/ sábado 20 de abril de 2019

Así se vivió la representación de la Pasión de Cristo en la zona Oriente de Morelos

En Ciudad Ayala, Cuautla y Tetela del Volcán las altas temperaturas no impiden que cada año los habitantes lleven a cabo el viacrucis

Nunca es fácil matar a un Cristo. Quien desea hacerlo tiene que sortear una serie de dificultades que inicia con la insolación que provocan las altas temperaturas, y que puede acabar de la peor forma posible. Cada año, los habitantes de Ciudad Ayala se plantean el objetivo de crucificar a Jesús de Nazareth en la cima del cerro de la colonia Cruz Verde sin que nada malo pase en el camino. Ayer no les fue muy bien.

Caballos cansados y una cruz rota

El viacrucis inició en la plaza de toros de la cabecera municipal, donde cientos de personas se dieron cita para atestiguar la condena que recibió Jesús hace dos milenios. Es el mediodía, el sol está en lo alto con más de treinta de temperatura, un caballo sale y entra de la plaza trazando el camino que seguirá Jesús. Después de un rato, la cruz se rompe.

Desde hace nueve años, Carlos Domínguez Contreras interpreta el papel de Jesucristo. Durante varias semanas, mientras se prepara para cargar los cerca de 120 kilos que pesa la cruz, Domínguez sale de su casa cargando un tanque de gas, subiendo y bajando una de las lomas del pueblo. Esta vez, él estaba preparado, pero la cruz no: después de la primera caída, la viga horizontal se rompió y los soldados romanos tuvieron que ir en busca de un reemplazo.

El calor puede ser traicionero cuando rebasa los 30 grados de temperatura: traiciona el cuerpo, molesta a los caballos y deshidrata a los fieles: sobre la cima del cerro de la colonia Cruz Verde, un grupo de pobladores auxilia el cuerpo del joven que interpreta a Dimas: le ponen sombra con un trapo, le llevan agua y limones. Además de la deshidratación, sus familiares tienen que lidiar con los moretones que le han aparecido en la espalda a causa de los latigazos. Y todavía falta crucificarlo.

A pocos metros, un soldado romano cae de su caballo mientras intentaba apaciguarlo. Era muy difícil. Cinco minutos antes, dos mujeres le habían aconsejado mandarlo a descansar y cambiarlo por otro, pero no lo hizo. El guion todavía no se terminaba.

Con asistencia de una ambulancia y del cuerpo de protección civil del municipio, los habitantes de Ciudad Ayala llevaron a cabo la representación número 83 de "El Mártir del Gólgota", una obra con la que, cada año, la gente recuerda las últimas horas con vida de Cristo.

VIVEN SU FE EN CUAUTLA

En medio de la preocupación ciudadana que existe por los niveles de inseguridad , los habitantes de Cuautla mantienen vivo su fervor católico, como lo demostraron ayer al participar en las precesiones que se realizaron tanto en la colonia Francisco I. Madero como en el Centro Histórico.

En la colonia Francisco I. Madero, los fieles de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, un grupo de pobladores, en su mayoría jóvenes, participaron en la procesión que acompaña a Cristo en el papel de apóstoles, una tradición que cada año reúne a decenas de familias durante el Viernes Santo.

Por otro lado, en el Centro Histórico de Cuautla, los fieles se agruparon en la parroquia de Santiago Apóstol, donde la interpretación de los apóstoles recayó en un grupo de niños.

LOS SAYONES EN TETELA

Las tradiciones de Semana Santa en Tetela del Volcán destacan por algo en especial: los Sayones, personajes coloridos con los que los pobladores intentan burlarse de los soldados que castigaron a Jesús antes de ser crucificado. Así lo demostró el pueblo ayer, Viernes Santo, cuando las calles se llenaron de colores gracias a los grandes sombreros que los ciudadanos elaboran para disfrazarse en estos días.

Este año, la tradición de los Sayones fue, también, registrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un acto con el que se busca preservar y difundir la riqueza cultural de este pueblo ubicado a las faldas del volcán Popocatépetl, según la Dirección de Turismo y Cultura del municipio, a cargo de Miguel Arenas Arenas.

En Tetela del Volcán, la procesión con la que los habitantes acompañan la figura de El Cristo del Santo Entierro es encabezada por los Sayones, es decir, por un grupo de pobladores enfundados en sus característicos trajes, los cuales elaboran durante meses. Tanto adultos como niños, la gente de Tetela del Volcán preserva cada año esta costumbre centenaria, que en 2018 fue nombrada Patrimonio Cultural Intangible del estado, por el Congreso local.

Nunca es fácil matar a un Cristo. Quien desea hacerlo tiene que sortear una serie de dificultades que inicia con la insolación que provocan las altas temperaturas, y que puede acabar de la peor forma posible. Cada año, los habitantes de Ciudad Ayala se plantean el objetivo de crucificar a Jesús de Nazareth en la cima del cerro de la colonia Cruz Verde sin que nada malo pase en el camino. Ayer no les fue muy bien.

Caballos cansados y una cruz rota

El viacrucis inició en la plaza de toros de la cabecera municipal, donde cientos de personas se dieron cita para atestiguar la condena que recibió Jesús hace dos milenios. Es el mediodía, el sol está en lo alto con más de treinta de temperatura, un caballo sale y entra de la plaza trazando el camino que seguirá Jesús. Después de un rato, la cruz se rompe.

Desde hace nueve años, Carlos Domínguez Contreras interpreta el papel de Jesucristo. Durante varias semanas, mientras se prepara para cargar los cerca de 120 kilos que pesa la cruz, Domínguez sale de su casa cargando un tanque de gas, subiendo y bajando una de las lomas del pueblo. Esta vez, él estaba preparado, pero la cruz no: después de la primera caída, la viga horizontal se rompió y los soldados romanos tuvieron que ir en busca de un reemplazo.

El calor puede ser traicionero cuando rebasa los 30 grados de temperatura: traiciona el cuerpo, molesta a los caballos y deshidrata a los fieles: sobre la cima del cerro de la colonia Cruz Verde, un grupo de pobladores auxilia el cuerpo del joven que interpreta a Dimas: le ponen sombra con un trapo, le llevan agua y limones. Además de la deshidratación, sus familiares tienen que lidiar con los moretones que le han aparecido en la espalda a causa de los latigazos. Y todavía falta crucificarlo.

A pocos metros, un soldado romano cae de su caballo mientras intentaba apaciguarlo. Era muy difícil. Cinco minutos antes, dos mujeres le habían aconsejado mandarlo a descansar y cambiarlo por otro, pero no lo hizo. El guion todavía no se terminaba.

Con asistencia de una ambulancia y del cuerpo de protección civil del municipio, los habitantes de Ciudad Ayala llevaron a cabo la representación número 83 de "El Mártir del Gólgota", una obra con la que, cada año, la gente recuerda las últimas horas con vida de Cristo.

VIVEN SU FE EN CUAUTLA

En medio de la preocupación ciudadana que existe por los niveles de inseguridad , los habitantes de Cuautla mantienen vivo su fervor católico, como lo demostraron ayer al participar en las precesiones que se realizaron tanto en la colonia Francisco I. Madero como en el Centro Histórico.

En la colonia Francisco I. Madero, los fieles de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, un grupo de pobladores, en su mayoría jóvenes, participaron en la procesión que acompaña a Cristo en el papel de apóstoles, una tradición que cada año reúne a decenas de familias durante el Viernes Santo.

Por otro lado, en el Centro Histórico de Cuautla, los fieles se agruparon en la parroquia de Santiago Apóstol, donde la interpretación de los apóstoles recayó en un grupo de niños.

LOS SAYONES EN TETELA

Las tradiciones de Semana Santa en Tetela del Volcán destacan por algo en especial: los Sayones, personajes coloridos con los que los pobladores intentan burlarse de los soldados que castigaron a Jesús antes de ser crucificado. Así lo demostró el pueblo ayer, Viernes Santo, cuando las calles se llenaron de colores gracias a los grandes sombreros que los ciudadanos elaboran para disfrazarse en estos días.

Este año, la tradición de los Sayones fue, también, registrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un acto con el que se busca preservar y difundir la riqueza cultural de este pueblo ubicado a las faldas del volcán Popocatépetl, según la Dirección de Turismo y Cultura del municipio, a cargo de Miguel Arenas Arenas.

En Tetela del Volcán, la procesión con la que los habitantes acompañan la figura de El Cristo del Santo Entierro es encabezada por los Sayones, es decir, por un grupo de pobladores enfundados en sus característicos trajes, los cuales elaboran durante meses. Tanto adultos como niños, la gente de Tetela del Volcán preserva cada año esta costumbre centenaria, que en 2018 fue nombrada Patrimonio Cultural Intangible del estado, por el Congreso local.

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