En el día del socorrista, Manuel Romero Moreno, paramédico de nivel intermedio de la Cruz Roja, contó que lo más gratificante en sus más de 30 años al servicio fue participar en el rescate del turista alemán que cayó, hace unos meses, en el cerro de Tepoztlán.
Pese a que ha tenido que dejar a un lado los compromisos familiares, reuniones de fin e inicio de año, dice que su mayor alegría es saber que puede apoyar a la población en desastres naturales, como temblores e inundaciones.
Lleva más de 30 años sirviendo a la población y todavía siente miedo, pero no de lo que hace, sino porque debe estar alerta y revisar una y otra vez su equipo de trabajo. Relata que una de las experiencias que más ha marcado su vida ha sido en el rescate en los sismos, como el de septiembre de 2017.
Fue todo ese desorden que vivimos ahí y a lo largo de que me permitieron y me dieron la oportunidad de pertenecer al grupo me di cuenta de que no siempre es el corazón el que debe actuar, sino que es necesario mucha técnica y buen liderazgo para poder ver algo satisfactorio, no solo para nosotros, sino para los que están afuera y de que hagamos un buen trabajo.
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