/ sábado 13 de marzo de 2021

[Especial] Cambian de giro para sobrevivir

Microempresas adoptaron nuevas líneas de negocios en demanda de productos generados a partir de la contingencia sanitaria

Derivado de la pandemia de Covid-19, varias microempresas en Morelos adoptaron nuevas líneas de negocio vinculadas a la demanda de productos que genera la misma contingencia sanitaria. Algunas lo hicieron para aprovechar el contexto e incrementar sus ganancias, mientras que otras fue con el objetivo principal de subsistir durante los meses de mayor aislamiento obligatorio, al no ser giros considerados esenciales.

Este fue el caso del negocio de composturas “Montiel”, ubicado en el poblado de Ahuatepec, que tuvo que vender diferentes cubrebocas para lograr atraer una mayor gama de clientes.

Desde los 17 años la encargada del negocio, quien no quiso dar su nombre, aprendió a coser decidiendo poner su propio comercio de composturas; sin embargo, la emergencia sanitaria ocasionó que sus ventas disminuyeran considerablemente, al no tener como prioridad sus clientes arreglar su ropa o artículos del hogar en esta temporada.

Fue así como aprendiendo de videos de internet, tomó la determinación hace seis meses de ofrecer, entre su gama de servicios, también los cubrebocas, que los primeros meses de pandemia se vendieron como pan caliente sin importar su precio.

Para elaborar los cubrebocas, composturas “Montiel” tiene que hacer una inversión extra, en especial porque cada uno de sus productos tiene un diseño exclusivo y particular, teniendo además que cuidar la tela, misma que priorizan sea de algodón y cuente con ligas de fácil manejo, entre más cómodo sea el producto, más rápido se venderá y hasta regresarán. Los cubrebocas tienen un costo de 30 pesos.

Sin embargo, a un año de que la contingencia sanitaria, afirma, los cubrebocas ya no se venden igual, puesto que los ciudadanos a estas alturas es muy raro que sigan adquiriendo este producto que en su momento, tal vez, compraron de más; las ventas de composturas “Montiel” están en un 50 por ciento, manteniéndose la venta de cubrebocas pero ahora por internet.

El presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Antonio Sánchez Purón, reconoció que si bien hubo un porcentaje importante del sector comercio que cambió su giro a la venta de productos relacionados a la salud y prevención de la pandemia, esta decisión sólo duro tres o cuatro meses, no se registro un cambio permanente.

“Era prácticamente cualquier negocio que buscaba adaptarse al momento y aprovechar la oportunidad de generar ingresos que no se estaban generando por su propia actividad y que al ver el momento hicieron el cambio momentáneamente; sin embargo, muchos de ellos, prácticamente entre el 80 al 90 por ciento de esos negocios ya no siguen en el mismo giro, no agregaron un producto permanente”.

No obstante, afirmó que ciertos mecanismos, como el ofrecer servicio a domicilio generaron dinamismo en la economía estatal, pero actualmente ya no se observa el mismo “boom” que en los primeros meses de la crisis sanitaria, cuando muchos negocios decidieron optar por vender caretas, guantes, cubrebocas y hasta tapetes sanitizantes, en especial por las restricciones sanitarias para mantener abiertos sus comercios.

A decir del líder empresarial, las microempresas que decidieron cambiar de giro fueron los que comercializan productos como artículos del momento y en algunos otros casos negocios de limpieza que no abarcaban la sanitización, “fue un segmento menor pero que aprovechó la oportunidad con el 'boom' que se daba en el momento”.

Antes de la emergencia sanitaria, Gabriela Martínez Yáñez se dedicaba a la venta de comida, un negocio que a decir de sus mismos clientes, le iba bastante bien por su rico sazón y exquisitos platillos, pero al observar que en los primeros meses del 2020 en México el gel antibacterial estuvo escaso, haciendo extremadamente difícil conseguirlo, Martínez Yáñez transformó una necesidad latente en una oportunidad laboral; su tío le dio la facilidad de tener el producto e irlo pagando conforme lo fuera vendiendo.

La calidad del producto que ofrece y la necesidad de los morelenses de acatar las medidas de seguridad sanitaria dieron paso a que decidiera tomar un nuevo rumbo, agregar a su negocio la venta de cubrebocas.

Los primeros seis meses de la pandemia sus ventas alcanzaron hasta un 100 por ciento, lo que fue una muestra de la demanda de los kits sanitarios y seguros; sin embargo, actualmente y al considerar los consumidores ya no se están cuidando como antes, las ventas se mantienen entre un 50 a 60 por ciento, “la gente sí lo busca y lo sigue buscando por protección”.

Gabriela Martínez Yáñez ha logrado obtener inversión del propio negocio para comprar una vez a la semana o una vez a la quincena –dependiendo el movimiento de la venta- en nuevos modelos; la competencia es alta y variada pero hoy pese a la adversidad sigue al pie del cañón con su negocio.

Para Elena Cisneros Garduño el incluir en su gama de productos la venta de gel antibacterial no fue una decisión nada fácil, expresó que en primer lugar tuvo que buscar precios accesibles con diferentes proveedores, dirigiéndose hasta a la Ciudad de México para comparar precios.

Los primeros seis meses de pandemia considera fueron los mejores para la venta de este producto; además de seguir con su tienda de abarrotes, lo que más le daba ingresos, en especial durante la época de confinamiento, fue el gel antibacterial, lo vendía por litro y hasta galones llegando a ofrecerlo hasta en 350 pesos.

Derivado de la pandemia de Covid-19, varias microempresas en Morelos adoptaron nuevas líneas de negocio vinculadas a la demanda de productos que genera la misma contingencia sanitaria. Algunas lo hicieron para aprovechar el contexto e incrementar sus ganancias, mientras que otras fue con el objetivo principal de subsistir durante los meses de mayor aislamiento obligatorio, al no ser giros considerados esenciales.

Este fue el caso del negocio de composturas “Montiel”, ubicado en el poblado de Ahuatepec, que tuvo que vender diferentes cubrebocas para lograr atraer una mayor gama de clientes.

Desde los 17 años la encargada del negocio, quien no quiso dar su nombre, aprendió a coser decidiendo poner su propio comercio de composturas; sin embargo, la emergencia sanitaria ocasionó que sus ventas disminuyeran considerablemente, al no tener como prioridad sus clientes arreglar su ropa o artículos del hogar en esta temporada.

Fue así como aprendiendo de videos de internet, tomó la determinación hace seis meses de ofrecer, entre su gama de servicios, también los cubrebocas, que los primeros meses de pandemia se vendieron como pan caliente sin importar su precio.

Para elaborar los cubrebocas, composturas “Montiel” tiene que hacer una inversión extra, en especial porque cada uno de sus productos tiene un diseño exclusivo y particular, teniendo además que cuidar la tela, misma que priorizan sea de algodón y cuente con ligas de fácil manejo, entre más cómodo sea el producto, más rápido se venderá y hasta regresarán. Los cubrebocas tienen un costo de 30 pesos.

Sin embargo, a un año de que la contingencia sanitaria, afirma, los cubrebocas ya no se venden igual, puesto que los ciudadanos a estas alturas es muy raro que sigan adquiriendo este producto que en su momento, tal vez, compraron de más; las ventas de composturas “Montiel” están en un 50 por ciento, manteniéndose la venta de cubrebocas pero ahora por internet.

El presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Antonio Sánchez Purón, reconoció que si bien hubo un porcentaje importante del sector comercio que cambió su giro a la venta de productos relacionados a la salud y prevención de la pandemia, esta decisión sólo duro tres o cuatro meses, no se registro un cambio permanente.

“Era prácticamente cualquier negocio que buscaba adaptarse al momento y aprovechar la oportunidad de generar ingresos que no se estaban generando por su propia actividad y que al ver el momento hicieron el cambio momentáneamente; sin embargo, muchos de ellos, prácticamente entre el 80 al 90 por ciento de esos negocios ya no siguen en el mismo giro, no agregaron un producto permanente”.

No obstante, afirmó que ciertos mecanismos, como el ofrecer servicio a domicilio generaron dinamismo en la economía estatal, pero actualmente ya no se observa el mismo “boom” que en los primeros meses de la crisis sanitaria, cuando muchos negocios decidieron optar por vender caretas, guantes, cubrebocas y hasta tapetes sanitizantes, en especial por las restricciones sanitarias para mantener abiertos sus comercios.

A decir del líder empresarial, las microempresas que decidieron cambiar de giro fueron los que comercializan productos como artículos del momento y en algunos otros casos negocios de limpieza que no abarcaban la sanitización, “fue un segmento menor pero que aprovechó la oportunidad con el 'boom' que se daba en el momento”.

Antes de la emergencia sanitaria, Gabriela Martínez Yáñez se dedicaba a la venta de comida, un negocio que a decir de sus mismos clientes, le iba bastante bien por su rico sazón y exquisitos platillos, pero al observar que en los primeros meses del 2020 en México el gel antibacterial estuvo escaso, haciendo extremadamente difícil conseguirlo, Martínez Yáñez transformó una necesidad latente en una oportunidad laboral; su tío le dio la facilidad de tener el producto e irlo pagando conforme lo fuera vendiendo.

La calidad del producto que ofrece y la necesidad de los morelenses de acatar las medidas de seguridad sanitaria dieron paso a que decidiera tomar un nuevo rumbo, agregar a su negocio la venta de cubrebocas.

Los primeros seis meses de la pandemia sus ventas alcanzaron hasta un 100 por ciento, lo que fue una muestra de la demanda de los kits sanitarios y seguros; sin embargo, actualmente y al considerar los consumidores ya no se están cuidando como antes, las ventas se mantienen entre un 50 a 60 por ciento, “la gente sí lo busca y lo sigue buscando por protección”.

Gabriela Martínez Yáñez ha logrado obtener inversión del propio negocio para comprar una vez a la semana o una vez a la quincena –dependiendo el movimiento de la venta- en nuevos modelos; la competencia es alta y variada pero hoy pese a la adversidad sigue al pie del cañón con su negocio.

Para Elena Cisneros Garduño el incluir en su gama de productos la venta de gel antibacterial no fue una decisión nada fácil, expresó que en primer lugar tuvo que buscar precios accesibles con diferentes proveedores, dirigiéndose hasta a la Ciudad de México para comparar precios.

Los primeros seis meses de pandemia considera fueron los mejores para la venta de este producto; además de seguir con su tienda de abarrotes, lo que más le daba ingresos, en especial durante la época de confinamiento, fue el gel antibacterial, lo vendía por litro y hasta galones llegando a ofrecerlo hasta en 350 pesos.

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