/ martes 20 de julio de 2021

¿Qué hay detrás del compositor de nuestro Himno Nacional Mexicano?

A 113 años de la muerte del autor de la música de Himno Nacional Mexicano, hoy recordamos a Jaime Nunó Roca quien dejó un invaluable legado como parte de nuestra identidad como mexicanos. Seguro muchos desconocemos datos biográficos de quien compuso y musicalizó nuestro bello cántico. Para sorpresa de algunos, este hombre nació en San Juan de las Abadesas, Cataluña, España; el 8 de septiembre de 1824.

Jaime, su nombre de pila en catalán, creció dentro de una familia humilde, siendo el pequeño de siete hermanos procreados entre Francisco Nunó y Magdalena Roca. Con la temprana muerte de su padre, y poco tiempo después de la madre, Jaime fue adoptado por su tío Bernardo, un comerciante de telas de seda en Barcelona, y de quien recibió el impulso para desarrollar sus grandes dotes musicales. Pero, en qué momento de la historia este brillante músico pisó suelo mexicano.

Pues bien, en el año de 1851, Nunó Roca fue designado director de la Banda de Regimiento de la Reina en Madrid, y fue precisamente en ese mismo año, cuando el gobierno español le encomendó la misión de organizar las bandas militares regionales de Cuba, y mismo período en que la nación española había conquistado a la isla caribeña.

Tras pisar suelo cubano, Jaime Nunó conoció al General y entonces presidente de México, Antonio López de Santa Anna, con quien estrechó una grata amistad al grado de convertirse en director general de bandas militares en nuestro país.

Ya en 1853 el gobierno de Santa Anna lanzó una convocatoria a poetas y compositores con el objetivo de instituir el Himno Nacional Mexicano. Primero, se emplazó a los interesados para elegir la letra, en cuyo certamen se eligió al potosino Francisco González Bocanegra.

Luego, el 12 de agosto de 1854 Jaime Nunó Roca ganó el concurso para componer la música del himno nacional, cuya partitura se interpretó por primera vez el 15 de septiembre del mismo año. En esa ocasión, la marcha mexicana fue interpretada por los cantantes italianos Claudina Florentini, y Lorenzo Salvi, ambos acompañados por la Orquesta de la Gran Compañía de Ópera Italiana que estuvo bajo la dirección del maestro Vitessiri.

A pesar de que el triunfo fue inminente, no todo resultó favorable para Jaime Nunó, pues detrás de la victoria del músico ya venía la decadencia del gobierno del General Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, ocasionando con ello cambios impostergables en la vida política de nuestra nación.

De pronto, el solemne himno de Jaime Nunó dejó de interpretarse de manera oficial, y en las pocas ocasiones en que éste fue ejecutado se omitieron algunas estrofas que ensalzaban la figura del que fuera once veces presidente de México.

Cabe decir que fue hasta el año de 1901 durante la época del porfiriato cuando volvió a escucharse. Ahora bien, hay que puntualizar a usted amable lector que posterior a la etapa del afamado concurso que se organizó para dar origen a nuestro himno, tanto Jaime Nunó Roca y Francisco González Bocanegra no recibieron la remuneración económica por haber ganado tal competición. Además, los derechos de autor quedaron implícitos.

Al paso de los años se buscó a los herederos para entregarles el premio, pero no hubo suerte. Aunque quienes sí corrieron con buena fortuna fueron los parientes de Nunó, -ya que González Bocanegra no tuvo hijos- pues la autoría del Himno Nacional, pese a que es una obra originariamente mexicana, fue vendida a la empresa estadounidense Wagner y Lieven.

Fue en el gobierno de Manuel Ávila Camacho cuando se confiscaron esos títulos de propiedad de derechos de autor. Sin embargo, la maniobra de Ávila Camacho no tuvo buenos resultados, ya que la compañía norteamericana cobró regalías por muchos años.

Hasta que las autoridades mexicanas decidieron registrarlo ante el Instituto Nacional de Derechos de Autor para impedir su modificación y utilización. Más aún, la Embajada de México en Washington pretendió cobrar derechos por el uso del himno en actividades cívicas.

Pero, el conflicto quedó al descubierto cuando en 1995 se estrenó la película Jumanji, ya que en dicho filme se escuchó el himno mexicano a fondo. Instante en que la administración que tuteló el priista Ernesto Zedillo Ponce protestó, por lo que la producción de Joe Johnston argumentó que la pieza musical era guerrera y que los derechos patrimoniales les pertenecían a los gringos. Al final, la negociación sentó las bases entre ambos gobiernos y en la actualidad como en el párrafo anterior aclaramos, el himno pertenece a México.

Lo cierto es que muchas generaciones de mexicanos –específicamente en el lapso que comprendió los años de 1920 a 1980- que escucharon nuestro glorioso Himno Nacional en algún encuentro del famoso Tri o selección mexicana en el extranjero, quizás jamás advirtieron que los gobiernos mexicanos en turno pagaron regalías a los titulares de los derechos, es decir a la compañía Wagner Lieven.

Respecto al hombre que musicalizó el himno, habrá que destacar que, en 1942, los restos mortales de Jaime Nunó Roca fueron traídos a nuestro país para depositarlos en la rotonda de los hombres ilustres.

Comparto el siguiente dato para nuestro acervo histórico cultural: En 1943, cuando se oficializó el himno nacional, se estrenó la película Mexicanos al grito de guerra, dirigida por Álvaro Gálvez y Fuentes e Ismael Rodríguez, cuyo filme fue protagonizado por Pedro Infante y Lina Montes, el trama consistió en la supuesta historia de nuestra bélica melodía hasta la batalla del 5 de mayo en Puebla. En la parte final se muestra a soldados mexicanos cantando el himno para darse valor.

Edominguezaparicio@gmail.com

A 113 años de la muerte del autor de la música de Himno Nacional Mexicano, hoy recordamos a Jaime Nunó Roca quien dejó un invaluable legado como parte de nuestra identidad como mexicanos. Seguro muchos desconocemos datos biográficos de quien compuso y musicalizó nuestro bello cántico. Para sorpresa de algunos, este hombre nació en San Juan de las Abadesas, Cataluña, España; el 8 de septiembre de 1824.

Jaime, su nombre de pila en catalán, creció dentro de una familia humilde, siendo el pequeño de siete hermanos procreados entre Francisco Nunó y Magdalena Roca. Con la temprana muerte de su padre, y poco tiempo después de la madre, Jaime fue adoptado por su tío Bernardo, un comerciante de telas de seda en Barcelona, y de quien recibió el impulso para desarrollar sus grandes dotes musicales. Pero, en qué momento de la historia este brillante músico pisó suelo mexicano.

Pues bien, en el año de 1851, Nunó Roca fue designado director de la Banda de Regimiento de la Reina en Madrid, y fue precisamente en ese mismo año, cuando el gobierno español le encomendó la misión de organizar las bandas militares regionales de Cuba, y mismo período en que la nación española había conquistado a la isla caribeña.

Tras pisar suelo cubano, Jaime Nunó conoció al General y entonces presidente de México, Antonio López de Santa Anna, con quien estrechó una grata amistad al grado de convertirse en director general de bandas militares en nuestro país.

Ya en 1853 el gobierno de Santa Anna lanzó una convocatoria a poetas y compositores con el objetivo de instituir el Himno Nacional Mexicano. Primero, se emplazó a los interesados para elegir la letra, en cuyo certamen se eligió al potosino Francisco González Bocanegra.

Luego, el 12 de agosto de 1854 Jaime Nunó Roca ganó el concurso para componer la música del himno nacional, cuya partitura se interpretó por primera vez el 15 de septiembre del mismo año. En esa ocasión, la marcha mexicana fue interpretada por los cantantes italianos Claudina Florentini, y Lorenzo Salvi, ambos acompañados por la Orquesta de la Gran Compañía de Ópera Italiana que estuvo bajo la dirección del maestro Vitessiri.

A pesar de que el triunfo fue inminente, no todo resultó favorable para Jaime Nunó, pues detrás de la victoria del músico ya venía la decadencia del gobierno del General Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, ocasionando con ello cambios impostergables en la vida política de nuestra nación.

De pronto, el solemne himno de Jaime Nunó dejó de interpretarse de manera oficial, y en las pocas ocasiones en que éste fue ejecutado se omitieron algunas estrofas que ensalzaban la figura del que fuera once veces presidente de México.

Cabe decir que fue hasta el año de 1901 durante la época del porfiriato cuando volvió a escucharse. Ahora bien, hay que puntualizar a usted amable lector que posterior a la etapa del afamado concurso que se organizó para dar origen a nuestro himno, tanto Jaime Nunó Roca y Francisco González Bocanegra no recibieron la remuneración económica por haber ganado tal competición. Además, los derechos de autor quedaron implícitos.

Al paso de los años se buscó a los herederos para entregarles el premio, pero no hubo suerte. Aunque quienes sí corrieron con buena fortuna fueron los parientes de Nunó, -ya que González Bocanegra no tuvo hijos- pues la autoría del Himno Nacional, pese a que es una obra originariamente mexicana, fue vendida a la empresa estadounidense Wagner y Lieven.

Fue en el gobierno de Manuel Ávila Camacho cuando se confiscaron esos títulos de propiedad de derechos de autor. Sin embargo, la maniobra de Ávila Camacho no tuvo buenos resultados, ya que la compañía norteamericana cobró regalías por muchos años.

Hasta que las autoridades mexicanas decidieron registrarlo ante el Instituto Nacional de Derechos de Autor para impedir su modificación y utilización. Más aún, la Embajada de México en Washington pretendió cobrar derechos por el uso del himno en actividades cívicas.

Pero, el conflicto quedó al descubierto cuando en 1995 se estrenó la película Jumanji, ya que en dicho filme se escuchó el himno mexicano a fondo. Instante en que la administración que tuteló el priista Ernesto Zedillo Ponce protestó, por lo que la producción de Joe Johnston argumentó que la pieza musical era guerrera y que los derechos patrimoniales les pertenecían a los gringos. Al final, la negociación sentó las bases entre ambos gobiernos y en la actualidad como en el párrafo anterior aclaramos, el himno pertenece a México.

Lo cierto es que muchas generaciones de mexicanos –específicamente en el lapso que comprendió los años de 1920 a 1980- que escucharon nuestro glorioso Himno Nacional en algún encuentro del famoso Tri o selección mexicana en el extranjero, quizás jamás advirtieron que los gobiernos mexicanos en turno pagaron regalías a los titulares de los derechos, es decir a la compañía Wagner Lieven.

Respecto al hombre que musicalizó el himno, habrá que destacar que, en 1942, los restos mortales de Jaime Nunó Roca fueron traídos a nuestro país para depositarlos en la rotonda de los hombres ilustres.

Comparto el siguiente dato para nuestro acervo histórico cultural: En 1943, cuando se oficializó el himno nacional, se estrenó la película Mexicanos al grito de guerra, dirigida por Álvaro Gálvez y Fuentes e Ismael Rodríguez, cuyo filme fue protagonizado por Pedro Infante y Lina Montes, el trama consistió en la supuesta historia de nuestra bélica melodía hasta la batalla del 5 de mayo en Puebla. En la parte final se muestra a soldados mexicanos cantando el himno para darse valor.

Edominguezaparicio@gmail.com