/ sábado 1 de junio de 2019

¿Una crisis de gobernanza?

En muchos aspectos, la crisis del agua es una crisis de gobernanza

Stefan Uhlenbrook, Coordinador del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP) de las Naciones Unidas, UNESCO. VIII Foro de Economía del Agua.


Gobernanza es un término que se ha usado para describir la efectividad de la interacción del Gobierno con las organizaciones privadas y de la sociedad civil (empresariales, gremiales, asociaciones civiles y otras), interacciones que no obedecen a una subordinación jerárquica, sino a una integración en red, a un interes de colaboración mutua.

De acuerdo con el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la UNESCO, en muchos países la gobernanza de los recursos hídricos está sumida en un estado de confusión, en algunos países hay una ausencia total de instituciones hídricas, mientras que otros presentan instituciones fragmentadas, contradictorias o enfrentadas en la toma de decisiones. Las reformas en la gobernanza de los recursos hídricos están siendo impulsadas por factores como el aumento de la población, el incremento de la demanda, las amenazas medioambientales causadas por la creciente contaminación y la presión de la comunidad internacional para la reducción de la pobreza y el desarrollo socioeconómico (a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio por ejemplo). Sin embargo, el avance es irregular y avanza a un ritmo muy lento comparado con la urgencia del tema. En los países en desarrollo hay graves brechas entre las políticas agrícolas y las de uso de los recursos hídricos; también entre el diseño de políticas y su ejecución. Las causas de estas brechas a menudo hay que buscarlas en la poca capacidad, la corrupción, la descoordinación, la resistencia de las instituciones al cambio, etc. Por ejemplo, muchos gobiernos admiten que necesitan descentralizar la gestión de los recursos hídricos hacia los ámbitos locales, pero son incapaces de delegar los poderes y recursos necesarios para que funcione correctamente. Algunas soluciones prometedoras conllevan preparar a las instituciones para que sepan gestionar los desafíos actuales y venideros que plantea un desarrollo caracterizado por la descentralización, la participación de las partes interesadas y la transparencia, la colaboración y la coordinación (sector público-privado, sector público-público, sector público-sociedad civil), y por nuevos sistemas de gestión basados en la distribución de los beneficios de los recursos hídricos, especialmente los transfronterizos.

México debe plantear reformas en la gobernanza de sus recursos hídricos. Las instituciones encargadas del manejo del agua en México, están viviendo hoy uno de sus momentos más difìciles de l a historia en las diferentes instancias en las que cada una desarrolla su actividad. A nivel federal, la Comisión Nacional del Agua tiene hoy el presupuesto más bajo de su historia, y está enfrentando además de recortes presupuestales para obras y acciones, recortes muy importantes de personal que la han llevado a disminuir drásticamente el número de funcionarios que atendían las diferentes necesidades de nuestro país. Muy probablemente, hoy hayan despedido a muchos delegados federales y trabajadores de confianza en las direcciones locales de todo el país, y con anterioridad ya ha ocurrido el despido de cientos de trabajadores en áreas centrales, regionales y locales para dar cumplimiento a los criterios de austeridad planteados por la Cuarta Transformación.

A nivel estatal, las Comisiones Estatales del Agua están reflejando el mismo comportamiento del nivel federal en cuanto a la reducción presupuestal; la mayor parte de los recursos que se invertían en los estados para atender las necesidades de agua, drenaje, y saneamiento de la población, provenían principalmente del presupuesto federal. Al verse reducido este presupuesto, desde luego el impacto en los estados es muy significativo

Y a nivel municipal, desde la década de los 80s, en la que el gobierno federal transfirió a los municipios los sistemas operadores de agua potable de todo el país, estos han venido demostrado una debilidad institucional que se agrava año con año. En particular, las amenazas que se ciernen sobre estos organismos (que ya de por sí manifiestan ser insostenibles en el mediano plazo), son aún mayores dado el incremento en la tarifa a la energía eléctrica y nuevas normas que tendrán que cumplir próximamente sin que siquiera hayan podido cumplir con las anteriores que eran más laxas en diferentes sentidos.

Las asociaciones de usuarios relacionados con el sector agua, también presentan diversos matices en cuanto a la posición o postura que guardan en relación con el manejo de recurso hídrico. El Consejo Consultivo del Agua, la Asociación Mexicana de Hidráulica, la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento, la Asociación Nacional de Usuarios de Riego tienen, como es lógico en un ente plural, sus diferencias internas. Pero es justo en estos momentos difìciles que el sector hídrico enfrenta, en los que la unión, la coordinación, y el enfoque de todo el sector hacia un mismo fin debería ser el objetivo fundamental; más allá de nuestras diferencias, deberíamos asumir el compromiso de avanzar de manera consistente hacia la solución de la problemática nacional en esta materia.

Por el bien de México, #aguaparatodos

En muchos aspectos, la crisis del agua es una crisis de gobernanza

Stefan Uhlenbrook, Coordinador del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP) de las Naciones Unidas, UNESCO. VIII Foro de Economía del Agua.


Gobernanza es un término que se ha usado para describir la efectividad de la interacción del Gobierno con las organizaciones privadas y de la sociedad civil (empresariales, gremiales, asociaciones civiles y otras), interacciones que no obedecen a una subordinación jerárquica, sino a una integración en red, a un interes de colaboración mutua.

De acuerdo con el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la UNESCO, en muchos países la gobernanza de los recursos hídricos está sumida en un estado de confusión, en algunos países hay una ausencia total de instituciones hídricas, mientras que otros presentan instituciones fragmentadas, contradictorias o enfrentadas en la toma de decisiones. Las reformas en la gobernanza de los recursos hídricos están siendo impulsadas por factores como el aumento de la población, el incremento de la demanda, las amenazas medioambientales causadas por la creciente contaminación y la presión de la comunidad internacional para la reducción de la pobreza y el desarrollo socioeconómico (a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio por ejemplo). Sin embargo, el avance es irregular y avanza a un ritmo muy lento comparado con la urgencia del tema. En los países en desarrollo hay graves brechas entre las políticas agrícolas y las de uso de los recursos hídricos; también entre el diseño de políticas y su ejecución. Las causas de estas brechas a menudo hay que buscarlas en la poca capacidad, la corrupción, la descoordinación, la resistencia de las instituciones al cambio, etc. Por ejemplo, muchos gobiernos admiten que necesitan descentralizar la gestión de los recursos hídricos hacia los ámbitos locales, pero son incapaces de delegar los poderes y recursos necesarios para que funcione correctamente. Algunas soluciones prometedoras conllevan preparar a las instituciones para que sepan gestionar los desafíos actuales y venideros que plantea un desarrollo caracterizado por la descentralización, la participación de las partes interesadas y la transparencia, la colaboración y la coordinación (sector público-privado, sector público-público, sector público-sociedad civil), y por nuevos sistemas de gestión basados en la distribución de los beneficios de los recursos hídricos, especialmente los transfronterizos.

México debe plantear reformas en la gobernanza de sus recursos hídricos. Las instituciones encargadas del manejo del agua en México, están viviendo hoy uno de sus momentos más difìciles de l a historia en las diferentes instancias en las que cada una desarrolla su actividad. A nivel federal, la Comisión Nacional del Agua tiene hoy el presupuesto más bajo de su historia, y está enfrentando además de recortes presupuestales para obras y acciones, recortes muy importantes de personal que la han llevado a disminuir drásticamente el número de funcionarios que atendían las diferentes necesidades de nuestro país. Muy probablemente, hoy hayan despedido a muchos delegados federales y trabajadores de confianza en las direcciones locales de todo el país, y con anterioridad ya ha ocurrido el despido de cientos de trabajadores en áreas centrales, regionales y locales para dar cumplimiento a los criterios de austeridad planteados por la Cuarta Transformación.

A nivel estatal, las Comisiones Estatales del Agua están reflejando el mismo comportamiento del nivel federal en cuanto a la reducción presupuestal; la mayor parte de los recursos que se invertían en los estados para atender las necesidades de agua, drenaje, y saneamiento de la población, provenían principalmente del presupuesto federal. Al verse reducido este presupuesto, desde luego el impacto en los estados es muy significativo

Y a nivel municipal, desde la década de los 80s, en la que el gobierno federal transfirió a los municipios los sistemas operadores de agua potable de todo el país, estos han venido demostrado una debilidad institucional que se agrava año con año. En particular, las amenazas que se ciernen sobre estos organismos (que ya de por sí manifiestan ser insostenibles en el mediano plazo), son aún mayores dado el incremento en la tarifa a la energía eléctrica y nuevas normas que tendrán que cumplir próximamente sin que siquiera hayan podido cumplir con las anteriores que eran más laxas en diferentes sentidos.

Las asociaciones de usuarios relacionados con el sector agua, también presentan diversos matices en cuanto a la posición o postura que guardan en relación con el manejo de recurso hídrico. El Consejo Consultivo del Agua, la Asociación Mexicana de Hidráulica, la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento, la Asociación Nacional de Usuarios de Riego tienen, como es lógico en un ente plural, sus diferencias internas. Pero es justo en estos momentos difìciles que el sector hídrico enfrenta, en los que la unión, la coordinación, y el enfoque de todo el sector hacia un mismo fin debería ser el objetivo fundamental; más allá de nuestras diferencias, deberíamos asumir el compromiso de avanzar de manera consistente hacia la solución de la problemática nacional en esta materia.

Por el bien de México, #aguaparatodos

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