La incursión cada vez mayor, de las mujeres en la salud pública han traído como resultado estudios de gran impacto a nivel nacional, es el caso de la regulación del consumo y venta de antibióticos impulsado por la doctora Anahí Dreser Mansilla, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), quien logró que desde el 2010 se regulará ya que el uso de este tipo de medicamentos conlleva a una resistencia microbiana en el ser humano, además de otras complicaciones.
La ciencia nunca fue un tema del otro mundo, ya que su padre era químico y su madre escritora y la primera interesada en que su hija leyera sobre estos y otros temas; en su familia la equidad era algo “horizontal”, incluso las tareas del hogar se enrolaban entre ella y su hermano.
“Mi mamá era escritora, docente, mi padre era químico así que hubo mucho impulso desde mi familia, las tareas domésticas eran iguales para todos, incluso para mi papá porque hacíamos los roles sobre qué día nos tocaba lavar los trastes. Cuando me tocó salir al mundo vi que las condiciones para otras mujeres no eran igual, fue como haber vivido en una burbuja y salir al mundo real”.
Estudió en una escuela en donde los temas se discutían en asambleas, “así que todo ahí también era horizontal”, luego se inscribió en una escuela de teatro, para después “ser voluntaria en la Cruz Roja en donde todos le entrabamos, si había que sacar a una persona que cayó al barranco todos y todas participábamos”.
Nunca imaginó que también le tocaría ser víctima en su etapa universitaria, siendo de formación médica fue testigo de la realidad.
“A la hora de llegar a mi trabajo en los hospitales me di cuenta de la existencia de las condiciones patriarcales, fui víctima de acoso, es duro, muy duro y fuerte saber que esas cosas sí existen, ahí fue cuando me di cuenta de la realidad de muchas mujeres, pero después del golpe sales”.
Rendirse no fue una opción, por qué, cuestioné. “Nunca echarse para atrás, al contrario, es defender mi espacio. Mi propia lucha ha sido esa, insertarse en trabajos en el área de salud pública, en espacios de toma de decisiones y eso transmito a mi familia, a mis alumnos y alumnas”.
Del 8 de marzo y de las distintas expresiones de luchar contra la violencia hacia las mujeres, opinó que cada quien lucha desde su “propia circunstancia”, unas lo hacen desde “la pluma”, otras posteando en internet, otras manifestándose en las calles, y otras como ella, arrebatando espacios en los que sólo había “patriarcas”.
Más mujeres dentro del ámbito de la salud pública permitirán poner atención en problemas que no lo tenían como es la regulación del uso y venta de antibiótico, tal como ella lo hizo.
“En la universidad siempre me llamó la atención dos problemas que había en México: la automedicación, y un mal uso de la prescripción médica. Desde el uso no óptimo hasta la venta, la resistencia microbiana que causa en las personas, generalmente los problemas de salud pública así son, nadie les pone atención hasta que llega alguien y lo hace”.
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