Perros y gatos ¿cada vez más gordos?

El sobrepeso daña a los animales de compañía igual que a las personas

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  · sábado 6 de enero de 2018

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Sir Henry ya sabe qué va a pasar. Sin ofrecer resistencia se deja conducir a través de la habitación. Se sube a la báscula y se deja caer allí.

 

En la pantalla digital se lee el número. Este carlino de 12 años pesa 9,3 kilos. Demasiado para él. Sir Henry tiene sobrepeso. Y aunque pueda parecer gracioso con sus michelines, es realmente un problema serio.

 

 

El sobrepeso daña a los animales de compañía igual que a las personas. Y como en el caso de estas, cada vez hay más perros, gatos y conejos demasiado gordos.

 

Casi la mitad de ellos tienen sobrepeso, según la Federación Alemana de Veterinarios en Ejercicio. Y la tendencia va a en aumento.
 


Según el Instituto de Nutrición Animal, Desorden Alimentario y Dietética, cerca del 40 por ciento de los perros y gatos de los países desarrollados de Europa central son obesos.
 


Es algo peligroso porque el sobrepeso aumenta el riesgo de diabetes, problemas cardíacos y de las articulaciones.
 


Los gatos que por su sobrepeso no llegan ya a limpiarse bien todo el cuerpo pueden llegar a tener cistitis, ya que la existencia de partes sucias facilita la entrada de bacterias a través de la uretra. El sobrepeso puede traducirse en dos años menos de vida.
 


La Clínica de Veterinaria de Animales Pequeños de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich ha puesto en marcha por ello una consulta
especial para dueños preocupados por este tema.
 


Según aseguran allí, se trata de la primera consulta de Alemania sobre obesidad en perros y gatos.

 

 

Sir Henry es uno de sus pacientes. En 2016 adelgazó mucho. Entones el dentista le encontró un tumor en la cavidad bucal. Comenzó un tratamiento largo y complicado, y su dueña, Uschi Ackermann, intentó hacerle la vida más agradable con golosinas.

 

 

Muchos dueños creen que el amor se demuestra a través del estómago. Otros intentan calmar su mala conciencia con golosinas, por ejemplo porque no sacan lo suficiente al perro o no juegan lo suficiente con el gato, explica Astrid Behr, de la federación veterinaria.

 

Mausi, una gata blanca y negra, sí sale de paseo por el jardín de Petra K., su dueña, que no quiere ver publicado su apellido.

 

Ambas van a la consulta de obesidad para que les aconsejen cómo podría perder kilos Mausi. La gata pesa 6,7. "Nuestro objetivo es que baje por debajo de cinco", dice la veterinaria Petra Kölle.

 

Con ayuda de un programa informático calcula cuánto alimento necesitan los animales a los que sus dueños llevan a la consulta. Y entonces acuerda con ellos un plan de adelgazamiento.
 

 

En el caso de Mausi hay que poner pienso de dieta. Además, muestra a su dueña una serie de comederos especiales porque la gata, y esto es algo raro en los felinos, tiende atracarse con comida.

 

 

Los comederos especiales están hechos con obstáculos, de forma que el gato que coma en ellos tenga que aplicarse para llegar a cada bocado. Comerá por ello más despacio, y de esta forma dará tiempo a que las hormonas den la señal al cerebro de que la gata está llena.

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