/ sábado 19 de junio de 2021

[Especial] Cochinilla: colorante y estimulante para cultivos

Diseñan método de extracción amigable con el medio ambiente, sin procesos químicos y a bajo costo

Habitualmente, el policosanol, una mezcla natural de alcoholes con aplicaciones en la agricultura y la farmacología, se extrae de la caña de azúcar y la cera de las abejas. Sin embargo, investigadores el Centro de Productos Bióticos (Ceprobi) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), ubicado en Yautepec, diseñaron un método para extraer esta sustancia de la cera de la grana cochinilla y formularon un producto que estimula el crecimiento vegetal.

De acuerdo con Emilia Ramos Zambrano, doctora en Ciencias en Productos Bióticos, y Alma Leticia Martínez Ayala, la doctora que dirigió el proyecto, la extracción de policonasol de la grana cochinilla, patentada por el equipo, se realiza utilizando métodos que reducen el impacto ambiental, sin demasiados procesos químicos y, con ello, procurando un costo bajo y redituable.

“Se diseñaron procesos de obtención en donde se emplearon disolventes con clasificación verde o amarilla, con el objetivo de reducir el impacto ambiental, además de plantear la reutilización de los mismos y la implementación de enzimas que ayuden a disminuir la cantidad en el uso de estos disolventes y otras sustancias tóxicas”, explicaron las investigadoras en el cuestionario proporcionado a este medio de comunicación.

Impulsado por la tesis de maestría y doctorado de Ramos Zambrano, el equipo a cargo de Martínez Ayala patentó el proyecto con el nombre “Proceso para la obtención de policosanol a partir de la cera de grana cochinilla (Dactylopius coccus)” e inició el trámite correspondiente para la patente “Proceso de transesterificación enzimática para la obtención de policosanol a partir de cera de grana cochinilla”. A la fecha, este trámite sigue en proceso, según confirmó la doctora Martínez.

“La extracción de policosanol se realizó a nivel laboratorio y debido a su alto contenido de triacontanol se realizó la formulación de un producto con actividad bioestimulante, el cual fue probado en un cultivo de jitomate en un invernadero experimental. Asimismo, se realizó un estudio de sus efectos en diferentes parámetros fotosintéticos en relación a la apertura estomática y la cantidad de irradiancia”, detallaron ambas investigadoras.

En la industria farmacológica, el policosanol, y en especial el triacontanol, octacosanol y hexacosanol es aplicado en el área farmacológica por su efecto antioxidante, antiinflamatorio y antibacterial, y ayuda a reducir los niveles de colesterol y proteger el hígado. Además se ha usado para tratar enfermedades como el cáncer, el Párkinson y las úlceras gástricas.

La grana cochinilla

La grana cochinilla es un colorante natural que se obtiene de los cuerpos secos del insecto Dactylopius coccus. En el México prehispánico, en la zona de Oaxaca, los mixtecos desarrollaron un método de crianza para este insecto para obtener un pigmento rojo. Ellos llamaban a la grana cochinilla “nocheztli” (sangre de tuna) y era uno de los tributos que tenían que pagar a los aztecas, ya que estaban bajo su dominio.

El rojo mexicano que se obtiene de la grana cochinilla no sólo tuvo un alto valor en la época prehispánica, sino que siguió conservándolo después de la llegada de los españoles como tinte de textiles pero también en la paleta de grandes pintores de los siglos XVI al XIX, tales como Rembrandt y Van Gogh.

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Habitualmente, el policosanol, una mezcla natural de alcoholes con aplicaciones en la agricultura y la farmacología, se extrae de la caña de azúcar y la cera de las abejas. Sin embargo, investigadores el Centro de Productos Bióticos (Ceprobi) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), ubicado en Yautepec, diseñaron un método para extraer esta sustancia de la cera de la grana cochinilla y formularon un producto que estimula el crecimiento vegetal.

De acuerdo con Emilia Ramos Zambrano, doctora en Ciencias en Productos Bióticos, y Alma Leticia Martínez Ayala, la doctora que dirigió el proyecto, la extracción de policonasol de la grana cochinilla, patentada por el equipo, se realiza utilizando métodos que reducen el impacto ambiental, sin demasiados procesos químicos y, con ello, procurando un costo bajo y redituable.

“Se diseñaron procesos de obtención en donde se emplearon disolventes con clasificación verde o amarilla, con el objetivo de reducir el impacto ambiental, además de plantear la reutilización de los mismos y la implementación de enzimas que ayuden a disminuir la cantidad en el uso de estos disolventes y otras sustancias tóxicas”, explicaron las investigadoras en el cuestionario proporcionado a este medio de comunicación.

Impulsado por la tesis de maestría y doctorado de Ramos Zambrano, el equipo a cargo de Martínez Ayala patentó el proyecto con el nombre “Proceso para la obtención de policosanol a partir de la cera de grana cochinilla (Dactylopius coccus)” e inició el trámite correspondiente para la patente “Proceso de transesterificación enzimática para la obtención de policosanol a partir de cera de grana cochinilla”. A la fecha, este trámite sigue en proceso, según confirmó la doctora Martínez.

“La extracción de policosanol se realizó a nivel laboratorio y debido a su alto contenido de triacontanol se realizó la formulación de un producto con actividad bioestimulante, el cual fue probado en un cultivo de jitomate en un invernadero experimental. Asimismo, se realizó un estudio de sus efectos en diferentes parámetros fotosintéticos en relación a la apertura estomática y la cantidad de irradiancia”, detallaron ambas investigadoras.

En la industria farmacológica, el policosanol, y en especial el triacontanol, octacosanol y hexacosanol es aplicado en el área farmacológica por su efecto antioxidante, antiinflamatorio y antibacterial, y ayuda a reducir los niveles de colesterol y proteger el hígado. Además se ha usado para tratar enfermedades como el cáncer, el Párkinson y las úlceras gástricas.

La grana cochinilla

La grana cochinilla es un colorante natural que se obtiene de los cuerpos secos del insecto Dactylopius coccus. En el México prehispánico, en la zona de Oaxaca, los mixtecos desarrollaron un método de crianza para este insecto para obtener un pigmento rojo. Ellos llamaban a la grana cochinilla “nocheztli” (sangre de tuna) y era uno de los tributos que tenían que pagar a los aztecas, ya que estaban bajo su dominio.

El rojo mexicano que se obtiene de la grana cochinilla no sólo tuvo un alto valor en la época prehispánica, sino que siguió conservándolo después de la llegada de los españoles como tinte de textiles pero también en la paleta de grandes pintores de los siglos XVI al XIX, tales como Rembrandt y Van Gogh.

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