/ martes 8 de septiembre de 2020

Que le vaya bien...

Cuauhtémoc Blanco se equivoca cuando asegura que las quejas contra su gobierno en general, y su comisionado de Seguridad Pública en particular, provienen de quienes quieren que le vaya mal a su gobierno. La colección de errores y omisiones de su equipo de trabajo, no sólo en materia de prevención y combate a la violencia, son una larguísima lista conocida por la mayor parte de los morelenses, que le han perdido la confianza al mandatario. Hay medida, la aprobación al gobernador de Morelos ha caído de más de 60% a menos de 15% en algunas encuestas y a 22% en otras.

La gente no quería que le fuera mal al gobernador, le ha ido mal a pesar de los buenos deseos de más del 50% de los electores que hace poco más de dos años fueron a las urnas y votaron por Cuauhtémoc Blanco. La demanda de cambios en la forma de gobernar, en la estrategia de seguridad, la relación con los empresarios, el fomento al desarrollo económico y el empleo, la creación y mantenimiento de infraestructura, combate a la corrupción, calidad del servicio educativo, políticas sanitarias, no provienen de una agenda política de grupos opositores el gobernador (por supuesto que los hay, pero en esta ocasión no son ellos los creadores, promotores o dueños de ese discurso), sino de ciudadanos que todos los días padecen la crisis del estado y que cada día que pasa pierden más simpatías políticas. Cuauh se equivoca porque los errores de su gabinete y la falta de aprobación a su administración no fortalecen a ningún político.

Lo que ocurre en Morelos no es normal. El desencanto ciudadano es tal que los errores del equipo en el gobierno no han podido ser capitalizados por persona o partido político alguno. El desencanto de la política en Morelos ha llegado a tal grado que los electores necesitan escoger entre 20 opciones políticas cuál es la menos mala. Y lo harán sin conocimiento real de la oferta política, porque no es como que abunden las propuestas. Quienes piden el relevo de José Antonio Ortiz Guarneros no son adversarios políticos del gobernador, sino gente que ha padecido el fracaso de la estrategia de seguridad pública en Morelos; son víctimas ya sea de la delincuencia directamente o de los efectos que la violencia ha provocado en el tejido social, el desarrollo económico, y los hábitos y costumbres de cientos de miles de morelenses.

Habrá mezquinos que se alegren de la catástrofe gubernamental, pero la mayor parte de la gente no lo hace, y por eso exige cambios en el gabinete y en la forma en que el gobierno está encarando la realidad. Porque más allá de los discursos y el pleito político de pura baba, lo cierto es que la inseguridad ha crecido, se siguen perdiendo empleos formales, la calidad de los servicios educativos es profundamente cuestionable, las estrategias de salud carecen de la efectividad requerida (no se trata sólo del Covid-19). el respaldo a las empresas locales y fomento a las inversiones no aparece por ninguna parte, la pobreza sigue creciendo, todo esto son datos que los propios funcionarios del gabinete de Cuauhtémoc Blanco han reconocido. Y los resultados son invisibles.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Cuauhtémoc Blanco se equivoca cuando asegura que las quejas contra su gobierno en general, y su comisionado de Seguridad Pública en particular, provienen de quienes quieren que le vaya mal a su gobierno. La colección de errores y omisiones de su equipo de trabajo, no sólo en materia de prevención y combate a la violencia, son una larguísima lista conocida por la mayor parte de los morelenses, que le han perdido la confianza al mandatario. Hay medida, la aprobación al gobernador de Morelos ha caído de más de 60% a menos de 15% en algunas encuestas y a 22% en otras.

La gente no quería que le fuera mal al gobernador, le ha ido mal a pesar de los buenos deseos de más del 50% de los electores que hace poco más de dos años fueron a las urnas y votaron por Cuauhtémoc Blanco. La demanda de cambios en la forma de gobernar, en la estrategia de seguridad, la relación con los empresarios, el fomento al desarrollo económico y el empleo, la creación y mantenimiento de infraestructura, combate a la corrupción, calidad del servicio educativo, políticas sanitarias, no provienen de una agenda política de grupos opositores el gobernador (por supuesto que los hay, pero en esta ocasión no son ellos los creadores, promotores o dueños de ese discurso), sino de ciudadanos que todos los días padecen la crisis del estado y que cada día que pasa pierden más simpatías políticas. Cuauh se equivoca porque los errores de su gabinete y la falta de aprobación a su administración no fortalecen a ningún político.

Lo que ocurre en Morelos no es normal. El desencanto ciudadano es tal que los errores del equipo en el gobierno no han podido ser capitalizados por persona o partido político alguno. El desencanto de la política en Morelos ha llegado a tal grado que los electores necesitan escoger entre 20 opciones políticas cuál es la menos mala. Y lo harán sin conocimiento real de la oferta política, porque no es como que abunden las propuestas. Quienes piden el relevo de José Antonio Ortiz Guarneros no son adversarios políticos del gobernador, sino gente que ha padecido el fracaso de la estrategia de seguridad pública en Morelos; son víctimas ya sea de la delincuencia directamente o de los efectos que la violencia ha provocado en el tejido social, el desarrollo económico, y los hábitos y costumbres de cientos de miles de morelenses.

Habrá mezquinos que se alegren de la catástrofe gubernamental, pero la mayor parte de la gente no lo hace, y por eso exige cambios en el gabinete y en la forma en que el gobierno está encarando la realidad. Porque más allá de los discursos y el pleito político de pura baba, lo cierto es que la inseguridad ha crecido, se siguen perdiendo empleos formales, la calidad de los servicios educativos es profundamente cuestionable, las estrategias de salud carecen de la efectividad requerida (no se trata sólo del Covid-19). el respaldo a las empresas locales y fomento a las inversiones no aparece por ninguna parte, la pobreza sigue creciendo, todo esto son datos que los propios funcionarios del gabinete de Cuauhtémoc Blanco han reconocido. Y los resultados son invisibles.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx