/ domingo 12 de agosto de 2018

“Porque soy su madre”, dicen los diputados

Bien hacen los diputados a responder a esos intolerantes empresarios que se han atrevido a señalar lo que consideran abusos de la LIII Legislatura del Congreso del Estado de Morelos. Es un atrevimiento ciudadano el usar recursos propios para emprender una campaña para denunciar lo que los diputados hicieron con el poder que les confirió el pueblo (ése que no se equivoca), aunque el pueblo se haya enterado tan tarde de los abusos cometidos por quienes suponen representarlo. Por supuesto que, desde la perspectiva infalible de los diputados, los juzgará la historia, lo que no queda bastante claro es qué historia, porque si sigue siendo esa que escriben los vencedores, les irá bastante de la fregada; y si se trata de quienes escriben la historia reciente, les va francamente peor.

Porque los errores gravísimos de los legisladores empezaron por la soberbia exhibida en la respuesta a los empresarios en la que asumen que el periodo para el que se les confió la representación popular que utilizaron, fue para que hicieran lo que se les antojara. Esa soberbia que les acompañó desde el principio casi de la legislatura y que les hizo alterar el principio republicano en que la soberanía popular se ejerce a través de los representantes en los congresos, se creyeron poderosos ellos, y actuaron como tales. Desde su perspectiva, no se les podría censurar en tanto los beneficios personales y de grupo que obtuvieron estaban justificados porque los promovieron y consiguieron durante el período para el que fueron designados.

El encono de la sociedad que aseguran, es promovido por la campaña de los empresarios, no es producto de una campaña, sino de la serie de abusos profundos que han cometido los legisladores han sido profusamente difundidos entre los ciudadanos y se mezclan con la de por sí mala imagen que tienen los diputados en general. Los empresarios denuncian abusos de quienes para la sociedad son genéricamente abusivos, y entonces su campaña no alimenta el encono, en todo caso, lo redistribuye.

Los diputados debieron salir a responder a los empresarios, por supuesto que es su derecho y su obligación como representantes populares. El problema es que la respuesta que han dado es igual de lamentable que ha sido el discurso de su legislatura, sus argumentos son justificar cualquier decisión en el poder que detentan y no en la lógica de sus acciones. “Porque somos sus diputados”, parecen decir con el mismo tono que las madres autoritarias cuando el chamaco les colmó el ánimo con sus reclamos: “porque soy tu madre”, espetan a quienes les piden cuenta de sus actos los legisladores, y los ciudadanos que andan en un arranque adolescentes rebeldes desde que se dio cuenta del poder de sus decisiones, pues reacciona aún peor.

Dirán algunos que el problema no estuvo en la comunicación, sino en los abusos, y probablemente tengan razón, pero quienes nos dedicamos a esto de los mensajes sabemos de la importancia de comunicar racionalmente las cosas que uno va a hacer y que pueden afectar a terceros, y también de verbalizar cada una de las decisiones importantes que hemos de tomar, nos ayuda a evitar cometer tarugadas estilo diputado.

Por lo demás, hay que reconocerles a los diputados que han salido a afrontar la crítica, con un discurso que, si estuviera argumentado sería valiente y digno de reproducirse, pero al no estarlo, evidencia un total cinismo.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Bien hacen los diputados a responder a esos intolerantes empresarios que se han atrevido a señalar lo que consideran abusos de la LIII Legislatura del Congreso del Estado de Morelos. Es un atrevimiento ciudadano el usar recursos propios para emprender una campaña para denunciar lo que los diputados hicieron con el poder que les confirió el pueblo (ése que no se equivoca), aunque el pueblo se haya enterado tan tarde de los abusos cometidos por quienes suponen representarlo. Por supuesto que, desde la perspectiva infalible de los diputados, los juzgará la historia, lo que no queda bastante claro es qué historia, porque si sigue siendo esa que escriben los vencedores, les irá bastante de la fregada; y si se trata de quienes escriben la historia reciente, les va francamente peor.

Porque los errores gravísimos de los legisladores empezaron por la soberbia exhibida en la respuesta a los empresarios en la que asumen que el periodo para el que se les confió la representación popular que utilizaron, fue para que hicieran lo que se les antojara. Esa soberbia que les acompañó desde el principio casi de la legislatura y que les hizo alterar el principio republicano en que la soberanía popular se ejerce a través de los representantes en los congresos, se creyeron poderosos ellos, y actuaron como tales. Desde su perspectiva, no se les podría censurar en tanto los beneficios personales y de grupo que obtuvieron estaban justificados porque los promovieron y consiguieron durante el período para el que fueron designados.

El encono de la sociedad que aseguran, es promovido por la campaña de los empresarios, no es producto de una campaña, sino de la serie de abusos profundos que han cometido los legisladores han sido profusamente difundidos entre los ciudadanos y se mezclan con la de por sí mala imagen que tienen los diputados en general. Los empresarios denuncian abusos de quienes para la sociedad son genéricamente abusivos, y entonces su campaña no alimenta el encono, en todo caso, lo redistribuye.

Los diputados debieron salir a responder a los empresarios, por supuesto que es su derecho y su obligación como representantes populares. El problema es que la respuesta que han dado es igual de lamentable que ha sido el discurso de su legislatura, sus argumentos son justificar cualquier decisión en el poder que detentan y no en la lógica de sus acciones. “Porque somos sus diputados”, parecen decir con el mismo tono que las madres autoritarias cuando el chamaco les colmó el ánimo con sus reclamos: “porque soy tu madre”, espetan a quienes les piden cuenta de sus actos los legisladores, y los ciudadanos que andan en un arranque adolescentes rebeldes desde que se dio cuenta del poder de sus decisiones, pues reacciona aún peor.

Dirán algunos que el problema no estuvo en la comunicación, sino en los abusos, y probablemente tengan razón, pero quienes nos dedicamos a esto de los mensajes sabemos de la importancia de comunicar racionalmente las cosas que uno va a hacer y que pueden afectar a terceros, y también de verbalizar cada una de las decisiones importantes que hemos de tomar, nos ayuda a evitar cometer tarugadas estilo diputado.

Por lo demás, hay que reconocerles a los diputados que han salido a afrontar la crítica, con un discurso que, si estuviera argumentado sería valiente y digno de reproducirse, pero al no estarlo, evidencia un total cinismo.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

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