El 10 de mayo es una fecha que no pasa desapercibida, todos buscan lo mejor para la persona que les dio la vida. Los restaurantes son de los lugares con mayor demanda, acuden familias completas para celebrar a las reinas del hogar, ya sea con un rico desayuno, una comida o cena. En algunos sitios, ya contaban con cupo lleno antes del día, pues algunas personas se previenen y prefieren hacer su reservación con tiempo anticipado. Por otro lado, están las familias que acuden a los panteones para recordar a ese ser amado que ya no está en vida, llevan flores, veladoras y mariachis.
Josefina Fernández falleció hace 30 años, y desde entonces su hijo Ángel Franco de 75 años semana tras semana, pero sobre todo cada 10 de mayo, acude al Panteón Municipal de Cuautla para visitarla; "nos podemos olvidar de todo y de todos, pero de la madre nunca", declaró.
Ayer, se celebró a aquellas mujeres que son capaces de dar todo sin recibir nada y de querer con todo el corazón sin esperar nada a cambio, sin embargo, hay mamás que se adelantaron al camino y que a pesar de no estar físicamente siguen en el corazón de todos: hijos, nietos y demás familiares; a ellas fue a quienes visitaron en el Panteón Municipal de Cuautla.
A diferencia del 2 de noviembre, el 10 de mayo sólo registra la afluencia de un promedio de tres mil personas, quienes a lo largo del día entran y salen con flores en mano y en ocasiones, con sentimientos que no se pueden expresar más que con una lagrima, con una risa o mejor aún, con una canción.
Todo el día de ayer, al interior de los panteones, se escucharon las canciones "Amor eterno", "Señora Señora", "Hermoso Cariño", "Gema", "Gracias" "Mi Cariñito", entre otras , sin embargo, "Morenita mía" no paraba de sonar en la tumba de la señora Estefanía Hernández, quien en noviembre de 2007 falleció.
Desde hace 11 años sus hijos visitan su tumba llevándole serenata; "porque mi mamá era muy alegre, le gustaba mucho la música, y por eso venimos a cantarle las canciones que más le gustaban en vida".
Su hija Irene Álvarez recordó a su madre como una personas alegre, que le gustaba bailar danzón y cantar; "esa es la imagen que tenemos de ella, que siempre vamos a recordar", agregó.
Al otro extremo del panteón, y con la música de fondo, el señor Ángel Franco continuaba limpiando la tumba de su madre, con unas lagrimas que recorrían sus mejillas, dijo que a pesar de los años el recuerdo sigue vivo; "ya la edad no me permite acordarme de todo lo que viví al lado de mi mamá, pero de lo que sí nunca me voy a olvidar es de su rostro y del amor que tanto me tenía", rememoró.
La mayoría de los que acudieron a los camposantos reconocieron que perder a una madre es el mayor de los sufrimientos, por ello, a pesar de que la salud no sea buena, no hay impedimento para visitarlas al menos unos minutos.
Para Germán Negrete Gómez no es fácil visitar el panteón, pues tan sólo hace apenas dos años perdió a su madre; "hace un año vinimos todos los hermanos, esta vez sólo vengo con mi familia, las cosas van cambiando, las actividades no permiten ya reunirnos como antes, sin embargo, lo que nunca vamos a dejar de hacer es venirle a dejar unas flores y prenderle una veladora a mi mamá", afirmó.
Confesó que aprovecha el momento que están en el panteón para recordar junto con sus hijos y nietos, las anécdotas más divertidas y las más tristes, de cuando vivía su mamá; "ella seguirá siendo el pilar de la familia", comentó.
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