/ sábado 30 de enero de 2021

[Especial] Acueducto ve pasar a todos

Héroes de la Independencia, la Revolución y la juventud actual han pasado por el camino que llevaba el agua a la hacienda Buenavista

El acueducto de Cuautla es mudo testigo de los dos movimientos armados más trascendentales del país: la Independencia de México y la Revolución Mexicana, los cuales vivieron algunos de sus capítulos más importantes en esta zona oriente de Morelos.

Construido en el año de 1800, el acueducto sirvió como fortaleza de la resistencia que encabezó el ejército del Generalísimo Don José María Morelos y Pavón en el sitio de Cuautla de 1812, y prácticamente 100 años después jugó un papel similar durante la lucha de la Revolución Mexicana por la tierra al frente del general Emiliano Zapata Salazar.

Sus enormes muros con sólidas rocas de rí, aguantaron los embates que se vivieron en ambas sangrientas batallas. Lo que no pudieron aguantar fue el crecimiento de la mancha urbana que poco a poco, a más de dos siglos, fueron acabando con su existencia hasta dejar en pie poco menos de la mitad de sus casi mil metros lineales, los cuales forman parte de la Zona de Monumentos Históricos de Cuautla que decretó en sus últimos días la administración del presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa, el 28 de noviembre de 2012.

En sus primeros años de uso, el acueducto llevaba agua del Río Cuautla hasta la Hacienda Buenavista, hoy Arrocera Buenavista. Su construcción empezaba donde hoy es la calle de Lauro Ortega y Retirada de Calleja.

El agua corría por fuerza de gravedad de norte a sur por prácticamente un kilómetro hasta su destino. Ahí caía sobre una rueda hidráulica que generaba la energía para trabajar en la molienda del ingenio.

En esos años, la zona estaba rodeada de cañaverales propiedad de los propios españoles que tenían dominado al país mediante la conquista.

Contaba en toda su longitud con dos arcos por donde la gente podía pasar, un arco chico y otro más grande a escasos metros uno del otro. Se ubicaban en que ahora es la calle de Angustias de Calleja y el otro una cuadra abajo.

Heroica fortaleza

De acuerdo con el cronista Samuel Hernández Beltrán, el acueducto o atarjea, “tiene una gran relevancia histórica no solo en Cuautla, sino también como parte de la tecnología industrial en el hoy estado de Morelos, muy particularmente, por su participación en la luchas de 1810 por la Independencia de México, y la revolucionaria de 1910”.

Narra que en el siglo XVII los patronos del Convento de Santa Inés de México construyeron la Hacienda de Buenavista, cuyo acueducto se terminó en el primer año del siglo XIX.

Para ello, en 1797 el acaudalado español D’ Martín Michaus, compró la hacienda y empezó la construcción del acueducto, que tenía como motivo dotar del uso de energía a la Hacienda mediante un sistema hidráulico para impulsar la maquinaria del ingenio azucarero.

Pocos años después lo que era una obra para darle movimiento a la industria azucarera, el imponente acueducto de la Hacienda de Buenavista, pasaría a convertirse en la trinchera principal de los combatientes en pleno movimiento independentista de México.

Era el año de 1812 cuando Cuautla adquiere importancia histórica al resistir, a partir del 19 de febrero de ese año, el Generalísimo José María Teclo Morelos y Pavón el sitio que le impuso el mariscal español Félix María Calleja por órdenes de Virrey Venegas, hazaña que rubricó Morelos al romper ese sitio el 2 de mayo de 1812.

El acueducto se convirtió en ese episodio histórico en la fortaleza de las fuerzas morelenses.

Al pueblo el acueducto le servía de abrigo o protección con sus enormes muros, por eso a la calle que hoy existe en pleno centro histórico se le nombró “Abrigo” en 1829.

En el año 1911, durante la toma y sitio de Cuautla por las fuerzas revolucionaria del General Emiliano Zapata, el mismo acueducto revivió momentos de batalla y defensa ahora entre los zapatistas y las fuerzas armadas del gobierno de Porfirio Díaz que vivía sus últimos días.

Otra vez se dieron múltiples actos de valor, como cuando los zapatistas emboscaron a los soldados porfiristas haciéndolos salir de su escondite en el acueducto con alcohol encendido. El fuego los hizo correr e incluso lanzarse desde las alturas y desde ahí fueron cazados por los revolucionarios; muchos también murieron quemados por las llamas que como río los alcanzaban en las aguas encendidas del acueducto.

“Considerando todas las numerosas menciones históricas del acueducto, nadie puede dudar su relevancia, por ello es un monumento histórico”, comenta Hernández Beltrán.

El deterioro y rescate

A pesar de ser considerado como parte de los 19 monumentos históricos que tiene la ciudad de Cuautla decretados por el gobierno de la República y que según consta en el Diario Oficial de la Federación, poco se ha hecho para su conservación; los tramos que se mantienen en pie, fueron recientemente saneados por la actual administración municipal, mediante un proyecto de Rescate de Monumentos Históricos que se ejecuta en coordinación con organizaciones civiles y la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, según comentó el director de Protección Ambiental, Raúl Hernández Rivera.

Durante este proceso que inició el pasado mes de noviembre, se lograron sacar más de 3 toneladas de basura a los largo de los 500 metros que se conservan del acueducto, el cual en muchos de sus tramos sus muros que ahora sirven de fachada para más de una veintena de casas y negocios.

El acueducto de Cuautla es mudo testigo de los dos movimientos armados más trascendentales del país: la Independencia de México y la Revolución Mexicana, los cuales vivieron algunos de sus capítulos más importantes en esta zona oriente de Morelos.

Construido en el año de 1800, el acueducto sirvió como fortaleza de la resistencia que encabezó el ejército del Generalísimo Don José María Morelos y Pavón en el sitio de Cuautla de 1812, y prácticamente 100 años después jugó un papel similar durante la lucha de la Revolución Mexicana por la tierra al frente del general Emiliano Zapata Salazar.

Sus enormes muros con sólidas rocas de rí, aguantaron los embates que se vivieron en ambas sangrientas batallas. Lo que no pudieron aguantar fue el crecimiento de la mancha urbana que poco a poco, a más de dos siglos, fueron acabando con su existencia hasta dejar en pie poco menos de la mitad de sus casi mil metros lineales, los cuales forman parte de la Zona de Monumentos Históricos de Cuautla que decretó en sus últimos días la administración del presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa, el 28 de noviembre de 2012.

En sus primeros años de uso, el acueducto llevaba agua del Río Cuautla hasta la Hacienda Buenavista, hoy Arrocera Buenavista. Su construcción empezaba donde hoy es la calle de Lauro Ortega y Retirada de Calleja.

El agua corría por fuerza de gravedad de norte a sur por prácticamente un kilómetro hasta su destino. Ahí caía sobre una rueda hidráulica que generaba la energía para trabajar en la molienda del ingenio.

En esos años, la zona estaba rodeada de cañaverales propiedad de los propios españoles que tenían dominado al país mediante la conquista.

Contaba en toda su longitud con dos arcos por donde la gente podía pasar, un arco chico y otro más grande a escasos metros uno del otro. Se ubicaban en que ahora es la calle de Angustias de Calleja y el otro una cuadra abajo.

Heroica fortaleza

De acuerdo con el cronista Samuel Hernández Beltrán, el acueducto o atarjea, “tiene una gran relevancia histórica no solo en Cuautla, sino también como parte de la tecnología industrial en el hoy estado de Morelos, muy particularmente, por su participación en la luchas de 1810 por la Independencia de México, y la revolucionaria de 1910”.

Narra que en el siglo XVII los patronos del Convento de Santa Inés de México construyeron la Hacienda de Buenavista, cuyo acueducto se terminó en el primer año del siglo XIX.

Para ello, en 1797 el acaudalado español D’ Martín Michaus, compró la hacienda y empezó la construcción del acueducto, que tenía como motivo dotar del uso de energía a la Hacienda mediante un sistema hidráulico para impulsar la maquinaria del ingenio azucarero.

Pocos años después lo que era una obra para darle movimiento a la industria azucarera, el imponente acueducto de la Hacienda de Buenavista, pasaría a convertirse en la trinchera principal de los combatientes en pleno movimiento independentista de México.

Era el año de 1812 cuando Cuautla adquiere importancia histórica al resistir, a partir del 19 de febrero de ese año, el Generalísimo José María Teclo Morelos y Pavón el sitio que le impuso el mariscal español Félix María Calleja por órdenes de Virrey Venegas, hazaña que rubricó Morelos al romper ese sitio el 2 de mayo de 1812.

El acueducto se convirtió en ese episodio histórico en la fortaleza de las fuerzas morelenses.

Al pueblo el acueducto le servía de abrigo o protección con sus enormes muros, por eso a la calle que hoy existe en pleno centro histórico se le nombró “Abrigo” en 1829.

En el año 1911, durante la toma y sitio de Cuautla por las fuerzas revolucionaria del General Emiliano Zapata, el mismo acueducto revivió momentos de batalla y defensa ahora entre los zapatistas y las fuerzas armadas del gobierno de Porfirio Díaz que vivía sus últimos días.

Otra vez se dieron múltiples actos de valor, como cuando los zapatistas emboscaron a los soldados porfiristas haciéndolos salir de su escondite en el acueducto con alcohol encendido. El fuego los hizo correr e incluso lanzarse desde las alturas y desde ahí fueron cazados por los revolucionarios; muchos también murieron quemados por las llamas que como río los alcanzaban en las aguas encendidas del acueducto.

“Considerando todas las numerosas menciones históricas del acueducto, nadie puede dudar su relevancia, por ello es un monumento histórico”, comenta Hernández Beltrán.

El deterioro y rescate

A pesar de ser considerado como parte de los 19 monumentos históricos que tiene la ciudad de Cuautla decretados por el gobierno de la República y que según consta en el Diario Oficial de la Federación, poco se ha hecho para su conservación; los tramos que se mantienen en pie, fueron recientemente saneados por la actual administración municipal, mediante un proyecto de Rescate de Monumentos Históricos que se ejecuta en coordinación con organizaciones civiles y la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, según comentó el director de Protección Ambiental, Raúl Hernández Rivera.

Durante este proceso que inició el pasado mes de noviembre, se lograron sacar más de 3 toneladas de basura a los largo de los 500 metros que se conservan del acueducto, el cual en muchos de sus tramos sus muros que ahora sirven de fachada para más de una veintena de casas y negocios.

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