/ martes 18 de enero de 2022

Trabajo en equipo, la oportunidad de crecer

Trabajo en equipo, la oportunidad de crecer La idea de buen gobierno va más allá de la ausencia de corrupción. Se refiere a instituciones transparentes, ecuánimes y con reglas predecibles para todos. Pero también, a la consolidación de dignos representantes de las y los ciudadanos, aquellos que luchan y levantan la voz para ofrecer soluciones y no problemas.

Esos mismos actores políticos que meses atrás salieron a las calles en busca de un voto, que recorrieron tu colonia y te prometieron ser el cambio. Hoy a cinco meses de un “nuevo comienzo” llega a mí esa sensación de incertidumbre, de nostalgia, al darme cuenta que no todos los políticos estamos en busca de lo mismo; seguir avanzando. Hacen falta muchas más cosas que una crítica por redes sociales, o comentarios mal intencionados para desprestigiar a otros. La pregunta sería: ¿por qué no hacernos bien entre tanto mal?, principalmente cuando nuestra sociedad carece de solidaridad y empatía.

Cómo sería si en lugar de dividir, acusar y pelear tendemos una mano a aquellas personas que están viviendo en carne propia una enfermedad, el desempleo, la falta de oportunidades y más triste aún la posibilidad de tener un representante que garantice y defienda sus derechos, pero que por ego y protagonismo esa opción suena absurda. A pesar de que los tiempos que corren no son del todo buenos, de modo que ahora resulta tan difícil aceptar que la pandemia no ha acabado, que todavía seguiremos un poco más en este tenor, tomémonos el tiempo de sentarnos, reflexionar sobre este año que va iniciando, con múltiples expresiones esperanzadoras, intenciones de mejora, de cambio y de renovación; no solo en el ámbito social sino también en el político, siendo este último el más importante. Tengamos voluntad por fortalecer y ampliar una democracia que ya está debilitada, luchemos por rescatar aquello que como ciudadanos nos mueve e interesa; ver florecer a nuestro estado.

Hoy más que nunca Morelos nos necesita. Es necesario reivindicar las necesidades de la gente, aceptar los retos impuestos por los ciudadanos, que finalmente se deben traducir en satisfacción de los anhelos colectivos, haciendo a un lado los personales, en unos y otros. Las carencias de nuestro estado son muchas, y deben ser objeto de priorización y solución. Empecemos por la precaria atención en salud, la lucha por una educación de calidad, generar empleos, y mejores condiciones de vida; hacer frente a la terrible ola de violencia que día a día tiñe de rojo nuestras calles y nos llena de miedo. Debemos fortalecer y construir un modelo de sociedad que esté abierto al camino del entendimiento en el que prevalezca la confianza y el respeto por las diferencias del otro, donde los esfuerzos y medidas de atención correspondan a soluciones integrales en beneficio de las y los morelenses.

Es urgente demostrar que somos una nueva clase política, que requiere un cambio en las mentalidades imperantes y en los que hoy en día se dicen llamar “servidores públicos”. Hoy, está en nosotros el participar más y mantener esta tendencia positiva, influyendo de manera importante en nuestro estado. La vida y años de lucha por buscar una renovación política, así como espacios y oportunidades de crecimiento está en nosotros. ¡Es ahora; no mañana! No dejemos que la falta de sensibilidad nos impida continuar con la verdadera esencia del actuar político, quienes luchamos y defendemos a capa y espada los intereses de la gente, nos encontramos en el proceso de construcción de estructuras sociales basadas en la justicia, la equidad y la igualdad. Debemos unirnos y representar de manera digna y cercana a todas las comunidades que nos dieron su confianza, para que se sientan escuchadas, atendidas y comprometidas desde una verdadera política local que les brinde tranquilidad.

Nadie dijo que sería fácil, pero a través de estos renglones reitero mi compromiso y disposición para seguir trabajando y responder al llamado de las y los morelenses. Hoy, nos toca construir nuevos paradigmas sin temor y miedo a confrontarnos, desbloqueemos la ruta del diálogo, porque como legisladores estamos para atender y resolver. Los invito a generar efectivos y reales canales de aprendizaje, mesas de trabajo y debates; Morelos necesita diputados y diputadas dispuestas, de una vez por todas, a pasar la hoja de la guerra y las diferencias. Pongamos todo el empeño para que avancemos, sin posiciones políticas con alturas de miras.

Porque la construcción de una democracia sana implica también una revisión de las formas de hacer política.


Trabajo en equipo, la oportunidad de crecer La idea de buen gobierno va más allá de la ausencia de corrupción. Se refiere a instituciones transparentes, ecuánimes y con reglas predecibles para todos. Pero también, a la consolidación de dignos representantes de las y los ciudadanos, aquellos que luchan y levantan la voz para ofrecer soluciones y no problemas.

Esos mismos actores políticos que meses atrás salieron a las calles en busca de un voto, que recorrieron tu colonia y te prometieron ser el cambio. Hoy a cinco meses de un “nuevo comienzo” llega a mí esa sensación de incertidumbre, de nostalgia, al darme cuenta que no todos los políticos estamos en busca de lo mismo; seguir avanzando. Hacen falta muchas más cosas que una crítica por redes sociales, o comentarios mal intencionados para desprestigiar a otros. La pregunta sería: ¿por qué no hacernos bien entre tanto mal?, principalmente cuando nuestra sociedad carece de solidaridad y empatía.

Cómo sería si en lugar de dividir, acusar y pelear tendemos una mano a aquellas personas que están viviendo en carne propia una enfermedad, el desempleo, la falta de oportunidades y más triste aún la posibilidad de tener un representante que garantice y defienda sus derechos, pero que por ego y protagonismo esa opción suena absurda. A pesar de que los tiempos que corren no son del todo buenos, de modo que ahora resulta tan difícil aceptar que la pandemia no ha acabado, que todavía seguiremos un poco más en este tenor, tomémonos el tiempo de sentarnos, reflexionar sobre este año que va iniciando, con múltiples expresiones esperanzadoras, intenciones de mejora, de cambio y de renovación; no solo en el ámbito social sino también en el político, siendo este último el más importante. Tengamos voluntad por fortalecer y ampliar una democracia que ya está debilitada, luchemos por rescatar aquello que como ciudadanos nos mueve e interesa; ver florecer a nuestro estado.

Hoy más que nunca Morelos nos necesita. Es necesario reivindicar las necesidades de la gente, aceptar los retos impuestos por los ciudadanos, que finalmente se deben traducir en satisfacción de los anhelos colectivos, haciendo a un lado los personales, en unos y otros. Las carencias de nuestro estado son muchas, y deben ser objeto de priorización y solución. Empecemos por la precaria atención en salud, la lucha por una educación de calidad, generar empleos, y mejores condiciones de vida; hacer frente a la terrible ola de violencia que día a día tiñe de rojo nuestras calles y nos llena de miedo. Debemos fortalecer y construir un modelo de sociedad que esté abierto al camino del entendimiento en el que prevalezca la confianza y el respeto por las diferencias del otro, donde los esfuerzos y medidas de atención correspondan a soluciones integrales en beneficio de las y los morelenses.

Es urgente demostrar que somos una nueva clase política, que requiere un cambio en las mentalidades imperantes y en los que hoy en día se dicen llamar “servidores públicos”. Hoy, está en nosotros el participar más y mantener esta tendencia positiva, influyendo de manera importante en nuestro estado. La vida y años de lucha por buscar una renovación política, así como espacios y oportunidades de crecimiento está en nosotros. ¡Es ahora; no mañana! No dejemos que la falta de sensibilidad nos impida continuar con la verdadera esencia del actuar político, quienes luchamos y defendemos a capa y espada los intereses de la gente, nos encontramos en el proceso de construcción de estructuras sociales basadas en la justicia, la equidad y la igualdad. Debemos unirnos y representar de manera digna y cercana a todas las comunidades que nos dieron su confianza, para que se sientan escuchadas, atendidas y comprometidas desde una verdadera política local que les brinde tranquilidad.

Nadie dijo que sería fácil, pero a través de estos renglones reitero mi compromiso y disposición para seguir trabajando y responder al llamado de las y los morelenses. Hoy, nos toca construir nuevos paradigmas sin temor y miedo a confrontarnos, desbloqueemos la ruta del diálogo, porque como legisladores estamos para atender y resolver. Los invito a generar efectivos y reales canales de aprendizaje, mesas de trabajo y debates; Morelos necesita diputados y diputadas dispuestas, de una vez por todas, a pasar la hoja de la guerra y las diferencias. Pongamos todo el empeño para que avancemos, sin posiciones políticas con alturas de miras.

Porque la construcción de una democracia sana implica también una revisión de las formas de hacer política.