/ martes 12 de octubre de 2021

Revocar a Cuauh

Inició la recolección de firmas para revocar el mandato al gobernador, Cuauhtémoc Blanco. El Colectivo Cuernavaca, organización política vinculada a Morena, y que abandera diversas causas populares bajo la figura del respetadísimo profesor y ex diputado Isaías Cano Morales, anunció la instalación de 36 mesas receptoras para el acopio de respaldos a la petición que se hará al Instituto Nacional Electoral para incluir al gobernador en el paquete de la consulta para revocación de mandato, que se celebraría el 27 de marzo de 2022.

El argumento del grupo es impecable en tanto se apega al canon oficial: “el gobernador Blanco Bravo no cuenta con la capacidad para ejercer el cargo que le fue conferido, más aún ha perdido la confianza de la ciudadanía en su gestión”. Si es un argumento compartido por la mayor parte de la población será un asunto que deberá pasar por dos aduanas, primero la recolección de firmas y la eventual votación en la que los electores de Morelos tendrían que decidir, con más del 40% de participación en las urnas, que el gobernador debe irse.

Para pasar la primera aduana, los promotores de la revocación deberán conseguir 45 mil firmas, un número que probablemente sea asequible en tanto los enconos en muchos grupos sociales bien podrían superar esa cifra. De acuerdo con la encuesta en que mejor evaluado resulta en septiembre, Cuauhtémoc Blanco cuenta con menos del 37% de la población, lo que significaría que casi un millón 200 mil morelenses no están de acuerdo con su mandato. Es decir, el Colectivo Cuernavaca requeriría conseguir que 4 de cada cien que desaprueban la gestión del gobernador estuvieran dispuestos a firmar para que se apruebe la consulta. Luego faltaría que por lo menos 600 mil electores fueran a las urnas y que el 50% más uno de esos participantes dijera que Blanco Bravo debe irse, lo que parece mucho más difícil.

Esto no significa que la gente diera un voto de confianza al gobernador, de hecho, es muy probable que aún con los altos niveles de rechazo ciudadano hacia Cuauhtémoc Blanco, los electores no participen en una consulta que le revocaría el mandato, en tanto el escenario de lo que vendría después es bastante poco claro. Porque si bien la ley establece que en el caso de la ausencia permanente del gobernador durante la segunda parte del mandato, el Congreso deberá nombrar un gobernador sustituto.

El problema es si alguno de los notabilísimos morelenses que pudieran ocupar el cargo lo quisiera hacer y fuera capaz de convencer a 14 diputados de la actual legislatura para que voten por su designación. Asunto nada sencillo en tanto el susodicho requeriría del respaldo casi obligado de por lo menos de cuatro grupos parlamentarios y hasta siete de las ocho fuerzas políticas en el Congreso. La solución más simple en aritmética pasaría por la dificultad política, porque requiere, forzosamente, del apoyo de Acción Nacional y de Morena; pero también, del PRI, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza. Y conste que cada una de esas fuerzas tiene sus propios cálculos políticos, por lo que un acuerdo de esa magnitud sería muy complicado.

La pregunta es ¿Tenemos ya el menor de los males? La historia enseña que todo puede ir peor.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Inició la recolección de firmas para revocar el mandato al gobernador, Cuauhtémoc Blanco. El Colectivo Cuernavaca, organización política vinculada a Morena, y que abandera diversas causas populares bajo la figura del respetadísimo profesor y ex diputado Isaías Cano Morales, anunció la instalación de 36 mesas receptoras para el acopio de respaldos a la petición que se hará al Instituto Nacional Electoral para incluir al gobernador en el paquete de la consulta para revocación de mandato, que se celebraría el 27 de marzo de 2022.

El argumento del grupo es impecable en tanto se apega al canon oficial: “el gobernador Blanco Bravo no cuenta con la capacidad para ejercer el cargo que le fue conferido, más aún ha perdido la confianza de la ciudadanía en su gestión”. Si es un argumento compartido por la mayor parte de la población será un asunto que deberá pasar por dos aduanas, primero la recolección de firmas y la eventual votación en la que los electores de Morelos tendrían que decidir, con más del 40% de participación en las urnas, que el gobernador debe irse.

Para pasar la primera aduana, los promotores de la revocación deberán conseguir 45 mil firmas, un número que probablemente sea asequible en tanto los enconos en muchos grupos sociales bien podrían superar esa cifra. De acuerdo con la encuesta en que mejor evaluado resulta en septiembre, Cuauhtémoc Blanco cuenta con menos del 37% de la población, lo que significaría que casi un millón 200 mil morelenses no están de acuerdo con su mandato. Es decir, el Colectivo Cuernavaca requeriría conseguir que 4 de cada cien que desaprueban la gestión del gobernador estuvieran dispuestos a firmar para que se apruebe la consulta. Luego faltaría que por lo menos 600 mil electores fueran a las urnas y que el 50% más uno de esos participantes dijera que Blanco Bravo debe irse, lo que parece mucho más difícil.

Esto no significa que la gente diera un voto de confianza al gobernador, de hecho, es muy probable que aún con los altos niveles de rechazo ciudadano hacia Cuauhtémoc Blanco, los electores no participen en una consulta que le revocaría el mandato, en tanto el escenario de lo que vendría después es bastante poco claro. Porque si bien la ley establece que en el caso de la ausencia permanente del gobernador durante la segunda parte del mandato, el Congreso deberá nombrar un gobernador sustituto.

El problema es si alguno de los notabilísimos morelenses que pudieran ocupar el cargo lo quisiera hacer y fuera capaz de convencer a 14 diputados de la actual legislatura para que voten por su designación. Asunto nada sencillo en tanto el susodicho requeriría del respaldo casi obligado de por lo menos de cuatro grupos parlamentarios y hasta siete de las ocho fuerzas políticas en el Congreso. La solución más simple en aritmética pasaría por la dificultad política, porque requiere, forzosamente, del apoyo de Acción Nacional y de Morena; pero también, del PRI, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza. Y conste que cada una de esas fuerzas tiene sus propios cálculos políticos, por lo que un acuerdo de esa magnitud sería muy complicado.

La pregunta es ¿Tenemos ya el menor de los males? La historia enseña que todo puede ir peor.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx