Antes que la salud estuvo la tradición, ya que con motivo del Día de Muertos gente arribó a los distintos panteones de la ciudad para visitar y llevar flores a sus seres queridos que se adelantaron en el camino, aunque a diferencia de otros años, fue en menor cantidad
De acuerdo a la tradición, el Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.
Sin embargo, a diferencia de otros años, en esta ocasión los panteones lucieron con poca afluencia, esto debido a que por la contingencia sanitaria por el coronavirus Covid-19 se tuvieron ciertas restricciones en las visitas, pero aún así hubo gente que decidió continuar con una tradición que ver por su salud y la de su familia.
Autoridades de Salud habían exhortado a la población el evitar acudir este día a los panteones a fin de no generar concentración masiva de gente que pudiera ocasionar contagios del virus, sin embargo poco hicieron caso.
En un recorrido que se hizo por el Panteón Municipal se pudo observar a sus afueras a vendedores de flores, quienes aseguraron que sus ventas, a comparación de otros años, fueron muy bajas; al interior había gente de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores, aunque cuando se había dicho que iba a estar prohibido. Para el ingreso se obligó al uso de cubrebocas y se estuvo proporcionando gel antibacterial.
De los 32 panteones que hay en el municipio, incluyendo el Municipal y el privado, solo dos decidieron no abrir, el de Casasano y el de Cuautlixco, siendo una decisión tomada por los comisariados ejidales como medida de seguridad para prevenir contagios de Covid-19.
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