/ lunes 28 de enero de 2019

¿Popularidad o liderazgo?

Líder es aquella persona capaz de influir en la forma de ser o actuar de otras personas o en un grupo de trabajo determinado, haciendo que el equipo trabaje con entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos. El mundo ha tenido grandes líderes, Alejandro el Grande, Mahatma Gandhi, Winston Churchill, Nelson Mandela, Mao Tse Tung, entre otros.

La característica más común entre los grandes líderes es poseer altos niveles de auto control siendo emocionalmente inteligentes, pacientes y calmados bajo presión. Otras características que poseen incluyen ser poco afectos al drama, buscar la verdad, imponer el valor contra el miedo, generar empatía, ser auto-conscientes, mantener y nutrir su reputación. Por otro lado, la popularidad consiste en la notoriedad social que acompaña a ciertas personas, generalmente un artista, deportista, político, entre otros, que son conocidas a través de los medios de comunicación. Mientras que el liderazgo es transformador, la popularidad es frágil y generalmente improductiva.

Siendo así, ¿por qué nos importa tanto la popularidad? Sencillamente porque los humanos somos gregarios, vivimos en colectividad y para sobrevivir necesitamos de la aceptación del grupo. En lo individual, la opinión que los demás tengan hacia nosotros es importante porque nos hace sentir bien y valorados, lo que aumenta nuestra autoestima. Deseamos ser populares y, por lo tanto, lo admiramos en otros.

La intrusión masiva de los medios de comunicación, incluyendo redes sociales, en nuestra percepción del mundo afecta de manera directa nuestra valoración de la popularidad. La revista especializada “Psychology Today” nos advierte que cuando algo – ya sea un libro, una canción o una persona – se vuelve popular, su popularidad aumentará de manera natural solamente por eso, por ser popular. La popularidad no está asociada de ninguna manera a la calidad y tampoco es una garantía de éxito.

Cuando hablamos de políticos, el éxito se mide como liderazgo. Ser popular en un puesto público no garantiza poder llevar a cabo su misión transformadora. Inclusive puede ser contraproducente pues la admiración por su estatus de popularidad generará expectativas difíciles de cumplir. Tomemos como ejemplo al Presidente de los Estados Unidos quien es descrito como un hombre de negocios y celebridad de televisión. Durante su campaña e inclusive ya como gobernante, Donald Trump ha explotado las redes sociales para alimentar su popularidad, la cual se ha mantenido en 40% demostrando su fortaleza.

Sin embargo, su liderazgo ha sufrido grandes pruebas siendo la aprobación del presupuesto 2019 la más dura de su mandato. Temas polémicos como la construcción del muro con México impulsaron al Congreso a rechazar el presupuesto ocasionando el cierre del gobierno con un enorme costo para ese país. Se espera que esta situación impacte los resultados de las próximas elecciones donde se juega la reelección a la Presidencia.

No es la primera vez que no se aprueba un presupuesto ni será la última pero nos sirve de advertencia como electorado en la necesidad de reflexionar con más profundidad sobre qué tipo de gobernantes necesitamos, celebridades o líderes.


Información adicional de éste y otros temas de interés http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

Líder es aquella persona capaz de influir en la forma de ser o actuar de otras personas o en un grupo de trabajo determinado, haciendo que el equipo trabaje con entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos. El mundo ha tenido grandes líderes, Alejandro el Grande, Mahatma Gandhi, Winston Churchill, Nelson Mandela, Mao Tse Tung, entre otros.

La característica más común entre los grandes líderes es poseer altos niveles de auto control siendo emocionalmente inteligentes, pacientes y calmados bajo presión. Otras características que poseen incluyen ser poco afectos al drama, buscar la verdad, imponer el valor contra el miedo, generar empatía, ser auto-conscientes, mantener y nutrir su reputación. Por otro lado, la popularidad consiste en la notoriedad social que acompaña a ciertas personas, generalmente un artista, deportista, político, entre otros, que son conocidas a través de los medios de comunicación. Mientras que el liderazgo es transformador, la popularidad es frágil y generalmente improductiva.

Siendo así, ¿por qué nos importa tanto la popularidad? Sencillamente porque los humanos somos gregarios, vivimos en colectividad y para sobrevivir necesitamos de la aceptación del grupo. En lo individual, la opinión que los demás tengan hacia nosotros es importante porque nos hace sentir bien y valorados, lo que aumenta nuestra autoestima. Deseamos ser populares y, por lo tanto, lo admiramos en otros.

La intrusión masiva de los medios de comunicación, incluyendo redes sociales, en nuestra percepción del mundo afecta de manera directa nuestra valoración de la popularidad. La revista especializada “Psychology Today” nos advierte que cuando algo – ya sea un libro, una canción o una persona – se vuelve popular, su popularidad aumentará de manera natural solamente por eso, por ser popular. La popularidad no está asociada de ninguna manera a la calidad y tampoco es una garantía de éxito.

Cuando hablamos de políticos, el éxito se mide como liderazgo. Ser popular en un puesto público no garantiza poder llevar a cabo su misión transformadora. Inclusive puede ser contraproducente pues la admiración por su estatus de popularidad generará expectativas difíciles de cumplir. Tomemos como ejemplo al Presidente de los Estados Unidos quien es descrito como un hombre de negocios y celebridad de televisión. Durante su campaña e inclusive ya como gobernante, Donald Trump ha explotado las redes sociales para alimentar su popularidad, la cual se ha mantenido en 40% demostrando su fortaleza.

Sin embargo, su liderazgo ha sufrido grandes pruebas siendo la aprobación del presupuesto 2019 la más dura de su mandato. Temas polémicos como la construcción del muro con México impulsaron al Congreso a rechazar el presupuesto ocasionando el cierre del gobierno con un enorme costo para ese país. Se espera que esta situación impacte los resultados de las próximas elecciones donde se juega la reelección a la Presidencia.

No es la primera vez que no se aprueba un presupuesto ni será la última pero nos sirve de advertencia como electorado en la necesidad de reflexionar con más profundidad sobre qué tipo de gobernantes necesitamos, celebridades o líderes.


Información adicional de éste y otros temas de interés http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

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