El discurso político como mecanismo de persuasión, busca ganarse la simpatía del público bajo una retórica de aceptación. En ese sentido, el discurso sobre los bancos de bienestar y la política social en general de la 4T se encamina a los marginados.
Como dijo el investigador Armando Bartra, el gobierno actual ha cambiado de viraje, donde la política y su filosofía es “primero los pobres”, contrario a los gobiernos de ideología neoliberal donde la consigna era “primero los ricos”. En este sentido, el presidente López Obrador ha impulsado una política que ha implicado un cambio en las estructuras de las instituciones que ya tenían un determinado objetivo, como el Banco de Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi) para ser ahora el Banco del Bienestar derivado de un decreto de julio de 2019, siendo esto un ejemplo del estilo personal de gobernar de AMLO.
De acuerdo al discurso, el Banco del Bienestar es una Institución de Banca de Desarrollo siendo el principal dispersor de recursos de programas sociales del gobierno federal, para facilitar y promover el ahorro entre los mexicanos. En esa tesitura, el que fuera en su momento el director de dicha institución, Rabindranath Salazar Solórzano, con la misma línea de discurso, expresó que el Banco del Bienestar busca llegar a las comunidades más remotas del país, cuyas poblaciones nunca han contado con servicios financieros. Por ello, en Morelos se pretende que haya 35 sucursales, con el apoyo del gobierno estatal y de los municipios para la donación de predios para la construcción de las instalaciones.
Esto último es cuestionable en el caso del Banco del Bienestar en Jiutepec, en virtud que el delegado de la zona de Jiutepec, Zapata, Temixco y Xochitepec tenía la misión de encontrar el predio para la respectiva construcción, siendo elegido el emblemático Parque Venus, ubicado en la zona industrial del Valle de Cuernavaca (CIVAC), que fue donado por el Cabildo de Jiutepec a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), distorsionando así el objetivo de tener presencia la institución financiera en "las localidades más distantes y de alta marginación, de manera directa a través de una amplia red de sucursales" para los mexicanos cuyo acceso a los servicios bancarios es inexistente o se da en condiciones desfavorables.
Entonces, es interesante, curioso y cuestionable que sólo se haya encontrado un predio en una zona de clase media, en el que por lo menos hay 4 instituciones bancarias y un cajero sin sucursal, donde hay un bajo porcentaje de personas con nivel de marginación, y por ende no se estaría ubicando el Banco del Bienestar en alguna de las colonias con un nivel de marginación alto y que podría ser un motor para su desarrollo. Entonces, ¿qué pasa en este asunto?, ¿por qué el interés de instalar el Banco del Bienestar en un lugar donde no se cumplen los objetivos para estar al alcance de ciudadanos que no tienen un fácil acceso a los servicios financieros? Si seguimos la política que pregona el presidente de la República de ejercicios democráticos como las consultas populares, sería lo ideal escuchar a los ciudadanos de aquellas colonias que podrían ser más ad hoc para la ubicación del Banco del Bienestar. De igual manera hubiera sido conveniente hacer una consulta en su momento para el caso de los parquímetros en Cuautla, donde en un inicio no se atendió la opinión de la ciudadanía para su instauración suscitando así un conflicto cuyo resultado es muy cuestionable.
De tal forma, podemos observar cómo el discurso político es uno pero en los hechos se distorsiona. Cabe mencionar que esto no es particular del gobierno actual, se ha visto a lo largo de décadas, como se lee en el libro de Tragicomedia mexicana de José Agustín, que si el gobierno dice algo será al revés. Por lo tanto es importante que en México se desarrolle una participación ciudadana más activa y con una mayor cultura política.