97 años de la Unión de Voceadores

Celebran los más veteranos con las nuevas generaciones de papeleritos

Daniel Martínez

  · lunes 26 de noviembre de 2018

La foto del recuerdo

La Unión de Voceadores más antigua del país cumplió 97 años y lo celebró en grande: entre compromisos de mejora gremial, de mantener su cruzada para que los periódicos impresos lleguen cada mañana a las manos de los lectores; pero también entre amigos, sueños y planes de futuro.

La coronación de la reina de los voceadores por este año, doña Emma Pliego Pérez, que lleva en el oficio 60 de sus 85 años de vida, fue el acto inaugural de la ceremonia con que la dirigente estatal del gremio, Yunuén Paola San Vicente Islas, y sus compañeros celebraron la unidad y los beneficios que obtienen de ella quienes desde muy temprano cada mañana llevan la palabra impresa a las manos y a las mentes de miles de lectores en Morelos.

Vinieron los discursos, un Carlos Félix, columnista de El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla, muy afable y memorioso de su relación con los voceadores, quienes le consideran su amigo de siempre; un diputado Alejandro Mojica convencido de apoyar a los voceadores, estar junto a ellos, y reconocerles su esfuerzo y su aporte a la sociedad.

Y vino el turno de Yunuén sin nostalgia recordó que el voceo de periódicos ha dado a muchos carrera, trabajo y una vida mejor, pero nunca se han olvidado de sus orígenes y frente a una veintena de niños hijos de voceadores les pidió aspirar a una mejor vida, pero no olvidar su origen humilde. Anunció que ya se gestionan becas y otros apoyos para las familias de los voceadores, y agradeció a niños y adultos haber participado en el desfile en que se presentó la reina.

Luego, Héctor Molina Cepeda, el dirigente nacional de los voceadores, confió en que las metas que se ha propuesto Yunuén San Vicente, junto con su comité, “las va a lograr”.

Vino la cena, crema de brócoli, espagueti en salsa de cilantro, lomo en salsa de tomate; que amenizó una banda que, por supuesto, se reventó unas de la Sonora Santanera, para que los asistentes bailaran o siguieran cenando al ritmo del bómboro quiña quiña, el bómboro, pero en esa pista nadie olvidó el amor, porque han sido 97 años de tenerlo al oficio, a la familia que alimenta, a los periódicos que lo nutren, y al futuro que, los voceadores saben, se construye todos los días; por eso valió la fiesta.