En 1964 Hasbro lanzó una línea de figuras de acción llamadas G.I Joe, inspiradas en soldados de la Segunda Guerra Mundial. Originalmente eran cuatro muñecos que representaban a los distintos rangos del ejército, y poco a poco se fueron diversificando hasta crear todo un universo alrededor del personaje.
Para 1970 se creó el Equipo de aventura, un grupo de hombres que participaban en misiones de rescate, y poco tiempo después los ejecutivos idearon a una organización enemiga, Comando cobra, que sirviera como antagonista de su historia.
Ante este éxito, en 1982 la empresa se acercó a Marvel para hacer un cómic basado en el juguete, y ellos a su vez asignaron al historietista Larry Hama (quien ya llevaba 20 años intentando entrar a la industria) para darle vida en el mundo gráfico.
“La compañía sólo tenía dibujos en blanco y negro, que ni siquiera tenían nombre. Tuve que crear sus antecedentes, al inicio eran diez G.I Joes y cinco Cobras, y cada año querían introducir diez más, y pensé que eran demasiados personajes, traté de basarlos en gente que conozco, eso me ayudó mucho”, platica en exclusiva a El Sol de México.
Uno de los personajes que apareció desde el primer número del cómic era Snake Eyes, un sargento misterioso que rápidamente se ganó el cariño de los fans, y se volvió el favorito de Hama dado lo fácil que le resultaba escribir su historia en papel.
Luego de casi 30 años, el público finalmente conocerá sus antecedentes en una cinta homónima, que es la tercera de la franquicia cinematográfica (después de G.I. Joe: el origen de Cobra y G.I. Joe 2: el contraataque), que ya se encuentra disponible en cines.
Dicha película sigue los pasos del héroe, quien luego de salvar la vida de un miembro del clan Arashikage (Storm Shadow), es invitado a entrenarse con ellos en Japón. Sin embargo, tras revelarse secretos de su pasado, su honor y la lealtad serán puestos a prueba.
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El escritor subrayó que aunque los cómics estaban destinados a un público infantil, esta historia resulta atractiva para todo público, “son cosas universales que entiendes incluso siendo joven. Me llegan muchas cartas de fans y me dicen que cuando eran niños lo leyeron en un nivel, y de adultos lo vuelven a hacer, y hay aspectos que ahora entienden mejor”.
Esta producción fue dirigida por Robert Schwentke, cuenta con las actuaciones de Henry Golding y Andrew Koji en los papeles de Snake Eyes y Storm Shadow; y la estrella de La casa de papel Úrsula Corberó como La Baronesa.
El cineasta opinó que este tipo de historias que cuentan cómo inicio todo son llamativas porque dan al público la oportunidad de indagar en los antecedentes de sus ídolos, y seguir sus pasos hasta verlos convertirse en lo que son.
Para las escenas de acción contaron con el apoyo del coordinador de escenas de acción Kenji Tanigaki, quien ha colaborado en más de 30 películas en Japón y Estados Unidos. El también actor compartió que trabajó durante dos meses con el elenco previo al rodaje para introducirlos en las artes marciales y el manejo de armas. “Nuestro trabajo es que él no parezca un luchador de MMA (Artes marciales mixtas), sino que parezcan como cada personaje”, comentó.
Incluso cuando ya habían iniciado las filmaciones, se mantenía atento al desarrollo de los actores, e incluso los grababa para que pudieran analizar su técnica en pantalla. Kenji subrayó que el tener un buen control de los movimientos es crucial para evitar accidentes en el set, especialmente porque la cinta mezcla escenas de pelea físicas con espadas, pero sólo para filmar los close up empleaban armas reales.
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Al respecto del uso de la tecnología hoy en día, mencionó que en sus más de 30 años de experiencia ha observado que se convirtió en una herramienta fundamental para el cine, ya que permite tener escenas mucho más cargadas de acción.
“Creo que el CGI no es nuestro enemigo, estamos en la misma página, tenemos que usarlo para nuestro beneficio. Por ejemplo, en una escena donde saltan del cuarto piso, todavía tenemos que brincar, pero usamos un cable, podemos añadir un poco de elementos de peligro e iluminación, agregamos algo para hacerlo parecer más peligroso. La gente todavía hace los movimientos, pero la tecnología le da más valor”, concluyó.
