/ viernes 7 de enero de 2022

¡Propósitos! ¿O sólo son promesas?

A partir de este 1º de enero –y cada año- algunas personas acostumbran a planear algunos propósitos a realizar a partir del Año Nuevo, en este caso del 2022. Estos deseos para realizar son frecuentes -por ejemplo- de peso, comer más saldable, hacer ejercicio, aprender una lengua extranjera, entre otros.

Por supuesto, hay otras personas que se plantean propósitos más “elevados” como ser mejores personas, concluir metas pasadas, y bueno, un sinfín de intenciones que sin duda muchos -al planteárselas- sí se quieren realizar, pero a menudo se van diluyendo a lo largo de los primeros días del nuevo año.

Esta situación suele realizarse frecuentemente también en el inicio de algún periodo en ámbitos diversos; por ejemplo, en los famosos periodos de elecciones presidenciales, en el tema ambiental. Pero, casi en ni uno de estos contextos se realizó. En algunos de los últimos sexenios, fueron sólo eso: “promesas” (perdón, propósitos porque no se llevaron a cabo), tal es el caso del actual periodo 2018-2024. Todavía no vemos algún efecto positivo de estos buenos deseos. Vemos proyectos majestuosos: Tren Maya, más refinerías (como Dos Bocas), o terminar el Tren Metropolitano.

Lo que sí deseo recordar es que hay ciertos aspectos que son pragmáticos, que no son temas de criterio; el que se hagan (o no), y si impacta en la vida cotidiano de los seres humanos (SH). La contaminación, incluyendo que se prefieran o se estimulen combustibles de origen fósil (como el petróleo) comparado con los renovables, esto sí tiene un efecto evidente y cotidiano, tanto en pobres o ricos; por lo tanto, no respeta qué tipo de SH, lo mismo afecta a unos que a los otros.

Por lo tanto, apoyar la investigación (IN) también tiene un efecto en el rumbo que queramos del país. Es por esto por lo que estamos preocupados por cierto desdén que existe en México por la educación; tal parece que en México ésta es un lujo, cuando en realidad está correlacionado que los países que invierten más en educación e IN son los que mejor economía tienen, no hay vuelta de hoja. Las ideas que contradicen sistemáticamente esto, son simple y sencillamente anacrónicas.

Qué lástima que se derroche -sin una razón en particular- este importante capital político. AMLO todavía pudiera convertirse en el mejor presidente que ha tenido la historia, pero dramáticamente se está reduciendo cada día que pasa. La pregunta es ¿para qué? ¿Qué se busca?, sí estamos de acuerdo con muchos de los planteamientos generales como la corrupción; claro, no estamos de acuerdo con las formas (o los modos) de cómo se dicen y se hacen ciertas cosas, frecuentemente con afecto machetazo; pero -en esencia- compartimos muchas de las premisas emitidas.

Yo creo que no se le debe jalar más “la cola al gato”, porque éste puede dar de pronto un cierto “arañazo” del cual nos podemos después arrepentir. Un ejemplo de lo anterior tiene que ver con la tan sonada revocación del mandato, que tal parece es una terquedad sin sentido del Gobierno Federal, que suena como una edición más del término filosófico “me canso ganso”

Ojalá que, aunque sea algunos funcionarios del área ambiental, se plantearan propósitos concretos. Pero, sobre todo, las acciones más apremiantes, las cuales -de no realizarse (con bases concretas de lo que sabemos de IN)- muchos proyectos se colapsarían… indudablemente.

Yo creo que no se le debe jalar más “la cola al gato”, porque éste puede dar de pronto un cierto “arañazo” del cual nos podemos después arrepentir. Un ejemplo de lo anterior tiene que ver con la tan sonada revocación del mandato, que tal parece es una terquedad sin sentido del Gobierno Federal

A partir de este 1º de enero –y cada año- algunas personas acostumbran a planear algunos propósitos a realizar a partir del Año Nuevo, en este caso del 2022. Estos deseos para realizar son frecuentes -por ejemplo- de peso, comer más saldable, hacer ejercicio, aprender una lengua extranjera, entre otros.

Por supuesto, hay otras personas que se plantean propósitos más “elevados” como ser mejores personas, concluir metas pasadas, y bueno, un sinfín de intenciones que sin duda muchos -al planteárselas- sí se quieren realizar, pero a menudo se van diluyendo a lo largo de los primeros días del nuevo año.

Esta situación suele realizarse frecuentemente también en el inicio de algún periodo en ámbitos diversos; por ejemplo, en los famosos periodos de elecciones presidenciales, en el tema ambiental. Pero, casi en ni uno de estos contextos se realizó. En algunos de los últimos sexenios, fueron sólo eso: “promesas” (perdón, propósitos porque no se llevaron a cabo), tal es el caso del actual periodo 2018-2024. Todavía no vemos algún efecto positivo de estos buenos deseos. Vemos proyectos majestuosos: Tren Maya, más refinerías (como Dos Bocas), o terminar el Tren Metropolitano.

Lo que sí deseo recordar es que hay ciertos aspectos que son pragmáticos, que no son temas de criterio; el que se hagan (o no), y si impacta en la vida cotidiano de los seres humanos (SH). La contaminación, incluyendo que se prefieran o se estimulen combustibles de origen fósil (como el petróleo) comparado con los renovables, esto sí tiene un efecto evidente y cotidiano, tanto en pobres o ricos; por lo tanto, no respeta qué tipo de SH, lo mismo afecta a unos que a los otros.

Por lo tanto, apoyar la investigación (IN) también tiene un efecto en el rumbo que queramos del país. Es por esto por lo que estamos preocupados por cierto desdén que existe en México por la educación; tal parece que en México ésta es un lujo, cuando en realidad está correlacionado que los países que invierten más en educación e IN son los que mejor economía tienen, no hay vuelta de hoja. Las ideas que contradicen sistemáticamente esto, son simple y sencillamente anacrónicas.

Qué lástima que se derroche -sin una razón en particular- este importante capital político. AMLO todavía pudiera convertirse en el mejor presidente que ha tenido la historia, pero dramáticamente se está reduciendo cada día que pasa. La pregunta es ¿para qué? ¿Qué se busca?, sí estamos de acuerdo con muchos de los planteamientos generales como la corrupción; claro, no estamos de acuerdo con las formas (o los modos) de cómo se dicen y se hacen ciertas cosas, frecuentemente con afecto machetazo; pero -en esencia- compartimos muchas de las premisas emitidas.

Yo creo que no se le debe jalar más “la cola al gato”, porque éste puede dar de pronto un cierto “arañazo” del cual nos podemos después arrepentir. Un ejemplo de lo anterior tiene que ver con la tan sonada revocación del mandato, que tal parece es una terquedad sin sentido del Gobierno Federal, que suena como una edición más del término filosófico “me canso ganso”

Ojalá que, aunque sea algunos funcionarios del área ambiental, se plantearan propósitos concretos. Pero, sobre todo, las acciones más apremiantes, las cuales -de no realizarse (con bases concretas de lo que sabemos de IN)- muchos proyectos se colapsarían… indudablemente.

Yo creo que no se le debe jalar más “la cola al gato”, porque éste puede dar de pronto un cierto “arañazo” del cual nos podemos después arrepentir. Un ejemplo de lo anterior tiene que ver con la tan sonada revocación del mandato, que tal parece es una terquedad sin sentido del Gobierno Federal