Al salir el sol y llueve o truene, en casi cada esquina y colonia de Cuernavaca se pueden observar diversos puestos callejeros, que van desde tacos en sus diferentes presentaciones, como acorazados, típicos del estado de Morelos y de canasta hasta venta de quesadillas y tlacoyos, algunos con masa azul que provienen del Estado de México, específicamente de Ocuilan, elemento que vuelve más agradable y rico el platillo.
Cada día de la semana desde hace 11 años, Lucía Martínez Arriaga se levanta a las cinco de la mañana para prepararse y viajar a la capital del estado donde alrededor de las 8 de la mañana instala su puesto sobre avenida Apolo XI. De un taxi colectivo o del autobús transporta los diferentes guisados ya preparados, frescos y provenientes del campo mexiquense.
Lucy, como es conocida en la colonia El Empleado, reconoce que hacer esta rutina diaria es pesado debido a que sale de su hogar a las 5:30 de la mañana y regresa entre 19 y 19:30 horas, estando todo el día en su local, lejos de casa y de su propio municipio; sin embargo, la necesidad y falta de oportunidades en Ocuilan son impulsos suficientes para seguir adelante, preparando este platillo de origen prehispánico.
“No hay mucho chance para vender los tlacoyos allá (Ocuilan) porque todas venden, todas saben cómo prepararlos”, reconoció.
Si viaja en taxi colectivo tarda una hora, pero si es en autobús llega a tardar hasta dos horas; el viaje es dependiendo si hay transporte hacia Cuernavaca, puesto que pagar un taxi por si sola es demasiado caro.
El municipio de Ocuilan se localiza en la parte sureste del Estado de México, forma parte de la Zona Metropolitana de Cuernavaca, lo que lo convierte en el único municipio que conforma parte de la ciudad y que se encuentra fuera del estado de Morelos.
La población tlahuica asentada en el municipio de Ocuilan basan su economía en los cultivos de maíz, frijol, chile, zanahoria, chícharos, papa y haba, mismos que son utilizados para la venta de tlacoyos y quesadillas; algunas de las mismas comerciantes tienen sus propios cultivos de maíz, como es el caso de la señora Juana Camacho, quien tiene sembradíos de maíz negro y haba.
La señora Juana Camacho lleva cerca de 30 años sirviendo el almuerzo a los cuernavacenses en la colonia Miraval ante la gran competencia que existe en Ocuilan, puesto que, afirma, es una tradición que todas las mujeres sepan cómo cocinar tlacoyos con ese toque especial y único, que no solo es el sazón, sino también la masa azul.
Durante 20 años instalaba su puesto en Chalma, en el municipio de Malinalco también en el Estado de México; sin embargo, al saturarse de comercios de puestos callejeros de tlacoyos y tacos, optó por trasladar su pequeño negocio a Cuernavaca.
“Me levanto a las 3:30 de la mañana, preparo mis salsas, la haba, la masa, paso al molino, todo fresco traigo, para estar lista a las 5:30 que me recoge el carro y a las 5 me recogen, voy llegando a mi casa como a las 6, está lejos”, señala.
La señora Juana viaja los lunes y sábado a Cuernavaca, el resto de los días los utiliza para hacer labores del hogar.
Los tlacoyos que, comúnmente son los favoritos de los ciudadanos para desayunar o degustar por un antojo, son de origen prehispánico; platillo típico de la gastronomía mexicana que consiste en una tortilla gruesa ovalada y larga, preparada con masa de maíz y rellena con frijoles, habas cocidas, requesón o chales. Adicionalmente, se le puede colocar, a manera de complemento, una mezcla de ingredientes como queso, salsa y nopales con estilo único, ya que están preparados con chile, epazote, jitomate y cebolla, que tienen un estilo de ensalada.
Los tlacoyos, también son conocidos como tlacoyos, clacoyos, clacoyito, tlatloyos, o tlayoyos, provienen del náhuatl tlaoyo, que significa empanada de maíz desgranado..
En la esquina de Zapote y Galeana en la colonia Las Palmas, Martha Galeana Vázquez, ha logrado ser la favorita de los oficinistas y estudiantes para satisfacer su antojo o el hambre.
Hace 31 años que se dedica al comercio, asegurando que la comida de Ocuilan es más atractiva en Cuernavaca por la masa azul, que genera un sabor más apetitoso, argumento que en los hechos se puede comprobar, puesto que su negocio siempre está lleno y hasta a los comensales no les importa estar parados esperando su platillo.
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