/ martes 10 de diciembre de 2019

La fe a 120 kilómetros corriendo; tiene 61 años

Cumple Rafael Guerrero 16 años de peregrinar a la Villa de Guadalupe



En cada metro y kilómetro recorrido, Rafael Guerrero Romano acumula la fe. Es el único ultramaratonista de Cuautla que es capaz de subir desde Amecameca, Estado de México; hasta la cima del Iztaccíhuatl corriendo sin apoyo de algún equipo especial.

A sus 61 años, forma parte del grupo de especialistas en correr en terrenos muy sinuosos y que forman parte del circuito de carreras Sólo para Salvajes.

Como una prueba más de resistencia, el ultramaratonista correrá mañana la ruta de Cuautla a la Basílica de Guadalupe, en lo que ya se ha convertido para él, en el tradicional Ultramaratón Guadalupano de 120 kilómetros, el cual cumplirá en 2019, 16 años de haberlo comenzado previo a la celebración de la aparición de la Virgen del Tepeyac.

Aunque el motivo del recorrido no por alguna manda, Rafael Guerrero asegura que este trayecto es una prueba real de la fe que existe entre los mexicanos, pues a su paso se topa con gran cantidad de caravanas de gente que va con destino al mismo punto con la diferencia que él lo hace corriendo, mientras que la mayoría se trasladan en vehículos o hasta en bicicletas.

Se considera ultramaraton al recorrido que se hace mayor al de un maratón que tiene una longitud de 42 kilómetros con 195 metros, también llamada distancia ultra; entre las copetencias más comunes se tienen las de 50, 80, 100 y 160 kilómetros.

En algunas competencias ultra, se cubren distancias determinadas en asfalto o terrenos naturales y otras que se realizan en un tiempo determinado en donde triunfa el atleta que cubre el más kilómetros en ese lapso de tiempo.

INICIO A CORRER MARATONES DESDE LOS 19 AÑOS

Con 19 años de edad y trabajando en Estados Unidos, Rafael Guerrero corrió el primer maratón en Texas, sin nunca antes haber participado en ninguna competencia.

“Nunca había competido ni siquiera en una carrera de 5 kilómetros y me atreví a correr 42 kilómetros con 195 metros de ese maratón, donde por lógica no hice un buen tiempo pues terminé en seis horas y más de 40 minutos”, indicó.

Dijo que desde los seis años, ayudaba a su padre a trasladar ganado a pie a largas distancias, que caminaban hasta 300 kilómetros para llevar los animales de Cuautla a Tepetlacingo, Guerrero; desde zahí, comenzó el gusto por los grandes recorridos.

“Lo que hacía con mi padre fue como un entrenamiento, es algo similar a lo que hacen los taraumaras que son grandes corredores en este tipo de superficies, precisamente por el tipo de vida que llevan en la sierra y algo así pasó conmigo, estar en contacto con la naturaleza desde niño, me hizo amarla mucho más y disfrutarla cada vez que corro en las montañas”.

A la fecha, después de ese debut en las competencias cuando por necesidad tuvo que emigrar al país vecino; de regreso a México tuvo la primera experiencia en las carreras del circuito Sólo para Salvajes, al participar en el Maratón caminero Rover de México a Cuernavaca, con recorrido por zonas montañosas.

“Fue ahí donde surgió la pasión por correr en montaña. Esa fue mi primera participación en México y así corrí varias más en mi regreso a Estados Unidos”, dijo.

En un año, Rafel ha participado en varias competencias sin dejar de subir al pódium; por ejemplo, hace dos semanas corrió el maratón de Puebla en donde obtuvo el tercer lugar, un recorrido que le sirvió como entrenamiento para correr mañana, hacía la basílica

LA HISTORIA DEL GUADALUPANO

Desde el 2002 que regresó a México luego de estar más de 20 años en Nueva York, Rafael Guerrero Romano le hace honor al apellido, pues como un auténtico guerrero, recorre grandes distancias soportando frío o calor, sin importar los riesgos que signifique pasar por lugares sinuosos.

Carreras como la que hace de Cuautla al cerro del Tepeyac en la Basílica de la Virgen de Guadalupe, lugar que es visitado por miles de personas en estas fechas donde se conmemora la aparición al indio Juan Diego. Manera en la que los mexicanos, fieles católicos, muestran la fe de diferentes maneras, como la de Rafel, corriendo.

Su salida como cada año desde el 2003, será a las 5:00 horas de la Unidad Deportiva de Cuautla con dirección a la capital del país, pasando por diferentes lugares del oriente y norte como Yecapixtla, Atlatlahucan y el Estado de México; por la carretera federal Cuautla-México pasará por Tepetlixpa, Amecameca, San Francisco Zentalpan, Tlalmanalco, Cocotitlán, Chalco, San Marcos, Valle de Chalco, Los Reyes y Netzahualcóyotl, hasta recorrer los últimos 25 kilómetros a la Basílica de Guadalupe ya en la Ciudad de México.

Trayecto que sólo él puede concluir ya que aunque sale acompañado por un grupo de atletas, éstos llegan hasta Tepetlixpa o Amecameca (46 kilómetros) y en ese lugar, otro grupo de atletas se le unen para acompañarlo en otro tramo y así hasta llegar a la capital del país, donde se tiene calculado estar a las 19:00 horas, tras 14 horas de carrera.

Después del largo recorrido, Rafael llega a la basílica a dar gracias culminando su carrera frente a la morenita del Tepeyac. Para el regreso, el morelense se sube al transporte o de aventón, suele llegar a las 11:00 horas a Cuautla, justo el tiempo para cantarle las Mañanitas a la Virgen en el municipio.

“Estar en contacto con la naturaleza desde niño, me hizo amarla mucho más y disfrutarla cada vez que corro en las montañas”

Desde el 2002 que regresó a México, luego de estar viviendo más de 20 años en Nueva York, Rafael Guerrero le hace honor al apellido, pues como un auténtico guerrero, recorre grandes distancias soportando frío o calor



En cada metro y kilómetro recorrido, Rafael Guerrero Romano acumula la fe. Es el único ultramaratonista de Cuautla que es capaz de subir desde Amecameca, Estado de México; hasta la cima del Iztaccíhuatl corriendo sin apoyo de algún equipo especial.

A sus 61 años, forma parte del grupo de especialistas en correr en terrenos muy sinuosos y que forman parte del circuito de carreras Sólo para Salvajes.

Como una prueba más de resistencia, el ultramaratonista correrá mañana la ruta de Cuautla a la Basílica de Guadalupe, en lo que ya se ha convertido para él, en el tradicional Ultramaratón Guadalupano de 120 kilómetros, el cual cumplirá en 2019, 16 años de haberlo comenzado previo a la celebración de la aparición de la Virgen del Tepeyac.

Aunque el motivo del recorrido no por alguna manda, Rafael Guerrero asegura que este trayecto es una prueba real de la fe que existe entre los mexicanos, pues a su paso se topa con gran cantidad de caravanas de gente que va con destino al mismo punto con la diferencia que él lo hace corriendo, mientras que la mayoría se trasladan en vehículos o hasta en bicicletas.

Se considera ultramaraton al recorrido que se hace mayor al de un maratón que tiene una longitud de 42 kilómetros con 195 metros, también llamada distancia ultra; entre las copetencias más comunes se tienen las de 50, 80, 100 y 160 kilómetros.

En algunas competencias ultra, se cubren distancias determinadas en asfalto o terrenos naturales y otras que se realizan en un tiempo determinado en donde triunfa el atleta que cubre el más kilómetros en ese lapso de tiempo.

INICIO A CORRER MARATONES DESDE LOS 19 AÑOS

Con 19 años de edad y trabajando en Estados Unidos, Rafael Guerrero corrió el primer maratón en Texas, sin nunca antes haber participado en ninguna competencia.

“Nunca había competido ni siquiera en una carrera de 5 kilómetros y me atreví a correr 42 kilómetros con 195 metros de ese maratón, donde por lógica no hice un buen tiempo pues terminé en seis horas y más de 40 minutos”, indicó.

Dijo que desde los seis años, ayudaba a su padre a trasladar ganado a pie a largas distancias, que caminaban hasta 300 kilómetros para llevar los animales de Cuautla a Tepetlacingo, Guerrero; desde zahí, comenzó el gusto por los grandes recorridos.

“Lo que hacía con mi padre fue como un entrenamiento, es algo similar a lo que hacen los taraumaras que son grandes corredores en este tipo de superficies, precisamente por el tipo de vida que llevan en la sierra y algo así pasó conmigo, estar en contacto con la naturaleza desde niño, me hizo amarla mucho más y disfrutarla cada vez que corro en las montañas”.

A la fecha, después de ese debut en las competencias cuando por necesidad tuvo que emigrar al país vecino; de regreso a México tuvo la primera experiencia en las carreras del circuito Sólo para Salvajes, al participar en el Maratón caminero Rover de México a Cuernavaca, con recorrido por zonas montañosas.

“Fue ahí donde surgió la pasión por correr en montaña. Esa fue mi primera participación en México y así corrí varias más en mi regreso a Estados Unidos”, dijo.

En un año, Rafel ha participado en varias competencias sin dejar de subir al pódium; por ejemplo, hace dos semanas corrió el maratón de Puebla en donde obtuvo el tercer lugar, un recorrido que le sirvió como entrenamiento para correr mañana, hacía la basílica

LA HISTORIA DEL GUADALUPANO

Desde el 2002 que regresó a México luego de estar más de 20 años en Nueva York, Rafael Guerrero Romano le hace honor al apellido, pues como un auténtico guerrero, recorre grandes distancias soportando frío o calor, sin importar los riesgos que signifique pasar por lugares sinuosos.

Carreras como la que hace de Cuautla al cerro del Tepeyac en la Basílica de la Virgen de Guadalupe, lugar que es visitado por miles de personas en estas fechas donde se conmemora la aparición al indio Juan Diego. Manera en la que los mexicanos, fieles católicos, muestran la fe de diferentes maneras, como la de Rafel, corriendo.

Su salida como cada año desde el 2003, será a las 5:00 horas de la Unidad Deportiva de Cuautla con dirección a la capital del país, pasando por diferentes lugares del oriente y norte como Yecapixtla, Atlatlahucan y el Estado de México; por la carretera federal Cuautla-México pasará por Tepetlixpa, Amecameca, San Francisco Zentalpan, Tlalmanalco, Cocotitlán, Chalco, San Marcos, Valle de Chalco, Los Reyes y Netzahualcóyotl, hasta recorrer los últimos 25 kilómetros a la Basílica de Guadalupe ya en la Ciudad de México.

Trayecto que sólo él puede concluir ya que aunque sale acompañado por un grupo de atletas, éstos llegan hasta Tepetlixpa o Amecameca (46 kilómetros) y en ese lugar, otro grupo de atletas se le unen para acompañarlo en otro tramo y así hasta llegar a la capital del país, donde se tiene calculado estar a las 19:00 horas, tras 14 horas de carrera.

Después del largo recorrido, Rafael llega a la basílica a dar gracias culminando su carrera frente a la morenita del Tepeyac. Para el regreso, el morelense se sube al transporte o de aventón, suele llegar a las 11:00 horas a Cuautla, justo el tiempo para cantarle las Mañanitas a la Virgen en el municipio.

“Estar en contacto con la naturaleza desde niño, me hizo amarla mucho más y disfrutarla cada vez que corro en las montañas”

Desde el 2002 que regresó a México, luego de estar viviendo más de 20 años en Nueva York, Rafael Guerrero le hace honor al apellido, pues como un auténtico guerrero, recorre grandes distancias soportando frío o calor

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