/ martes 16 de julio de 2019

Exhibe Palacio de Cortés Ofrendas en Las Pilas

Durante el periodo Clásico, fue uno de los asentamientos que recibieron la influencia de la gran urbe

Al Oriente de Morelos, en Jonacatepec, se localiza Las Pilas, un antiguo centro ceremonial cuyo desarrollo estuvo ligado a la gran urbe de Teotihuacán, y donde la influencia de la metrópolis del Altiplano Central sobre este sitio del Valle de Amilpas es particularmente visible en las ofrendas mortuorias, compuestas en algunos casos por exquisitas piezas cerámicas y líticas, como lo demuestra una pequeña colección expuesta en el Museo Regional Cuauhnáhuac, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Ofrendas en Las Pilas es el título de la muestra temporal que puede visitarse en el Palacio de Cortés, en Cuernavaca. Aunque los antecedentes más remotos de Las Pilas indican que surgió entre 700 y 500 a.C., como una modesta aldea dependiente de Chalcatzingo, sitio de filiación olmeca del que lo separan tres kilómetros al este, la exposición se centra en la vida de Las Pilas durante el periodo Clásico.

La arqueóloga Guadalupe Martínez Donjuan, quien ha investigado ese lugar, explica que las excavaciones realizadas entre 1973 y 1980, dejaron al descubierto basamentos piramidales muy destruidos. Las construcciones fueron alteradas por otros grupos prehispánicos, entre ellos los mexicas, que siglos después reutilizaron el espacio como área habitacional. Pese a esta pobreza arquitectónica, otros descubrimientos arqueológicos revelaron la importancia de Las Pilas.

Entre los hallazgos registrados sobresale un par de sistemas de captación de agua, compuestos por canales y cajas de sedimentación que permitieron impulsar la agricultura intensiva. Asociados a estos sistemas de riego se registraron varios entierros humanos que corresponden a individuos que debieron desempeñar funciones relacionadas con Tláloc, o murieron a causa de algún incidente o fenómeno natural vinculado con esa deidad del agua, tal vez, por ahogamiento o la caída directa de un rayo.

En estos sitios se registra la cerámica teotihuacana más común/ CORTESÍA

Los individuos fueron enterrados bocarriba y en posición de “flor de loto”. Los entierros contaban con ofrendas o depósitos rituales, integrados, entre otros objetos, por vasijas tipo Tláloc, como se denomina a las ollas que representan la efigie del dios de la fertilidad, característico por sus anteojeras y una bigotera que sale de sus colmillos.

Otro hallazgo extraordinario fue el ajuar funerario de un personaje de alto rango, posiblemente un sacerdote abocado a los ritos y ceremonias dedicadas a ese dios prehispánico. La arqueóloga Guadalupe Martínez abunda que este individuo fue depositado en una tumba construida con piedra y ataviado con los objetos que lo distinguían: orejeras con cuentas colgantes, un collar de cuentas esféricas y un pectoral con la representación de tal deidad, mismos que se pueden apreciar en la exposición en la capital morelense.

Las ofrendas, a través de las vasijas con representación de Tláloc y los ajuares tallados en piedra verde, amplían la información sobre la estratificación de la sociedad de Las Pilas y rango de las personas en vida. En las ofrendas también se encontraron los restos de cinco guajolotes, distribuidos en los lados Norte y Oeste de una estructura piramidal, que debieron ser ofrecidos a la deidad que ocupó la parte superior del templo, la cual suponemos fue Tláloc

La muestra temporal también incluye una vasija-florero, cuyas líneas incisas en pigmento rojo representan los pétalos de una flor; una escudilla de base anular del tipo “anaranjado delgado”, cerámica característica de Teotihuacán; y un cajete trípode que fue usado para contener los alimentos que ayudaban a las “almas” en su camino al Mictlan, el lugar de los muertos.

La muestra temporal también incluye una vasija-florero, cuyas líneas incisas en pigmento rojo representan los pétalos de una flor

En la mayoría de sitios que tuvieron auge durante la fase Tlamimilolpa (225-350 d.C.), tanto en la Cuenca de México como en áreas aledañas como Morelos, Valle de Toluca y Puebla-Tlaxcala, se pueden distinguir los elementos constitutivos de Teotihuacán, como la distribución y el arreglo del espacio en conjuntos departamentales, plazas y estructuras con elementos como talud y tablero, pisos estucados y pintados en rojo, vestíbulos en cuartos y patios con drenajes.

En estos sitios, entre los que se encuentra Las Pilas, se registra la cerámica teotihuacana más común: cajetes trípodes y vasos con incisiones, comales y ollas con bordes biselados. En tanto, las figurillas son un elemento fundamental de la vida ritual de Teotihuacán, la cual se reprodujo en cada sitio mediante códigos iconográficos bien establecidos, para satisfacer una religión de masas e integrar más a la población dentro del ámbito de poder estatal.

De esa manera, se establecía una relación directa con Teotihuacán desde el punto de vista de un modo de vida compartido, que convirtió a estos sitios en extensiones o unidades del territorio sociopolítico teotihuacano.

Ofrendas en Las Pilas permanecerá hasta finales de julio en el Museo Regional Cuauhnáhuac, Palacio de Cortés, en el Centro Histórico de Cuernavaca. Horario: martes a domingo, de 9:00 a 18:00 horas.

Al Oriente de Morelos, en Jonacatepec, se localiza Las Pilas, un antiguo centro ceremonial cuyo desarrollo estuvo ligado a la gran urbe de Teotihuacán, y donde la influencia de la metrópolis del Altiplano Central sobre este sitio del Valle de Amilpas es particularmente visible en las ofrendas mortuorias, compuestas en algunos casos por exquisitas piezas cerámicas y líticas, como lo demuestra una pequeña colección expuesta en el Museo Regional Cuauhnáhuac, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Ofrendas en Las Pilas es el título de la muestra temporal que puede visitarse en el Palacio de Cortés, en Cuernavaca. Aunque los antecedentes más remotos de Las Pilas indican que surgió entre 700 y 500 a.C., como una modesta aldea dependiente de Chalcatzingo, sitio de filiación olmeca del que lo separan tres kilómetros al este, la exposición se centra en la vida de Las Pilas durante el periodo Clásico.

La arqueóloga Guadalupe Martínez Donjuan, quien ha investigado ese lugar, explica que las excavaciones realizadas entre 1973 y 1980, dejaron al descubierto basamentos piramidales muy destruidos. Las construcciones fueron alteradas por otros grupos prehispánicos, entre ellos los mexicas, que siglos después reutilizaron el espacio como área habitacional. Pese a esta pobreza arquitectónica, otros descubrimientos arqueológicos revelaron la importancia de Las Pilas.

Entre los hallazgos registrados sobresale un par de sistemas de captación de agua, compuestos por canales y cajas de sedimentación que permitieron impulsar la agricultura intensiva. Asociados a estos sistemas de riego se registraron varios entierros humanos que corresponden a individuos que debieron desempeñar funciones relacionadas con Tláloc, o murieron a causa de algún incidente o fenómeno natural vinculado con esa deidad del agua, tal vez, por ahogamiento o la caída directa de un rayo.

En estos sitios se registra la cerámica teotihuacana más común/ CORTESÍA

Los individuos fueron enterrados bocarriba y en posición de “flor de loto”. Los entierros contaban con ofrendas o depósitos rituales, integrados, entre otros objetos, por vasijas tipo Tláloc, como se denomina a las ollas que representan la efigie del dios de la fertilidad, característico por sus anteojeras y una bigotera que sale de sus colmillos.

Otro hallazgo extraordinario fue el ajuar funerario de un personaje de alto rango, posiblemente un sacerdote abocado a los ritos y ceremonias dedicadas a ese dios prehispánico. La arqueóloga Guadalupe Martínez abunda que este individuo fue depositado en una tumba construida con piedra y ataviado con los objetos que lo distinguían: orejeras con cuentas colgantes, un collar de cuentas esféricas y un pectoral con la representación de tal deidad, mismos que se pueden apreciar en la exposición en la capital morelense.

Las ofrendas, a través de las vasijas con representación de Tláloc y los ajuares tallados en piedra verde, amplían la información sobre la estratificación de la sociedad de Las Pilas y rango de las personas en vida. En las ofrendas también se encontraron los restos de cinco guajolotes, distribuidos en los lados Norte y Oeste de una estructura piramidal, que debieron ser ofrecidos a la deidad que ocupó la parte superior del templo, la cual suponemos fue Tláloc

La muestra temporal también incluye una vasija-florero, cuyas líneas incisas en pigmento rojo representan los pétalos de una flor; una escudilla de base anular del tipo “anaranjado delgado”, cerámica característica de Teotihuacán; y un cajete trípode que fue usado para contener los alimentos que ayudaban a las “almas” en su camino al Mictlan, el lugar de los muertos.

La muestra temporal también incluye una vasija-florero, cuyas líneas incisas en pigmento rojo representan los pétalos de una flor

En la mayoría de sitios que tuvieron auge durante la fase Tlamimilolpa (225-350 d.C.), tanto en la Cuenca de México como en áreas aledañas como Morelos, Valle de Toluca y Puebla-Tlaxcala, se pueden distinguir los elementos constitutivos de Teotihuacán, como la distribución y el arreglo del espacio en conjuntos departamentales, plazas y estructuras con elementos como talud y tablero, pisos estucados y pintados en rojo, vestíbulos en cuartos y patios con drenajes.

En estos sitios, entre los que se encuentra Las Pilas, se registra la cerámica teotihuacana más común: cajetes trípodes y vasos con incisiones, comales y ollas con bordes biselados. En tanto, las figurillas son un elemento fundamental de la vida ritual de Teotihuacán, la cual se reprodujo en cada sitio mediante códigos iconográficos bien establecidos, para satisfacer una religión de masas e integrar más a la población dentro del ámbito de poder estatal.

De esa manera, se establecía una relación directa con Teotihuacán desde el punto de vista de un modo de vida compartido, que convirtió a estos sitios en extensiones o unidades del territorio sociopolítico teotihuacano.

Ofrendas en Las Pilas permanecerá hasta finales de julio en el Museo Regional Cuauhnáhuac, Palacio de Cortés, en el Centro Histórico de Cuernavaca. Horario: martes a domingo, de 9:00 a 18:00 horas.

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