/ viernes 17 de enero de 2020

Subempleo

El subempleo en Cuernavaca se derrama en las calles de la capital morelense. Escurre por las laderas. Te sorprende, te amaga, te distraen y aparece por todas las esquinas y banquetas. El comercio informal evidencia la más grave crisis en el estado; la falta de oportunidades y la falta de empleo.

Cuentos de jóvenes, niños y adultos ocupan las esquinas de las principales calles y avenidas. Lanzan sus chorros de agua sin control, Se vende fayuca y otros artículos. Inclusive, agreden al conductor que se reúsa a entregar una moneda.

La autoridad ciega, sorda y muda, ante el terrible fenómeno, no cuentan con información oficial o censo para determinar el número de personas dedicadas al trabajo en la calle. No tiene estadísticas en edades o sexo, menos aún tiene programas específicos para atender esta problemática que crece apresuradamente en la capital del estado de Morelos.

Josué, llega las ocho de la mañana a la esquina de Teopanzolco y Plan de Ayala; prepara su jabonadura y su aspersor improvisado, y se prepara para su jornada de trabajo que rebasa las ocho horas. Pero puede tener ganancias hasta de 300 pesos diarios si dobla turno y termina hasta entrada la noche.

A sus 14 años, Josué abandonó la escuela por los problemas económicos en su familia. “Mi mamá está enferma y de mis cinco hermanos yo soy el más grande y tengo que trabajar para llevarles algo de comer. Ellos con mucho trabajo siguen estudiando. No los puedo dejar de ayudar”, menciona con lágrimas en los ojos.

Entre la luz verde y la roja del semáforo platicamos. No deja de limpiar parabrisas. Torea los autos y las agresiones de los cientos de automovilistas que transitan por la importante arteria al oriente de Cuernavaca.

Empapado en sudor y con la cara ceniza, el pequeño continúa: A pesar de que muchas personas nos consideran malvivientes o drogadictos, por nuestra forma de vestir, ya que muchos traemos nuestras ropas y zapatos rotos, en esta esquina tenemos reglas o códigos, por lo que no podemos fumar o tomar alcohol y menos drogarnos; si vemos a alguien que lo está haciendo, le echamos a la patrulla y no lo dejamos trabajar.

Mientras tanto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografira(INEGI) dio a conocer que como resultado de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de julio a septiembre de 2018, en Morelos se presentó un leve incremento de desempleo y aumento del 0.8 por ciento la informalidad respecto al trimestre de 2017.

La población desocupada, indica, fue de 20 mil 188 personas, la tasa de desocupación fue de 2.4 por ciento, dos décimas de punto más que la del trimestre inmediato anterior, lo que establece que la desocupación aumentó.

El fenómeno es creciente en la capital del estado. A pesar del evidente problema de desempleo, marginación, pobreza y falta de oportunidades, el gobierno no realiza acciones enfocadas a redireccionar a este importante número de jóvenes, niños y adultos, de todas las edades, hombres y mujeres, que salen diariamente en busca de una moneda para su familia.

El subempleo y comercio informal crece aceleradamente en Cuernavaca y otras ciudades en de la entidad; Es el reflejo de políticas económicas erróneas y una crisis de Estado.

Lo que es una realidad, es la rivalidad que se genera diariamente en cada esquina, entre los automovilistas y los limpiaparabrisas o vendedores, y peor aún que representa una tentadora opción de trabajo para niños y jóvenes.

El subempleo en Cuernavaca se derrama en las calles de la capital morelense. Escurre por las laderas. Te sorprende, te amaga, te distraen y aparece por todas las esquinas y banquetas. El comercio informal evidencia la más grave crisis en el estado; la falta de oportunidades y la falta de empleo.

Cuentos de jóvenes, niños y adultos ocupan las esquinas de las principales calles y avenidas. Lanzan sus chorros de agua sin control, Se vende fayuca y otros artículos. Inclusive, agreden al conductor que se reúsa a entregar una moneda.

La autoridad ciega, sorda y muda, ante el terrible fenómeno, no cuentan con información oficial o censo para determinar el número de personas dedicadas al trabajo en la calle. No tiene estadísticas en edades o sexo, menos aún tiene programas específicos para atender esta problemática que crece apresuradamente en la capital del estado de Morelos.

Josué, llega las ocho de la mañana a la esquina de Teopanzolco y Plan de Ayala; prepara su jabonadura y su aspersor improvisado, y se prepara para su jornada de trabajo que rebasa las ocho horas. Pero puede tener ganancias hasta de 300 pesos diarios si dobla turno y termina hasta entrada la noche.

A sus 14 años, Josué abandonó la escuela por los problemas económicos en su familia. “Mi mamá está enferma y de mis cinco hermanos yo soy el más grande y tengo que trabajar para llevarles algo de comer. Ellos con mucho trabajo siguen estudiando. No los puedo dejar de ayudar”, menciona con lágrimas en los ojos.

Entre la luz verde y la roja del semáforo platicamos. No deja de limpiar parabrisas. Torea los autos y las agresiones de los cientos de automovilistas que transitan por la importante arteria al oriente de Cuernavaca.

Empapado en sudor y con la cara ceniza, el pequeño continúa: A pesar de que muchas personas nos consideran malvivientes o drogadictos, por nuestra forma de vestir, ya que muchos traemos nuestras ropas y zapatos rotos, en esta esquina tenemos reglas o códigos, por lo que no podemos fumar o tomar alcohol y menos drogarnos; si vemos a alguien que lo está haciendo, le echamos a la patrulla y no lo dejamos trabajar.

Mientras tanto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografira(INEGI) dio a conocer que como resultado de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de julio a septiembre de 2018, en Morelos se presentó un leve incremento de desempleo y aumento del 0.8 por ciento la informalidad respecto al trimestre de 2017.

La población desocupada, indica, fue de 20 mil 188 personas, la tasa de desocupación fue de 2.4 por ciento, dos décimas de punto más que la del trimestre inmediato anterior, lo que establece que la desocupación aumentó.

El fenómeno es creciente en la capital del estado. A pesar del evidente problema de desempleo, marginación, pobreza y falta de oportunidades, el gobierno no realiza acciones enfocadas a redireccionar a este importante número de jóvenes, niños y adultos, de todas las edades, hombres y mujeres, que salen diariamente en busca de una moneda para su familia.

El subempleo y comercio informal crece aceleradamente en Cuernavaca y otras ciudades en de la entidad; Es el reflejo de políticas económicas erróneas y una crisis de Estado.

Lo que es una realidad, es la rivalidad que se genera diariamente en cada esquina, entre los automovilistas y los limpiaparabrisas o vendedores, y peor aún que representa una tentadora opción de trabajo para niños y jóvenes.