/ jueves 19 de marzo de 2020

¿Y los empresarios?

Las proyecciones de crecimiento para México fueron reducidas por Credit Suisse. La institución financiera suiza considera que el crecimiento económico del país será de -4% para el 2020, dato mucho más preocupante que el ya dramático -0-7% proyectado el inicio del año. El descenso se debe a los efectos de las medidas para enfrentar la pandemia del covid-19, la caída en la producción industrial y de servicios, y la baja en los precios del petróleo. Estos factores, hacen que el estudio de referencia ponga proyecciones de -1.9% y -3.6% para los dos primeros trimestres del año, lo que genera el pronóstico anual de -4% que depende aún del manejo que las unidades productivas y el gobierno den a la crisis de crecimiento que ya está aquí aunque sus efectos apenas comienzan a notarse. Imagine.

Y conste que dijimos las unidades productivas y el gobierno, porque quienes diseñan políticas y los responsables de la administración pública son responsables parciales de lo que ocurre con la marcha económica de una nación, pero también corresponde a los productores, trabajadores y consumidores, la capacidad de adaptación para reducir los efectos negativos de un escenario lleno de retos y obstáculos derivados, no de un maquiavélico plan para destruir la economía mundial o estorbar a la 4T, sino de la suma de eventos catastróficos para las actividades productivas en todo el mundo.

Ni el gobierno federal, ni el estatal han presentado un programa integral para mejorar los pronósticos de las calificadoras internacionales sobre el crecimiento económico, pero tampoco lo ha hecho el sector productivo. Porque a final de cuentas, el gobierno fue rebasado por la sociedad que se adelantó a tomar medidas frente a la contingencia. La iniciativa privada y las organizaciones sociales diseñaron protocolos de contención adelantados a los que propuso el gobierno federal. Pero estos protocolos no han sido acompañados de estrategias para paliar el daño que, inevitablemente, recibirá el sector productivo; esas estrategias tampoco deberían depender solamente de las capacidades de analistas gubernamentales, de la preocupación que la alta burocracia pudiera o no tener respecto de la marcha económica del estado, o de los efectos en el corto y mediano plazos de la crisis que se avecina. Una estrategia ciudadana es hoy más urgente en los niveles regionales, especialmente en las entidades que peores indicadores registraron en el 2019, y que podrían reportar mayores pérdidas durante el 2020.

En Morelos, una entidad donde un gobierno en pleno ejercicio de funciones no pudo lograr una estrategia económica que revirtiera el decrecimiento en su producto interno bruto, fue incapaz de impulsar la creación de empleo para llegar a la meta de 18 mil 600 nuevas plazas y en cambio registró el cierre de 776 fuentes de empleo formal; y donde campea la informalidad y se mantienen la baja productividad y la pobreza laboral en niveles superiores a la mitad de la fuerza productiva; una alternativa ciudadana de impulso económico regional se vuelve vital para los negocios y hasta la atracción de nuevas inversiones.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Las proyecciones de crecimiento para México fueron reducidas por Credit Suisse. La institución financiera suiza considera que el crecimiento económico del país será de -4% para el 2020, dato mucho más preocupante que el ya dramático -0-7% proyectado el inicio del año. El descenso se debe a los efectos de las medidas para enfrentar la pandemia del covid-19, la caída en la producción industrial y de servicios, y la baja en los precios del petróleo. Estos factores, hacen que el estudio de referencia ponga proyecciones de -1.9% y -3.6% para los dos primeros trimestres del año, lo que genera el pronóstico anual de -4% que depende aún del manejo que las unidades productivas y el gobierno den a la crisis de crecimiento que ya está aquí aunque sus efectos apenas comienzan a notarse. Imagine.

Y conste que dijimos las unidades productivas y el gobierno, porque quienes diseñan políticas y los responsables de la administración pública son responsables parciales de lo que ocurre con la marcha económica de una nación, pero también corresponde a los productores, trabajadores y consumidores, la capacidad de adaptación para reducir los efectos negativos de un escenario lleno de retos y obstáculos derivados, no de un maquiavélico plan para destruir la economía mundial o estorbar a la 4T, sino de la suma de eventos catastróficos para las actividades productivas en todo el mundo.

Ni el gobierno federal, ni el estatal han presentado un programa integral para mejorar los pronósticos de las calificadoras internacionales sobre el crecimiento económico, pero tampoco lo ha hecho el sector productivo. Porque a final de cuentas, el gobierno fue rebasado por la sociedad que se adelantó a tomar medidas frente a la contingencia. La iniciativa privada y las organizaciones sociales diseñaron protocolos de contención adelantados a los que propuso el gobierno federal. Pero estos protocolos no han sido acompañados de estrategias para paliar el daño que, inevitablemente, recibirá el sector productivo; esas estrategias tampoco deberían depender solamente de las capacidades de analistas gubernamentales, de la preocupación que la alta burocracia pudiera o no tener respecto de la marcha económica del estado, o de los efectos en el corto y mediano plazos de la crisis que se avecina. Una estrategia ciudadana es hoy más urgente en los niveles regionales, especialmente en las entidades que peores indicadores registraron en el 2019, y que podrían reportar mayores pérdidas durante el 2020.

En Morelos, una entidad donde un gobierno en pleno ejercicio de funciones no pudo lograr una estrategia económica que revirtiera el decrecimiento en su producto interno bruto, fue incapaz de impulsar la creación de empleo para llegar a la meta de 18 mil 600 nuevas plazas y en cambio registró el cierre de 776 fuentes de empleo formal; y donde campea la informalidad y se mantienen la baja productividad y la pobreza laboral en niveles superiores a la mitad de la fuerza productiva; una alternativa ciudadana de impulso económico regional se vuelve vital para los negocios y hasta la atracción de nuevas inversiones.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx