/ miércoles 12 de enero de 2022

[Juntos Crecemos] El arte, esencial en Los tiempos de crisis

Desde su taller en la colonia Plan de Ayala, Gera Cristóbal reflexiona sobre el traslado de sus obras de las galerías a los catálogos en línea en tiempos de covid-19

Un artista difícilmente olvida la primera obra que vendió. En el caso de Gera, ocurrió hace seis años, cuando sus grabados empezaron a formar parte de las exposiciones que organizaba el taller “El Tlacuache”, donde aprendió esta técnica, heredada desde las primeras impresiones sumerias hace unos tres mil años, con el maestro Manolo Bello. Su grabado “Lotería mexicana en silografía” le demostró que había gente dispuesta a pagar por un trabajo suyo y fue entonces cuando eligió el camino de la especialización.

Gera Cristóbal tiene 37 años y es un grabador radicado en Cuautla. En seis años, ha hecho cerca de 300 trabajos que reflejan la creatividad de un hombre que comulga con la idiosincrasia mexicana, popular, pero también con las luchas de resistencia de las comunidades contra los llamados megaproyectos.

“Uno debe ser bien honesto con su trabajo, consigo mismo, y convertirlo en un oficio. Debe hacerlo uno como cualquier otro trabajador, codo a codo con las personas que se levantan temprano y trabajan sus ocho horas al día. Cualquier cosa que hagas, si le dedicas el tiempo de un oficio, a fuerza te va a dar una remuneración porque vas a ir buscando la manera de ofrecer algo, pero lo que sí debe estar es el trabajo de base”, explica Gera, desde el taller Gráfika Mayahuel del HCA Jardín, un espacio ubicado en la colonia Plan de Ayala.

Hay quienes piensan que elegir ser artista es un riesgo. Para Gera, nunca lo fue. Consciente de que su vida estaba destinada a la creatividad (en su adolescencia y juventud se había adentrado en la música, la literatura y la pintura), egresó de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos como artista plástico, siempre apoyado por su familia y sus amigos.

“Nunca tuve miedo, porque siempre tuve claro que quería dedicarme a las artes, desde niño lo supe y las cuestiones del dinero nunca fueron tan apremiantes, porque estuve bajo el cobijo de mi familia y somos personas sencillas”, explica el grabador, quien ha formado parte de exposiciones colectivas y colaborado en varios proyectos independientes. Con el tiempo, ha descubierto un principio definitivo: no vender su trabajo desde el ego.

“Se siente bien porque es como ser partícipe de la comunidad, es lo que yo pensé desde un principio: no hacer un trabajo desde el ego, sino desde la comunidad”, abunda.

Sus obras se han expuesto en varios talleres del estado. / Emmanuel Ruíz | El Sol de Cuautla

La pandemia: de las galerías a las redes sociales

Durante la contingencia sanitaria por la covid-19, los negocios no esenciales tuvieron que cerrar sus puertas como parte de las restricciones de las autoridades para evitar un mayor número de contagios. Desde luego, un grabado no forma parte de la canasta básica en nuestro país. Al principio, Gera tuvo que hacer frente al impedimento para seguir mostrando su trabajo en espacios físicos, pero las redes sociales se convirtieron en su salvación.

“Fue de pronto no tener ese primer sustento, pero entonces me animé a subir mis piezas a Facebook, con licencias de Creative Commons, registrándolas y compartiéndolas”, recuerda.

Era la primera vez que incursionaba en este tipo de actividades. Sin embargo, las cosas dieron resultado.

“Se empezaron a vender bastante bien. Como siempre, mi trabajo fue en el taller, así que el confinamiento tampoco me afectó tanto. Al contrario: empecé a vender más y fue sorprendente. En el confinamiento, la gente empezó a buscar más el arte, se interesaba por distraerse. Por mi parte, empecé a entregar mis obras con sana distancia, quedar de vernos en la alameda o en Cuernavaca, y ahí llevaba mis piezas”.

Y así, Gera comprobó otra gran verdad: que, en tiempos de crisis, siempre sobresalen las muestras de apoyo.

“Uno tiene mucho esa idea de que el mexicano es el peor enemigo del mexicano, pero no es cierto, es una gran mentira. Desde que me dedico a esto, que es poco usual dedicarse al arte, siempre estuvo la comunidad apoyándome, comprándome un grabado, encargándome un diseño o un letrero. Siempre he estado cobijado y no ha habido nadie más que la gente, la comunidad”.

Gera Cristóbal ha comprobado que el mexicano no es el peor enemigo del mexicano, sino todo lo contrario /Emmanuel Ruíz | El Sol de Cuautla

Tras la contingencia

Si la primera fase del confinamiento terminó por hacer que las cosas estuvieran a favor de Gera Cristóbal elevando las ventas de sus piezas, las cosas han vuelto a cambiar desde entonces. Actualmente, en semáforo verde en Morelos, las ventas han ido a la baja, pero mientras las galerías y exposiciones reanuden sus actividades siempre hay una oportunidad para que su trabajo sea conocido en nuevos círculos.

“Últimamente las ventas en línea empezaron a descender bastante. La mayoría de mis contactos ya me ha comprado que un grabado, una libreta (también hace grabados en libretas, bolsas y playeras)”, explica.

Esto no es necesariamente negativo para él, porque una de las cosas que más le gustan de su trabajo es el contacto con la gente y conocer nuevos lugares, algo que hoy puede seguir haciendo.

“A mí lo que me gusta es exponer, ir a los lugares, con gente que no conozco, que conozcan mi obra, que la compren y que estemos conviviendo en una exposición. Eso es lo me gusta, pero también existe la oportunidad de seguir creciendo con las ventas virtuales, explorando sitios como Amazon y otros”.

Al momento de escribir esto, los grabados de Gera Cristóbal están en exhibición en la galería de la cafetería Adela, ubicada en el Centro Histórico. Además, cualquier persona puede conocer su trabajo y contactarlo a través de su perfil de Facebook.

Los grabados de Gera han comenzado a venderse en gran parte del territorio morelense. /Emmanuel Ruíz | El Sol de Cuautla

Un tiempo de reflexión

Para Gera Cristóbal, la pandemia ha sido una época de reflexión. Al lado de sus colegas en el taller, los también grabadores Zum Mejican e Itzi Gómez del Payán, ha interiorizado sobre su papel como artista en el ámbito local, regional y nacional, uno cuyo trabajo, acaso influenciado por Frida Kahlo y Salvador Dalí, sigue siendo afable con el público, pero que también le ha permitido experimentar.



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Un artista difícilmente olvida la primera obra que vendió. En el caso de Gera, ocurrió hace seis años, cuando sus grabados empezaron a formar parte de las exposiciones que organizaba el taller “El Tlacuache”, donde aprendió esta técnica, heredada desde las primeras impresiones sumerias hace unos tres mil años, con el maestro Manolo Bello. Su grabado “Lotería mexicana en silografía” le demostró que había gente dispuesta a pagar por un trabajo suyo y fue entonces cuando eligió el camino de la especialización.

Gera Cristóbal tiene 37 años y es un grabador radicado en Cuautla. En seis años, ha hecho cerca de 300 trabajos que reflejan la creatividad de un hombre que comulga con la idiosincrasia mexicana, popular, pero también con las luchas de resistencia de las comunidades contra los llamados megaproyectos.

“Uno debe ser bien honesto con su trabajo, consigo mismo, y convertirlo en un oficio. Debe hacerlo uno como cualquier otro trabajador, codo a codo con las personas que se levantan temprano y trabajan sus ocho horas al día. Cualquier cosa que hagas, si le dedicas el tiempo de un oficio, a fuerza te va a dar una remuneración porque vas a ir buscando la manera de ofrecer algo, pero lo que sí debe estar es el trabajo de base”, explica Gera, desde el taller Gráfika Mayahuel del HCA Jardín, un espacio ubicado en la colonia Plan de Ayala.

Hay quienes piensan que elegir ser artista es un riesgo. Para Gera, nunca lo fue. Consciente de que su vida estaba destinada a la creatividad (en su adolescencia y juventud se había adentrado en la música, la literatura y la pintura), egresó de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos como artista plástico, siempre apoyado por su familia y sus amigos.

“Nunca tuve miedo, porque siempre tuve claro que quería dedicarme a las artes, desde niño lo supe y las cuestiones del dinero nunca fueron tan apremiantes, porque estuve bajo el cobijo de mi familia y somos personas sencillas”, explica el grabador, quien ha formado parte de exposiciones colectivas y colaborado en varios proyectos independientes. Con el tiempo, ha descubierto un principio definitivo: no vender su trabajo desde el ego.

“Se siente bien porque es como ser partícipe de la comunidad, es lo que yo pensé desde un principio: no hacer un trabajo desde el ego, sino desde la comunidad”, abunda.

Sus obras se han expuesto en varios talleres del estado. / Emmanuel Ruíz | El Sol de Cuautla

La pandemia: de las galerías a las redes sociales

Durante la contingencia sanitaria por la covid-19, los negocios no esenciales tuvieron que cerrar sus puertas como parte de las restricciones de las autoridades para evitar un mayor número de contagios. Desde luego, un grabado no forma parte de la canasta básica en nuestro país. Al principio, Gera tuvo que hacer frente al impedimento para seguir mostrando su trabajo en espacios físicos, pero las redes sociales se convirtieron en su salvación.

“Fue de pronto no tener ese primer sustento, pero entonces me animé a subir mis piezas a Facebook, con licencias de Creative Commons, registrándolas y compartiéndolas”, recuerda.

Era la primera vez que incursionaba en este tipo de actividades. Sin embargo, las cosas dieron resultado.

“Se empezaron a vender bastante bien. Como siempre, mi trabajo fue en el taller, así que el confinamiento tampoco me afectó tanto. Al contrario: empecé a vender más y fue sorprendente. En el confinamiento, la gente empezó a buscar más el arte, se interesaba por distraerse. Por mi parte, empecé a entregar mis obras con sana distancia, quedar de vernos en la alameda o en Cuernavaca, y ahí llevaba mis piezas”.

Y así, Gera comprobó otra gran verdad: que, en tiempos de crisis, siempre sobresalen las muestras de apoyo.

“Uno tiene mucho esa idea de que el mexicano es el peor enemigo del mexicano, pero no es cierto, es una gran mentira. Desde que me dedico a esto, que es poco usual dedicarse al arte, siempre estuvo la comunidad apoyándome, comprándome un grabado, encargándome un diseño o un letrero. Siempre he estado cobijado y no ha habido nadie más que la gente, la comunidad”.

Gera Cristóbal ha comprobado que el mexicano no es el peor enemigo del mexicano, sino todo lo contrario /Emmanuel Ruíz | El Sol de Cuautla

Tras la contingencia

Si la primera fase del confinamiento terminó por hacer que las cosas estuvieran a favor de Gera Cristóbal elevando las ventas de sus piezas, las cosas han vuelto a cambiar desde entonces. Actualmente, en semáforo verde en Morelos, las ventas han ido a la baja, pero mientras las galerías y exposiciones reanuden sus actividades siempre hay una oportunidad para que su trabajo sea conocido en nuevos círculos.

“Últimamente las ventas en línea empezaron a descender bastante. La mayoría de mis contactos ya me ha comprado que un grabado, una libreta (también hace grabados en libretas, bolsas y playeras)”, explica.

Esto no es necesariamente negativo para él, porque una de las cosas que más le gustan de su trabajo es el contacto con la gente y conocer nuevos lugares, algo que hoy puede seguir haciendo.

“A mí lo que me gusta es exponer, ir a los lugares, con gente que no conozco, que conozcan mi obra, que la compren y que estemos conviviendo en una exposición. Eso es lo me gusta, pero también existe la oportunidad de seguir creciendo con las ventas virtuales, explorando sitios como Amazon y otros”.

Al momento de escribir esto, los grabados de Gera Cristóbal están en exhibición en la galería de la cafetería Adela, ubicada en el Centro Histórico. Además, cualquier persona puede conocer su trabajo y contactarlo a través de su perfil de Facebook.

Los grabados de Gera han comenzado a venderse en gran parte del territorio morelense. /Emmanuel Ruíz | El Sol de Cuautla

Un tiempo de reflexión

Para Gera Cristóbal, la pandemia ha sido una época de reflexión. Al lado de sus colegas en el taller, los también grabadores Zum Mejican e Itzi Gómez del Payán, ha interiorizado sobre su papel como artista en el ámbito local, regional y nacional, uno cuyo trabajo, acaso influenciado por Frida Kahlo y Salvador Dalí, sigue siendo afable con el público, pero que también le ha permitido experimentar.



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