/ viernes 13 de septiembre de 2019

La procesión de la Virgen de la Asunción

La vida religiosa o ritual en San José de los Laureles, asociada al catolicismo o “religión de dios”

Nos comenta Angélica y su esposo Mauro (actuales delegados), que son siete mayordomos los que estuvieron en la festividad del 15 de agosto de la Virgen de la Asunción. Y la mayordomía debe invitar a las promesas, y los delegados acompañan en dar la bienvenida, tener la flor, hacer el novenario y decir los rezos. En esta ocasión vimos a don Mauro llevar la cruz en la procesión y nos comentan que salen con la cruz porque representa a la iglesia.

Las procesiones que suceden durante el año, son organizadas en gran medida por los delegados en turno y la mayordomía de la santa o santo, por lo que consideramos importante exponer cómo viven y se organizan “los delegados” de San José de los Laureles, que son una organización asociada a la iglesia católica y que acompañan por todo un año, a las mayordomías y se encarga de tener todo listo en la iglesia.

La vida religiosa o ritual en San José de los Laureles, asociada al catolicismo o “religión de dios” (como le denominan quienes pertenecen a esta religión) coloca como eje rector u organizativo de las diversas procesiones y misas (dominicales, de difuntos, entre otras) a los delegados.

Los delegados son una organización importante porque se encargan de que todo el ciclo anual festivo y religioso del catolicismo, se lleve a cabo. Ellas y ellos deben realizar labores de limpieza y mantenimiento de la iglesia y de los santos; recorren las calles de la localidad para pedirles a los habitantes que hagan una donación monetaria para las festividades o “tradiciones” (como se le denomina localmente). Deben tener siempre listo lo necesario para las procesiones y las misas, como es el copal, las flores picadas para el camino y para la iglesia, los floreros, los cuetes, los cirios, las velas, los manteles, el sonido de campanas (antes se tocaban las campanas pero por el sismo ya no se dañó el campanario de la iglesia) y su libro donde vienen los rezos, pues las delegadas deben ir cantando el rezo indicado. Es importante dentro de sus labores, recibir a los otros delegados, mayordomos y visitantes cuando llegan con las promesas y se debe ir igualmente a las iglesias con las cuales se tiene la promesa a entregarles también algo similar a lo que te trajeron.

La promesa es una red de intercambios suntuario-religiosos con otras localidades o pueblos, que da pie a tejer compadrazgos y relaciones de cualquier otro ámbito (comerciales, matrimoniales, laborales, etc), además de ser un momento de conveniencia y recreación ya que viajan a otros pueblos y reciben visitantes en el suyo. Por ejemplo si los mayordomos o delegados de una iglesia de otra localidad (cercana o lejana) te traen manteles o velas para el santo o santa en el día de su festividad, se debe ir en la fecha de la festividad del santo o santa de la otra localidad a entregar un obsequio similar (pueden ser también 2 manteles o un poco más).

Los actuales delegados, nos comentan que siempre deben ser cuatro matrimonios que se turnan el cargo mensualmente durante un año. El matrimonio de Angélica y Mauro, actuales delegados, nos explican que pueden elegir servir tres meses seguidos o uno cada 3 meses para que te toque tres veces al año. Por ejemplo puedes estar de enero a marzo o bien abril, agosto y diciembre. Los actuales delegados destacan que como entre ellas y ellos hay fuertes lazos de amistad y también vínculos familiares (en el caso de las mujeres son primas) prefirieron no realizar su servicios corrido sino “salteado” porque si se hace de corrido ya no es necesario que vayas durante todo lo que resta del año a la iglesia y ellos prefieren seguir conviviendo juntos. Ahora bien, nos comentan que generalmente si es delegado, durante todo el año debes estar al pendiente de las actividades que implican la misa y las procesiones, pero cuando te toca el turno de servicio (por denominarlo de una forma) debe estar “más al pendiente” porque se tiene una mayor responsabilidad. Por ejemplo abrir y cerrar el espacio donde están las santitas y los santitos cuando es el rezo (que es todos los días de 7 a 8 pm) y dirigir el rezo y en el caso de los hombres, cargar la cruz grande en cada procesión y tener listos los cuetes. Y los demás delegados te van apoyando, pero la mayor responsabilidad la lleva la pareja o matrimonio que tiene el turno del mes.

Los delegados son independientes de otras organizaciones religiosas como las mayordomías. Cada santita o santito, ya sea de la iglesia o que circule en las casas de los habitantes, tiene su mayordomía, es decir una organización que se encarga de realizar los rezos (si es en las casas), la comida, cooperar para la banda (en caso de que así lo decidan) y adquirir lo necesario para el rezo en las casas (velas, cirios, copal, sahumerios, flores, entre otros). Son los anfitriones o quienes principalmente deben recibir a las localidades que llevan promesas (una especie de obsequios) para sus santas, santos, vírgenes o cristos.

Es de resaltar que como mucha de la vida calendárica mesoamericana existe una fuerte presencia simbólica de los números. Especialmente son visibles en este caso el número dos y cuatro. El dos o a dualidad (dos partes que se complementan y se requieren para existir) es un principio de origen y orden del universo y de los mundos o fases de la tierra (López Austin, 2012). Recordemos que la pareja creadora es dual, Omtéotl (Ome es dos en maseuale e incorpora a ometecuhtli, señor dos, y omecíhuatl, mujer dos). Es una parte femenina y masculina, que se observa en el cargo de los delegados pues deben ser matrimonios y generalmente en una fase adulta (no muy jóvenes o de edades avanzadas), y como señala Silvia Marcos (2010), el género en sociedad mesoamercianas tiende a percibirse como “complementario”, aunque sin soslayar que como toda relación humana implica una relación de poder, pero la diferencia es que al verse como complementarias las actividades de mujeres y hombres, ambas se valoran de forma más equitativa que en otro tipo de sociedades. El número cuatro adquiere una importancia por los referentes espaciales de los cuatro puntos del universo y se corresponden también con dioses y sus respectivos colores. Los delegados deben ser cuatro, situación adaptada igualmente para cubrir el ciclo de 12 meses.

Virgen de la Asunción. San José de los Laureles

El cargo es muy relevante ante la sociedad y para la persona, ya que como han mencionado los actuales delegados (y algunos del año pasado que entrevistamos y quienes anteriormente también lo han sido), es vital porque sucede “una vez en tu vida”. Es importante porque es una experiencia que no se repite. Nos señalan que es un momento muy especial porque “conoces más las tradiciones, a tu pueblo, la iglesia y la gente”; te da la oportunidad de convivir con más personas, tanto del pueblo como de los visitantes que llegan por las festividades.

El trabajo de los delegados

Angélica Flores Bueno, delegada actual, nos explica que los delegados deben ser siempre cuatro matrimonios. Nos comenta que sus labores son:

“Cuando son las fiestas nos toca apoyar a los encargados. Por ejemplo la del 19 (de marzo que es la principal del pueblo, de patrono del pueblo San José) hay un comité que se forma de festejos y tenemos que apoyarlos a traer las promesas, con el rosario, a meter la flor, pero o sea lo que es dentro de la iglesia. No nos metemos en los grupos o las bandas que hay, porque nosotros estamos dando un servicio nada más”.

Las promesas que salen a recibir nos explica Angélica, son algunas como las de Chimal, San Fco. Tlanepantla, de Tlane (Morelos), de Santiago Tepetlapa, San Andrés Ahuayucan y San Pedro Actopan.

Virgen de la Asunción

Próximamente nos indica Angélica, salen el 10 de Septiembre a “recompensar” a San Nicolás en Tlanepantla (Morelos), caminando, haciéndose como 40 a minutos a pie. Se lleva a recompensa, más o menos similar, si traen 2 manteles para la mesa, nos traen cirios, y lo de la limosna, debemos dar lo mismo y si se puede un poco más.

Nos indican que si realizas bien tu trabajo como delegado, cuenta mucho para la participación de la gente en las cooperaciones, en las procesiones y las promesas. Si se llevan bien entre si los delegados, se traduce en “un buen trabajo”, es decir en una cualidad positiva que es reconocida por el entrono social.

Como señala Catharine Good (2013), el trabajo en muchas de las culturas mesoamericanas y en especial la nahua, tiene un sentido amplio y complejo de valorizaciones y reconocimiento social. En ciertos contextos el trabajo es toda aquella actividad realizada por la cual se recibe un monto monetario. De ahí que se invisibilice como “trabajo” a todas aquellas actividades que no son “vendibles” o “pagadas” con dinero, como cuidar familiares. Pero en muchas culturas de México, el trabajo es toda actividad que desempeña una persona, para un grupo de individuos (sea para la familia, los amigos, la mayordomía, los compadres, la comunidad, etc.). Es por ellos que el cargo de delegado es evaluado y dotado de una valoración social. Es decir si se realiza “con fe” y si se hace “un buen trabajo”, se verá reflejado en otras acciones como la participación de la gente. Por ejemplo Angélica y Virginia señalan que al ver los demás que se llevan bien entre los delegados, la gente lo percibe y puede apoyar mucho más. “El llevarse bien” es también un trabajo reconocido y valorado. En cambio el “distanciarse” entre los delegados, enojarse entre sí o no llevase bien, puede considerase un “mal trabajo” y también tener sus respectivas repercusiones.

Otro elemento que deben tener en cuenta los delegados, señala Angélica, es “tener la disposición”, pues cuando fallece alguien, deben tener todo listo para la misa de difunto, sin importar a qué hora sucede, pues no está programada como si sucede en las procesiones de los santitos y las misas de los domingos.

Virginia expresa que como mujeres, las labores son de limpieza y asistir al padre. Una actividad exclusiva es cantar los rezos o cantos. Diario deben de abrir (quien tenga a su cargo las llaves ese mes) la iglesia y asearla para el rezo y en la tarde deben ir todas para el rezo. Los fines de semana es lo mismo pero para la misa. Y los sábados deben ir las 4 parejas porque es aseo general. “Y debemos venir los domingos para atender en la misa, que es a las 8:30 pero debemos estar antes para prepara y sacar las cosas de lo que el padre ocupe y nos quedamos hasta que termina para recoger de nuevo”.

Mauro describe que, en el caso de los hombres, “Cuando es fiestecita pues como hombres nos toca llevar la cruz alta, llevar el estandarte del patrón San José, y esperar a los que nos acompañan de las promesas. Y otras cosas que hacemos los hombres es regar el pastito de la iglesia en las secas, podar los árboles, y en la fiesta picar la flor, echarla en los costales y en cada esquina ponerlos y ya para que las señoras de ahí agarran y lo van regando. Y echar cuetes”. Le preguntamos a Mauro si es peligroso y nos platica: “si pues si es, pero si lo haces con fe pues todo sale bien, y cuando estás renegando, de que pus, no yo no, que mes espanto, pues es cuando luego pasa un accidente o no sube y truena abajo”.

¿Cómo se elije un delegado?

Angélica refiere a que existe una lista que llevan los ayudantes, de los que les va tocando ser delegados, pero en su caso fue voluntaria. En algún momento les iba a tocar, porque está la lista, pero ellos ya lo adelantaron. Comenta que dos compañeras que actualmente son delegadas, estaban en la lista; les tocaba cumplir. Pero como es importante el llevarse bien, y como ellos son amigos entre sí, decidieron entrar en este año, pues conocen a las parejas que ahora están.

“Yo en lo personal lo comenté con mi esposo, le dije, cómo ves ya hay que cumplir, y pues él me dijo que si”. “Y como es una vez en la vida, debemos estar al cien”.

Virginia, otra delegada, comenta que ella con su esposo decidió participar; “en años anteriores el ayudante los manda a llamar”. “Pero en esta ocasión, de mi parte, yo decidí cumplir y vine con el ayudante que nos apuntara de que queríamos cumplir”.

Los delegados realizan aportaciones económicas, pues la inicio se dar aproximadamente 5mil pesos por la comida y festejos al recibir el cargo y en el transcurso del año, por las diversas procesiones y rezos se llagan a cooperar para lo que haga falta (velas, cirios, atole o comida).

Mauro González Cervantes, esposo de Angélica, señala que también decidieron participar voluntariamente. Virginia lo invita y lo dialoga con su esposa. Comenta “tarde o temprano lo debemos hacer, mejor de una vez hay que cumplir y con las personas ellas me llevo muy bien, por eso fue que nos animamos”. Señala que en el trabajo a veces sí afecta porque se gasta dinero y tiempo. “Si viene la fiesta de un santito se gasta un poco más y si no es menos”. En un mes “sin santo” se pueden gastar 800 a mil pesos, “pero nos cooperamos entre los matrimonio y ya se cubre”.

¿Cómo se vive esta experiencia?

Angélica nos comparte que: “Para mí es muy bonito porque le digo a mi esposo que me siento como que cerca de dios, como yo ahorita estoy enferma, para mí sí es una experiencia muy bonita, porque es como mi segunda casa porque estoy más tiempo acá. Y pues el tiempo que está uno lo disfruta uno y más pues que convive uno con los demás compañeros; o es bonito de la gente que vienes y nos acompaña a los rezos, y nos comente que estamos trabajando bien; es bonito pues oír o que te echen porras”. “Y conforme va pasando el tiempo me entra tristeza, de que ya no más me falta un mes, diciembre, de que pus ya voy a salir. Y es que cuando uno ya no está aquí de delgado, ya no es lo mismo, vienes pero ya no te sientes como en tu casa”.

Para Virginia “es un gusto poder asistir (a ser delegada); yo lo anhelaba de años, pero no habíamos podido por el trabajo, pero le digo a mi esposo: trabajo siempre va a haber, debemos de darnos un espacio”.

Para Mauro lo más entrañable del cargo es: “lo bonito para mí, ha sido de que es pues cuando nosotros vamos a recompensar las promesas, ora sí que pus yo, pues de mi parte me da gusto que yo he invitado a la gente y pues si nos han acompañado, y allá también nos han recibido bien. Estamos contentos con los que hemos ido a visitar, nos han recibido muy bien, o sea nos atendido bien. Hemos ido a San Pedro Atocpan, a Santiago Tepetlapa, Chimal, y orita este mes que viene, Tlane, y falta San Andrés y falta San Francisco”.

Las procesiones

Angélica señala que las procesiones son importantes: “porque es una tradición que debe seguirse; cada santito tiene sus fiestas, y las más grande es la del patrón San José”.

Como la virgen de la asunción que nos comenta que anteriormente no era tan grande como ahora, pues antes no traían banda y sonido; sólo la de viento. Y en cambio nos refiere que “antes”, la del jueves de corpus del 20 de junio, la gente grande les refiere que esa era de las más grandes y ahora no.

Virginia señala que se deben realizar las procesiones y salir con los santitos “porque es la tradición que se hace año con año; ya es una tradición de años”. Cuando ella era niña recuerda que “antes sólo era el rezo, la procesión y ya”, como sucedía con la festividad de la virgen de la asunción. “Tiene poco años que empezó a haber banda y se hizo más grande; tiene como 8 años que ya metieron banda”. Y al preguntarle del porqué la importancia de que el cargo sea ocupado por mujeres y hombres en matrimonio, nos respondió que “anteriormente, antes de que fuera lo del sismo, se tocaban las campanas, porque hay unas campanas arriba de la iglesia y anteriormente de que pasara el sismo, la pareja se subía a repicar antes de que empezara el rosario, cuando empezaba el rosario, cuando iba en medio y cuando terminaba. Y cuando iba a haber misa era igual se tocaban las campanas para que la gente ya supiera, sobre todo cuando llegaba el padre les daban el aviso de que ya estaba aquí. Por eso es importante de que sea la pareja”. “Y también los hombres echan cuetes porque uno no puede hacer eso”.

Para Mauro las procesiones son imprescindibles porque: “de por sí aquí siempre ha sido así, y no va a cambiar; la misma gente que coopera lo va a seguir haciendo porque no pueden morir estas tradiciones que vienen desde antes”.

Cuando tenía 17 años Mauro recuerda que cargó la cruz en semana santa y “antes tantito como que cambió, porque antes todo los que cargábamos los cristitos y las cruces, a todo nos ponían aquí la coronita, y era de pura espina, eso como que lo hemos ido dejando, y era espina de esa grande. Tú te lo tenías que acomodar a modo de que no te fuera picando mucho”. Hace como 5 años que dejó de hacerse la corona de espinas, ahora no comenta que sólo la lleva el que carga la cruz grande en Semana Santa.

Las festividades de los santos, explica Mauro “unen al pueblo y hay convivencia de aquí yendo para allá y de allá viniendo para acá. Si hay convivencia dijéramos pues entre hermanos porque nos vemos como hermanos, porque cuando vamos allá nos tratan muy bien y cuando ellos vienen para acá, también se les atiende bien”.

Como señala Ricardo Melgar (2002) dentro de la religión católica la figura de cristo ese el eje veneracional, es decir es una religión cristocéntrica (y androcéntrica), pero con cultos marianos dentro de su “constelación veneracional”, obsérvale en el hecho que refiere Angélica sobre la temporalidad de los cultos; en un tiempo se venera con mayor concurrencia a un santo o santa que otro. Como en este caso que ha ido ganando espacio la procesión de la virgen de la asunción.

Mauro con la cruz.


Nos comenta Angélica y su esposo Mauro (actuales delegados), que son siete mayordomos los que estuvieron en la festividad del 15 de agosto de la Virgen de la Asunción. Y la mayordomía debe invitar a las promesas, y los delegados acompañan en dar la bienvenida, tener la flor, hacer el novenario y decir los rezos. En esta ocasión vimos a don Mauro llevar la cruz en la procesión y nos comentan que salen con la cruz porque representa a la iglesia.

Las procesiones que suceden durante el año, son organizadas en gran medida por los delegados en turno y la mayordomía de la santa o santo, por lo que consideramos importante exponer cómo viven y se organizan “los delegados” de San José de los Laureles, que son una organización asociada a la iglesia católica y que acompañan por todo un año, a las mayordomías y se encarga de tener todo listo en la iglesia.

La vida religiosa o ritual en San José de los Laureles, asociada al catolicismo o “religión de dios” (como le denominan quienes pertenecen a esta religión) coloca como eje rector u organizativo de las diversas procesiones y misas (dominicales, de difuntos, entre otras) a los delegados.

Los delegados son una organización importante porque se encargan de que todo el ciclo anual festivo y religioso del catolicismo, se lleve a cabo. Ellas y ellos deben realizar labores de limpieza y mantenimiento de la iglesia y de los santos; recorren las calles de la localidad para pedirles a los habitantes que hagan una donación monetaria para las festividades o “tradiciones” (como se le denomina localmente). Deben tener siempre listo lo necesario para las procesiones y las misas, como es el copal, las flores picadas para el camino y para la iglesia, los floreros, los cuetes, los cirios, las velas, los manteles, el sonido de campanas (antes se tocaban las campanas pero por el sismo ya no se dañó el campanario de la iglesia) y su libro donde vienen los rezos, pues las delegadas deben ir cantando el rezo indicado. Es importante dentro de sus labores, recibir a los otros delegados, mayordomos y visitantes cuando llegan con las promesas y se debe ir igualmente a las iglesias con las cuales se tiene la promesa a entregarles también algo similar a lo que te trajeron.

La promesa es una red de intercambios suntuario-religiosos con otras localidades o pueblos, que da pie a tejer compadrazgos y relaciones de cualquier otro ámbito (comerciales, matrimoniales, laborales, etc), además de ser un momento de conveniencia y recreación ya que viajan a otros pueblos y reciben visitantes en el suyo. Por ejemplo si los mayordomos o delegados de una iglesia de otra localidad (cercana o lejana) te traen manteles o velas para el santo o santa en el día de su festividad, se debe ir en la fecha de la festividad del santo o santa de la otra localidad a entregar un obsequio similar (pueden ser también 2 manteles o un poco más).

Los actuales delegados, nos comentan que siempre deben ser cuatro matrimonios que se turnan el cargo mensualmente durante un año. El matrimonio de Angélica y Mauro, actuales delegados, nos explican que pueden elegir servir tres meses seguidos o uno cada 3 meses para que te toque tres veces al año. Por ejemplo puedes estar de enero a marzo o bien abril, agosto y diciembre. Los actuales delegados destacan que como entre ellas y ellos hay fuertes lazos de amistad y también vínculos familiares (en el caso de las mujeres son primas) prefirieron no realizar su servicios corrido sino “salteado” porque si se hace de corrido ya no es necesario que vayas durante todo lo que resta del año a la iglesia y ellos prefieren seguir conviviendo juntos. Ahora bien, nos comentan que generalmente si es delegado, durante todo el año debes estar al pendiente de las actividades que implican la misa y las procesiones, pero cuando te toca el turno de servicio (por denominarlo de una forma) debe estar “más al pendiente” porque se tiene una mayor responsabilidad. Por ejemplo abrir y cerrar el espacio donde están las santitas y los santitos cuando es el rezo (que es todos los días de 7 a 8 pm) y dirigir el rezo y en el caso de los hombres, cargar la cruz grande en cada procesión y tener listos los cuetes. Y los demás delegados te van apoyando, pero la mayor responsabilidad la lleva la pareja o matrimonio que tiene el turno del mes.

Los delegados son independientes de otras organizaciones religiosas como las mayordomías. Cada santita o santito, ya sea de la iglesia o que circule en las casas de los habitantes, tiene su mayordomía, es decir una organización que se encarga de realizar los rezos (si es en las casas), la comida, cooperar para la banda (en caso de que así lo decidan) y adquirir lo necesario para el rezo en las casas (velas, cirios, copal, sahumerios, flores, entre otros). Son los anfitriones o quienes principalmente deben recibir a las localidades que llevan promesas (una especie de obsequios) para sus santas, santos, vírgenes o cristos.

Es de resaltar que como mucha de la vida calendárica mesoamericana existe una fuerte presencia simbólica de los números. Especialmente son visibles en este caso el número dos y cuatro. El dos o a dualidad (dos partes que se complementan y se requieren para existir) es un principio de origen y orden del universo y de los mundos o fases de la tierra (López Austin, 2012). Recordemos que la pareja creadora es dual, Omtéotl (Ome es dos en maseuale e incorpora a ometecuhtli, señor dos, y omecíhuatl, mujer dos). Es una parte femenina y masculina, que se observa en el cargo de los delegados pues deben ser matrimonios y generalmente en una fase adulta (no muy jóvenes o de edades avanzadas), y como señala Silvia Marcos (2010), el género en sociedad mesoamercianas tiende a percibirse como “complementario”, aunque sin soslayar que como toda relación humana implica una relación de poder, pero la diferencia es que al verse como complementarias las actividades de mujeres y hombres, ambas se valoran de forma más equitativa que en otro tipo de sociedades. El número cuatro adquiere una importancia por los referentes espaciales de los cuatro puntos del universo y se corresponden también con dioses y sus respectivos colores. Los delegados deben ser cuatro, situación adaptada igualmente para cubrir el ciclo de 12 meses.

Virgen de la Asunción. San José de los Laureles

El cargo es muy relevante ante la sociedad y para la persona, ya que como han mencionado los actuales delegados (y algunos del año pasado que entrevistamos y quienes anteriormente también lo han sido), es vital porque sucede “una vez en tu vida”. Es importante porque es una experiencia que no se repite. Nos señalan que es un momento muy especial porque “conoces más las tradiciones, a tu pueblo, la iglesia y la gente”; te da la oportunidad de convivir con más personas, tanto del pueblo como de los visitantes que llegan por las festividades.

El trabajo de los delegados

Angélica Flores Bueno, delegada actual, nos explica que los delegados deben ser siempre cuatro matrimonios. Nos comenta que sus labores son:

“Cuando son las fiestas nos toca apoyar a los encargados. Por ejemplo la del 19 (de marzo que es la principal del pueblo, de patrono del pueblo San José) hay un comité que se forma de festejos y tenemos que apoyarlos a traer las promesas, con el rosario, a meter la flor, pero o sea lo que es dentro de la iglesia. No nos metemos en los grupos o las bandas que hay, porque nosotros estamos dando un servicio nada más”.

Las promesas que salen a recibir nos explica Angélica, son algunas como las de Chimal, San Fco. Tlanepantla, de Tlane (Morelos), de Santiago Tepetlapa, San Andrés Ahuayucan y San Pedro Actopan.

Virgen de la Asunción

Próximamente nos indica Angélica, salen el 10 de Septiembre a “recompensar” a San Nicolás en Tlanepantla (Morelos), caminando, haciéndose como 40 a minutos a pie. Se lleva a recompensa, más o menos similar, si traen 2 manteles para la mesa, nos traen cirios, y lo de la limosna, debemos dar lo mismo y si se puede un poco más.

Nos indican que si realizas bien tu trabajo como delegado, cuenta mucho para la participación de la gente en las cooperaciones, en las procesiones y las promesas. Si se llevan bien entre si los delegados, se traduce en “un buen trabajo”, es decir en una cualidad positiva que es reconocida por el entrono social.

Como señala Catharine Good (2013), el trabajo en muchas de las culturas mesoamericanas y en especial la nahua, tiene un sentido amplio y complejo de valorizaciones y reconocimiento social. En ciertos contextos el trabajo es toda aquella actividad realizada por la cual se recibe un monto monetario. De ahí que se invisibilice como “trabajo” a todas aquellas actividades que no son “vendibles” o “pagadas” con dinero, como cuidar familiares. Pero en muchas culturas de México, el trabajo es toda actividad que desempeña una persona, para un grupo de individuos (sea para la familia, los amigos, la mayordomía, los compadres, la comunidad, etc.). Es por ellos que el cargo de delegado es evaluado y dotado de una valoración social. Es decir si se realiza “con fe” y si se hace “un buen trabajo”, se verá reflejado en otras acciones como la participación de la gente. Por ejemplo Angélica y Virginia señalan que al ver los demás que se llevan bien entre los delegados, la gente lo percibe y puede apoyar mucho más. “El llevarse bien” es también un trabajo reconocido y valorado. En cambio el “distanciarse” entre los delegados, enojarse entre sí o no llevase bien, puede considerase un “mal trabajo” y también tener sus respectivas repercusiones.

Otro elemento que deben tener en cuenta los delegados, señala Angélica, es “tener la disposición”, pues cuando fallece alguien, deben tener todo listo para la misa de difunto, sin importar a qué hora sucede, pues no está programada como si sucede en las procesiones de los santitos y las misas de los domingos.

Virginia expresa que como mujeres, las labores son de limpieza y asistir al padre. Una actividad exclusiva es cantar los rezos o cantos. Diario deben de abrir (quien tenga a su cargo las llaves ese mes) la iglesia y asearla para el rezo y en la tarde deben ir todas para el rezo. Los fines de semana es lo mismo pero para la misa. Y los sábados deben ir las 4 parejas porque es aseo general. “Y debemos venir los domingos para atender en la misa, que es a las 8:30 pero debemos estar antes para prepara y sacar las cosas de lo que el padre ocupe y nos quedamos hasta que termina para recoger de nuevo”.

Mauro describe que, en el caso de los hombres, “Cuando es fiestecita pues como hombres nos toca llevar la cruz alta, llevar el estandarte del patrón San José, y esperar a los que nos acompañan de las promesas. Y otras cosas que hacemos los hombres es regar el pastito de la iglesia en las secas, podar los árboles, y en la fiesta picar la flor, echarla en los costales y en cada esquina ponerlos y ya para que las señoras de ahí agarran y lo van regando. Y echar cuetes”. Le preguntamos a Mauro si es peligroso y nos platica: “si pues si es, pero si lo haces con fe pues todo sale bien, y cuando estás renegando, de que pus, no yo no, que mes espanto, pues es cuando luego pasa un accidente o no sube y truena abajo”.

¿Cómo se elije un delegado?

Angélica refiere a que existe una lista que llevan los ayudantes, de los que les va tocando ser delegados, pero en su caso fue voluntaria. En algún momento les iba a tocar, porque está la lista, pero ellos ya lo adelantaron. Comenta que dos compañeras que actualmente son delegadas, estaban en la lista; les tocaba cumplir. Pero como es importante el llevarse bien, y como ellos son amigos entre sí, decidieron entrar en este año, pues conocen a las parejas que ahora están.

“Yo en lo personal lo comenté con mi esposo, le dije, cómo ves ya hay que cumplir, y pues él me dijo que si”. “Y como es una vez en la vida, debemos estar al cien”.

Virginia, otra delegada, comenta que ella con su esposo decidió participar; “en años anteriores el ayudante los manda a llamar”. “Pero en esta ocasión, de mi parte, yo decidí cumplir y vine con el ayudante que nos apuntara de que queríamos cumplir”.

Los delegados realizan aportaciones económicas, pues la inicio se dar aproximadamente 5mil pesos por la comida y festejos al recibir el cargo y en el transcurso del año, por las diversas procesiones y rezos se llagan a cooperar para lo que haga falta (velas, cirios, atole o comida).

Mauro González Cervantes, esposo de Angélica, señala que también decidieron participar voluntariamente. Virginia lo invita y lo dialoga con su esposa. Comenta “tarde o temprano lo debemos hacer, mejor de una vez hay que cumplir y con las personas ellas me llevo muy bien, por eso fue que nos animamos”. Señala que en el trabajo a veces sí afecta porque se gasta dinero y tiempo. “Si viene la fiesta de un santito se gasta un poco más y si no es menos”. En un mes “sin santo” se pueden gastar 800 a mil pesos, “pero nos cooperamos entre los matrimonio y ya se cubre”.

¿Cómo se vive esta experiencia?

Angélica nos comparte que: “Para mí es muy bonito porque le digo a mi esposo que me siento como que cerca de dios, como yo ahorita estoy enferma, para mí sí es una experiencia muy bonita, porque es como mi segunda casa porque estoy más tiempo acá. Y pues el tiempo que está uno lo disfruta uno y más pues que convive uno con los demás compañeros; o es bonito de la gente que vienes y nos acompaña a los rezos, y nos comente que estamos trabajando bien; es bonito pues oír o que te echen porras”. “Y conforme va pasando el tiempo me entra tristeza, de que ya no más me falta un mes, diciembre, de que pus ya voy a salir. Y es que cuando uno ya no está aquí de delgado, ya no es lo mismo, vienes pero ya no te sientes como en tu casa”.

Para Virginia “es un gusto poder asistir (a ser delegada); yo lo anhelaba de años, pero no habíamos podido por el trabajo, pero le digo a mi esposo: trabajo siempre va a haber, debemos de darnos un espacio”.

Para Mauro lo más entrañable del cargo es: “lo bonito para mí, ha sido de que es pues cuando nosotros vamos a recompensar las promesas, ora sí que pus yo, pues de mi parte me da gusto que yo he invitado a la gente y pues si nos han acompañado, y allá también nos han recibido bien. Estamos contentos con los que hemos ido a visitar, nos han recibido muy bien, o sea nos atendido bien. Hemos ido a San Pedro Atocpan, a Santiago Tepetlapa, Chimal, y orita este mes que viene, Tlane, y falta San Andrés y falta San Francisco”.

Las procesiones

Angélica señala que las procesiones son importantes: “porque es una tradición que debe seguirse; cada santito tiene sus fiestas, y las más grande es la del patrón San José”.

Como la virgen de la asunción que nos comenta que anteriormente no era tan grande como ahora, pues antes no traían banda y sonido; sólo la de viento. Y en cambio nos refiere que “antes”, la del jueves de corpus del 20 de junio, la gente grande les refiere que esa era de las más grandes y ahora no.

Virginia señala que se deben realizar las procesiones y salir con los santitos “porque es la tradición que se hace año con año; ya es una tradición de años”. Cuando ella era niña recuerda que “antes sólo era el rezo, la procesión y ya”, como sucedía con la festividad de la virgen de la asunción. “Tiene poco años que empezó a haber banda y se hizo más grande; tiene como 8 años que ya metieron banda”. Y al preguntarle del porqué la importancia de que el cargo sea ocupado por mujeres y hombres en matrimonio, nos respondió que “anteriormente, antes de que fuera lo del sismo, se tocaban las campanas, porque hay unas campanas arriba de la iglesia y anteriormente de que pasara el sismo, la pareja se subía a repicar antes de que empezara el rosario, cuando empezaba el rosario, cuando iba en medio y cuando terminaba. Y cuando iba a haber misa era igual se tocaban las campanas para que la gente ya supiera, sobre todo cuando llegaba el padre les daban el aviso de que ya estaba aquí. Por eso es importante de que sea la pareja”. “Y también los hombres echan cuetes porque uno no puede hacer eso”.

Para Mauro las procesiones son imprescindibles porque: “de por sí aquí siempre ha sido así, y no va a cambiar; la misma gente que coopera lo va a seguir haciendo porque no pueden morir estas tradiciones que vienen desde antes”.

Cuando tenía 17 años Mauro recuerda que cargó la cruz en semana santa y “antes tantito como que cambió, porque antes todo los que cargábamos los cristitos y las cruces, a todo nos ponían aquí la coronita, y era de pura espina, eso como que lo hemos ido dejando, y era espina de esa grande. Tú te lo tenías que acomodar a modo de que no te fuera picando mucho”. Hace como 5 años que dejó de hacerse la corona de espinas, ahora no comenta que sólo la lleva el que carga la cruz grande en Semana Santa.

Las festividades de los santos, explica Mauro “unen al pueblo y hay convivencia de aquí yendo para allá y de allá viniendo para acá. Si hay convivencia dijéramos pues entre hermanos porque nos vemos como hermanos, porque cuando vamos allá nos tratan muy bien y cuando ellos vienen para acá, también se les atiende bien”.

Como señala Ricardo Melgar (2002) dentro de la religión católica la figura de cristo ese el eje veneracional, es decir es una religión cristocéntrica (y androcéntrica), pero con cultos marianos dentro de su “constelación veneracional”, obsérvale en el hecho que refiere Angélica sobre la temporalidad de los cultos; en un tiempo se venera con mayor concurrencia a un santo o santa que otro. Como en este caso que ha ido ganando espacio la procesión de la virgen de la asunción.

Mauro con la cruz.


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