/ martes 14 de julio de 2020

[Animalia] Zoonosis, ¿Sopita de murciélago?

Un virus llegó para poner en la cuerda floja la existencia de la raza humana

Hoy vivimos momentos de gran incertidumbre. Nadie pensó que después del 2020 la normalidad incluiría la distancia social, no ver su rostro y hacer más estrictos los hábitos de higiene.

Un virus llegó para poner en la cuerda floja la existencia de la raza humana. La ciencia está tratando de identificar el origen de esta enfermedad, entre los sospechosos se tiene a un murciélago, un pangolín o quizá hasta una serpiente. Pero esta historia de terror inició varios años atrás y no precisamente en China. El verdadero culpable de este crimen ha pasado desapercibido en la punta de nuestras narices. Por varias décadas lo ha destruido todo, derrumba los bosques, contamina las aguas, pero entre sus varios crímenes está el que desató la enfermedad.

El saqueo y tráfico de especies se compara con el de armas y de sustancias ilegales, ya que mueve cantidades similares de dinero en el mundo por lo que se convierte en uno de los negocios ilegales que más dañan a la naturaleza y por consecuencia, a la sociedad.

El origen de la pandemia se encuentra en los mercados húmedos de Wuhan donde se confinan en condiciones insalubres a cientos de animales vivos y muertos lo que crea el escenario ideal para propagar enfermedades entre especies en las que se incluye al humano.

No necesariamente fue hasta que a alguien se le ocurrió hacer una “sopita de murciélago”, posiblemente sucedió mucho antes.

Zoonosis es el nombre que se le da al proceso en el que enfermedades propias de ciertas especies se transmiten a otras.

Los humanos no hemos sido los únicos afectados por el nuevo coronavirus sino que se ha detectado ya que puede poner en riesgo a otros habitantes de este planeta como a los grandes primates, como los orangutanes y los chimpancés que ya enfrentan muchos otros peligros que amenazan su existencia.

La crisis debería servirnos para pensar en cómo ha sido la violenta relación que hemos tenido con la naturaleza, cuando ella con nosotros ha sido noble y nos lo ha dado todo. Esta reconciliación no debería ser complicada, creo que todos ya sabemos qué hacer el punto es hacerlo.

Deberíamos dejar de preguntarnos a quién culpamos de la pandemia para no sentirnos culpables. La pregunta hoy debe ser ¿Qué estoy haciendo yo por mi propia casa llamada planeta?

Bióloga, divulgadora y fotógrafa de naturaleza.

Hoy vivimos momentos de gran incertidumbre. Nadie pensó que después del 2020 la normalidad incluiría la distancia social, no ver su rostro y hacer más estrictos los hábitos de higiene.

Un virus llegó para poner en la cuerda floja la existencia de la raza humana. La ciencia está tratando de identificar el origen de esta enfermedad, entre los sospechosos se tiene a un murciélago, un pangolín o quizá hasta una serpiente. Pero esta historia de terror inició varios años atrás y no precisamente en China. El verdadero culpable de este crimen ha pasado desapercibido en la punta de nuestras narices. Por varias décadas lo ha destruido todo, derrumba los bosques, contamina las aguas, pero entre sus varios crímenes está el que desató la enfermedad.

El saqueo y tráfico de especies se compara con el de armas y de sustancias ilegales, ya que mueve cantidades similares de dinero en el mundo por lo que se convierte en uno de los negocios ilegales que más dañan a la naturaleza y por consecuencia, a la sociedad.

El origen de la pandemia se encuentra en los mercados húmedos de Wuhan donde se confinan en condiciones insalubres a cientos de animales vivos y muertos lo que crea el escenario ideal para propagar enfermedades entre especies en las que se incluye al humano.

No necesariamente fue hasta que a alguien se le ocurrió hacer una “sopita de murciélago”, posiblemente sucedió mucho antes.

Zoonosis es el nombre que se le da al proceso en el que enfermedades propias de ciertas especies se transmiten a otras.

Los humanos no hemos sido los únicos afectados por el nuevo coronavirus sino que se ha detectado ya que puede poner en riesgo a otros habitantes de este planeta como a los grandes primates, como los orangutanes y los chimpancés que ya enfrentan muchos otros peligros que amenazan su existencia.

La crisis debería servirnos para pensar en cómo ha sido la violenta relación que hemos tenido con la naturaleza, cuando ella con nosotros ha sido noble y nos lo ha dado todo. Esta reconciliación no debería ser complicada, creo que todos ya sabemos qué hacer el punto es hacerlo.

Deberíamos dejar de preguntarnos a quién culpamos de la pandemia para no sentirnos culpables. La pregunta hoy debe ser ¿Qué estoy haciendo yo por mi propia casa llamada planeta?

Bióloga, divulgadora y fotógrafa de naturaleza.

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