquierda que le llevó al poder y de tener en contra a una oposición que domina el poder judicial. Sin embargo, considerando que el mundo tiene más o menos 200 naciones, en el 2021 Perú se encontró en el número 51 por volumen de PIB mientras que su PIB per cápita es el número 94 a nivel global. Pero esto no se limita a la economía, sino al nivel de vida en general, pues el Índice de Desarrollo Humano le coloca en el puesto 79 y la atracción de inversión sugiere, a través del ranking Doing Business, que Perú se encuentra en el lugar 68.

Es, pues, un reto muy difícil el que tienen los peruanos para resolver la crisis política que termina afectando la economía y la vida cotidiana de los que allá se relacionan y de la región en general, pues habrá que recordar que Perú pertenece a la ALADI, el Mercosur, la Comunidad Andina de Naciones y la Alianza del Pacífico, en cualquiera de sus facetas, ya sea como miembro o asociado.

Es, entonces, responsabilidad de la sociedad peruana de empezar a tomar decisiones que realmente coadyuven al desarrollo social, político, económico y comercial de un pueblo que se ha alejado de las grandes afectaciones y toma de decisiones globales en donde incluso se tomará en cuenta su ausencia en el mundial de futbol de este año, el cual tendrán que ver por televisión.

Twitter: @fabrecam

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