A pesar de sus múltiples beneficios para la salud y el medio ambiente, el cáñamo es una planta descendiente directa de la marihuana poco estudiada; no está prohibida debido a su bajo nivel de THC y sus propiedades son poco exploradas, según Karina Belmont Velázquez, estudiante de la maestría en ciencias en botánica en el colegio de postgraduados.
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En 1961 la planta entró a una lista de sustancias prohibidas de la organización de las Naciones Unidas, pero actualmente se trabaja mediante un permiso ante la Cofepris. Esta es una de las razones que frena su exploración como ya lo hacen en países como Canadá y Estados Unidos.
En estas naciones lograron establecer empresas que venden semillas de cáñamo para el consumo libre, éstas son de alto nivel nutricional y contienen aceites esenciales como el omega 3 en mayor cantidad que una semilla de girasol.
“Darle a nuestros hijos 2 o 3 semillas del corazón de cáñamo por la mañana, equivaldría a darles diariamente un salmón, de ese nivel estamos hablando”.
Belmont Velázquez lleva tres años difundiendo esta información con comunidades campesinas de la región centro-sur del país, entre las cuales, está el municipio de Jonacatepec donde dio conferencias a autoridades y líderes campesinos.
En sus conferencias, compartió los beneficios medicinales, nutricionales e incluso habló sobre el rescate de tierras y su aprovechamiento sin agroquímicos. Esta labor, la replicó con gente productora del campo de otros estados como Guerrero, Chiapas y Oaxaca.
“En Chiapas toda una comunidad está de acuerdo en organizar una sociedad de producción rural, donde la idea principal es conformar un club cannábico nacional donde haya integrantes de todos los estados de la República y que estos integrantes sean productores ejidatarios y que no sea nada más gente que se la quiere fumar”.
En ese punto agregó “los clubes cannábicos que existen en la Ciudad de México cómo en la Roma o La Condesa están integrados por gente que solo quiere fumar, que solo pidió un permiso para fumar y que no tienen fines industriales que es lo que perseguimos con el convencimiento de la gente del campo para que se anime a producir el beneficioso cáñamo para la vida en general, tanto campesina como del propio medio ambiente”.
“En Oaxaca también estamos organizando clubes cannábicos, incluso contamos con el apoyo de la Universidad Autónoma Comunal de Oaxaca que va a entrarle al proyecto. Digamos que en esta labor de tres años me he dedicado a viajar por toda la República hablando de los beneficios y de cómo hacerle para obtener el permiso legal, ya que mucha de nuestra gente del campo ni siquiera sabe leer y escribir y se les dificulta llevar a cabo estos trámites en los que los estoy asesorando”, concluyó.