/ jueves 21 de enero de 2021

Voto electrónico 2

Se trata de discutir el voto electrónico, más como una alternativa que evite el aplazamiento de las elecciones que seguramente generaría un mayor enrarecimiento del ambiente político local, especialmente considerando que los enconos siguen creciendo todos los días, casi al mismo ritmo que los escándalos propios o tangenciales que padecen los gobiernos federal, estatal y municipales, en seguridad publica, desarrollo económico, corrupción, manejo de la pandemia, entre otros. El desgaste cada vez mayor que enfrentan las autoridades electas y sus equipos de trabajo podría paliarse de alguna forma con la esperanza electoral que ratificaría o desplazaría las mayorías formadas en los comicios del 2018, frente a esa realidad, la idea de posponer el proceso electoral para proteger a la gente de la pandemia es sumamente noble, pero también profundamente peligrosa.

La alternativa entonces, es el voto electrónico para el que podría estar habilitado casi el 70% de los electores, los que tienen los medios para acceder a internet de forma más o menos sencilla y que podrían reducir en gran medida la concentración de personas en casillas electorales, y con ello, el riesgo sanitario que de esas aglomeraciones deriva. En el caso de Morelos, la participación rural es mayor que la urbana, pero sólo en uno o dos puntos porcentuales; la mayor concentración poblacional, por supuesto está en las zonas urbanas cuyo acceso a internet es más sencillo. El problema sanitario, sin embargo, se mantendría en dos apartados: en las zonas rurales una alta participación que es deseable democráticamente representaría un enorme riesgo sanitario; y en las zonas urbanas no podría cancelarse la instalación de casillas y urnas, lo que mantendría a un porcentaje de la población aún expuesto al virus.

Es decir, el voto electrónico representa una solución para celebrar los comicios sin mayores riesgos para una porción de la población urbana (quienes tuvieran la confianza suficiente para sufragar por internet entre el 70% de la población que tiene acceso a internet, si lo comparamos con la confianza para hacer otras operaciones que requieren alta seguridad en línea, como las compras o las bancarias, probablemente hablaríamos del 5 por ciento de los electores, es decir, probablemente entre 36 mil y 48 mil ciudadanos considerando participaciones de entre 50 y 65 por ciento, que serían altísimas bajo las circunstancias de la pandemia y de que se trata de una elección intermedia. Y cierto que sacar a más de 30 mil ciudadanos de las calles es sumamente deseable en medio de la contingencia, pero la movilidad en el día de la jornada podría superar los 680 mil ciudadanos un número que implicará casillas que reciban a más de mil personas, durante toda la jornada y que tendrían que atender a más de dos personas por minuto. Frente a esta complejidad organizativa, la urgencia de reforzar los protocolos para el día de la jornada es vital, en tanto el voto electrónico no sea considerado una modalidad a la que se debe invertir y cuidar tanto como el resto de la elección para generar la certidumbre que requiere.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Se trata de discutir el voto electrónico, más como una alternativa que evite el aplazamiento de las elecciones que seguramente generaría un mayor enrarecimiento del ambiente político local, especialmente considerando que los enconos siguen creciendo todos los días, casi al mismo ritmo que los escándalos propios o tangenciales que padecen los gobiernos federal, estatal y municipales, en seguridad publica, desarrollo económico, corrupción, manejo de la pandemia, entre otros. El desgaste cada vez mayor que enfrentan las autoridades electas y sus equipos de trabajo podría paliarse de alguna forma con la esperanza electoral que ratificaría o desplazaría las mayorías formadas en los comicios del 2018, frente a esa realidad, la idea de posponer el proceso electoral para proteger a la gente de la pandemia es sumamente noble, pero también profundamente peligrosa.

La alternativa entonces, es el voto electrónico para el que podría estar habilitado casi el 70% de los electores, los que tienen los medios para acceder a internet de forma más o menos sencilla y que podrían reducir en gran medida la concentración de personas en casillas electorales, y con ello, el riesgo sanitario que de esas aglomeraciones deriva. En el caso de Morelos, la participación rural es mayor que la urbana, pero sólo en uno o dos puntos porcentuales; la mayor concentración poblacional, por supuesto está en las zonas urbanas cuyo acceso a internet es más sencillo. El problema sanitario, sin embargo, se mantendría en dos apartados: en las zonas rurales una alta participación que es deseable democráticamente representaría un enorme riesgo sanitario; y en las zonas urbanas no podría cancelarse la instalación de casillas y urnas, lo que mantendría a un porcentaje de la población aún expuesto al virus.

Es decir, el voto electrónico representa una solución para celebrar los comicios sin mayores riesgos para una porción de la población urbana (quienes tuvieran la confianza suficiente para sufragar por internet entre el 70% de la población que tiene acceso a internet, si lo comparamos con la confianza para hacer otras operaciones que requieren alta seguridad en línea, como las compras o las bancarias, probablemente hablaríamos del 5 por ciento de los electores, es decir, probablemente entre 36 mil y 48 mil ciudadanos considerando participaciones de entre 50 y 65 por ciento, que serían altísimas bajo las circunstancias de la pandemia y de que se trata de una elección intermedia. Y cierto que sacar a más de 30 mil ciudadanos de las calles es sumamente deseable en medio de la contingencia, pero la movilidad en el día de la jornada podría superar los 680 mil ciudadanos un número que implicará casillas que reciban a más de mil personas, durante toda la jornada y que tendrían que atender a más de dos personas por minuto. Frente a esta complejidad organizativa, la urgencia de reforzar los protocolos para el día de la jornada es vital, en tanto el voto electrónico no sea considerado una modalidad a la que se debe invertir y cuidar tanto como el resto de la elección para generar la certidumbre que requiere.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx