/ sábado 1 de junio de 2019

[Especial] El olor de la muerte

Sin duda la carne en descomposición no es agradable al olfato humano

En las primeras horas, un cadáver no huele a nada, quizás a algo sutilmente dulce, aunque eso depende de las causas, dice Gerardo de manera tranquila, un perito de Servicio Médico Forense (Semefo), quien tiene varios años trabajando con los cuerpos. A pesar de que en esas primeras horas el cuerpo parece fresco, en realidad la putrefacción ha comenzado por dentro, la presencia de bacterias, protozoos y nematodos son los que contribuyen a la descomposición del cuerpo, de la carne, de los órganos internos.

Pero "¿a que huelen los muertos? no hay forma de describirlo, puede parecer para algunos, algo desagradable, para otros no tanto", señala.

Lee:

Sin duda la carne en descomposición no es agradable al olfato humano, pero esto es diferente, los cuerpos por ejemplo, en el Semefo, son tratados con químicos, entonces el olor cambia, pero aun así entre alcohol, formol, sangre seca y carne descompuesta, si se puede hacer una descripción coloquial, hacen que los olores cambien.

Gerardo comentó que investigadores de la Universidad de Lovaina, Bélgica, han logrado identificar hasta 452 compuestos orgánicos que son emitidos por el cuerpo humano tras la muerte, pero la insistencia es ¿a qué huele un cuerpo tras la muerte?, cuando el corazón se detiene, cuando ya no entra aire a los pulmones, cuando todo se paraliza.

De forma muy sencilla, explica, si has olido algún animal en estado de descomposición, a ese olor súmale el de un huevo podrido, que es el olor a la sangre que es conducida por las venas, la que distribuyó todos sus nutrientes en el cuerpo y regresa al organismo a ser purificada, es decir, "que va de regreso sucia, con el olor del contenido estomacal o heces fecales, que, al no ser contenidas por el esfínter, salen del cuerpo y obviamente lo ensucian con sus impurezas y olor, es un poco de eso, así te darás una idea de su olor, ya que al descomponerse el humano huele un poco peor que eso".

Sin embargo, cada quién puede tener una opinión diferente, dependiendo de su condición, indicó Mateo, un médico de urgencias del ISSSTE; quien además recordó que muchos de sus compañeros estudiantes sufrieron cuando debían practicar con un cadáver, les ardían los ojos o sentían otras molestias, mientras que otros se retiraron.

Incluso, dijo, los muertos, sobre todo en las prácticas, no deberían de oler, ya que estos están congelados y no hay putrefacción; lo que sí que huele es la sangre y aún más "el olor de cuando trabajas con intestinos es un olor como a... literalmente; cuando son los pulmones huele como una cañería atascada", precisa.

Comentó, por ejemplo, si un cuerpo dejó de vivir hace horas, lo más normal es que huela a desechos, porque defecan cuando mueren, y va acompañado de un olor ácido que es el sudor y demás secreciones que se expulsan por casi todos los orificios del cuerpo.

Si es un muerto lleva días sin cámara frigorífica, detalló, huele a podrido; "es como cuando dejas un filete y se pudre pero lo más grave; una observación, es que esos olores se quedan impregnados en la ropa; por eso el equipo de ropa debe estar completo o tener cuidado; otra cosa más es que el olor se queda como muy metido en la nariz, y al principio y para quién no esté acostumbrado es muy desagradable; en un quirófano los olores son muy parecidos".


ETAPAS DE DESCOMPOSICIÓN

Los dos especialistas en el tema revelaron por qué cuando las personas mueren en sus domicilios, son ubicados hasta que comienzan a despedir un olor incómodo después de muchos días; precisan que el olor y el tiempo que tardan en descomponerse depende de muchos factores, como la masa corporal o los factores climáticos.

De acuerdo con una demostración, "la putrefacción se lleva a cabo en cuatro etapas; el proceso de descomposición comienza en los primeros tres días de muerte; la putrefacción se empieza a notar entre los días 4 y 10, pero se toma en cuenta que la influencia de factores climáticos puede acelerar o demorar el proceso".

Académicamente, resaltó el doctor Mateo, especialista en emergencias, que son conocidas estas etapas de descomposición para llegar a los más de ocho olores que distinguen al cuerpo humano sin vida.

Putrefacción o estado de hinchado: el cadáver se hincha incluso de manera exponencial debido a la presencia de gases internos y va acompañado de un gran desprendimiento de grasas, por ello, comienza a tener un olor fuerte a rancio y alimentos podridos.

Putrefacción oscura: En este etapa los tejidos del cuerpo adquieren una textura blanda, en la que se pueden comprobar que las partes que están en contacto con el suelo adquieren un color oscuro; "los gases salen al exterior produciendo un olor muy fuerte que se puede percibir a gran distancia, dicho miasma es el clásico que la gran mayoría identificamos como putrefacción u olor a muerto”.

Fermentación butírica: En este nivel el cuerpo comienza a secarse, también conocido como putrefacción caseica, el olor que se percibe es un olor láctico (leche o queso). Los elementos del cuerpo se transforman en bacterias por falta de oxigeno.

Estado seco: Al final quedan restos de piel, cabellos, uñas y huesos, mantiene un aroma a lácteo fermentado sólo que un poco más sutil. Además, aquí es notable la diferencia de olor entre los animales y el ser humano.

ACOSTUMBRARSE A VIVIR

Gerardo se ha acostumbrado al olor, a vivir con eso, a comer y trabajar cerca de cuerpos humanos sin vida; "es difícil imaginar para alguien todo eso, pero al paso del tiempo, y sobre todo si te gusta, se convierte en algo normal y no hay problema".

Aunque a una gran parte de la gente probablemente no sea de su agrado pensar en abrir los cuerpos, conocerlos por dentro y posteriormente volver a cerrarlos para que vayan a su última morada; "lo hace uno con respeto, porque depende del asunto, pero siempre cuando se trabaja es para conocer como perdió la vida, es también una forma de hacerles justicia".

Confiensa que el olor ya no molesta en la nariz ni en los ojos, ya no es desagradable, aunque se meta en la boca; trabajar con los cuerpos humanos sin sentir, confesó, no es sencillo pero es también una manera de que se vayan a su descanso eterno de una manera más limpia y tranquila.

Para el doctor Mateo, cuya labor es atender a las personas en momentos de mayor crisis, cuando todo depende de su habilidad para detener la sangre, calmar el dolor, dar esperanza a las familias, rescatarlo de las garras de la muerte, regresarlo a la vida; está consciente de que su trabajo no es fácil, aunque también llegan sin vida, aun no hay olor de muerte, sólo la sangre a la que ya se acostumbró; sus primeros años los pasó como socorrista de la Cruz Roja, y ahora en el ISSSTE y en el IMSS, han fortalecido su idea de lo que le gusta.

Si bien no toca convivir con esos olores, explicó que en el proceso de descomposición, el cuerpo humanos vive diferentes etapas, las células, una vez sin oxígeno, comienzan a fracturarse y a liberar toda clase de sustancias: un ambiente ideal para las bacterias y los hongos, que comienzan a descomponer el cuerpo.

Tan sólo en tres días, el gas comienza a acumular las bacterias y, como el cuerpo ya no puede combatir, éstas comienzan a disolver los tejidos. El gas forma burbujas de 2.5 a 5 cm de diámetro en la piel; se producen compuestos que contienen azufre, y el cuerpo puede hincharse y derramar líquido por los orificios; además el cuerpo se encoge, la piel se marchita, lo que da la sensación de las uñas de los pies y manos crecieron unos milímetros.

Cortesía

DESAGRADABLE AL OLFATO

Los dos especialistas en sus respectivas áreas, coinciden cada quién tendrá una idea, pero la mayoría dirá que no le agrada. Gerardo mencionó que la mayor parte del tiempo lo pasa en el Semefo, un trabajo poco comprendido en sueldo y socialmente, pero le gusta, trabaja con respeto porque sabe que de él depende que esa "masa de carne" que ya no puede defenderse, al menos tenga justicia y se pueda saber cómo murió.

Mateo, el especialista de urgencias, señaló que a nadie le gustan los olores fuertes y desagradables, por ello, ciertamente el olor de un cuerpo en descomposición no es muy agradable al olfato humano, pero los primeras horas no despiden un olor específico, "quizás algo sutilmente dulce, agradable", sobre todo si es de alguien que ha cumplido su ciclo en la vida.

Aunque la mayoría de la gente no se expone a este olor, muchas veces cuando ocurre se combina con otros aromas, de flores o de químicos, "entonces cuando alguien muere en un día, no será un olor desagradable", expresó.

En las primeras horas, un cadáver no huele a nada, quizás a algo sutilmente dulce, aunque eso depende de las causas, dice Gerardo de manera tranquila, un perito de Servicio Médico Forense (Semefo), quien tiene varios años trabajando con los cuerpos. A pesar de que en esas primeras horas el cuerpo parece fresco, en realidad la putrefacción ha comenzado por dentro, la presencia de bacterias, protozoos y nematodos son los que contribuyen a la descomposición del cuerpo, de la carne, de los órganos internos.

Pero "¿a que huelen los muertos? no hay forma de describirlo, puede parecer para algunos, algo desagradable, para otros no tanto", señala.

Lee:

Sin duda la carne en descomposición no es agradable al olfato humano, pero esto es diferente, los cuerpos por ejemplo, en el Semefo, son tratados con químicos, entonces el olor cambia, pero aun así entre alcohol, formol, sangre seca y carne descompuesta, si se puede hacer una descripción coloquial, hacen que los olores cambien.

Gerardo comentó que investigadores de la Universidad de Lovaina, Bélgica, han logrado identificar hasta 452 compuestos orgánicos que son emitidos por el cuerpo humano tras la muerte, pero la insistencia es ¿a qué huele un cuerpo tras la muerte?, cuando el corazón se detiene, cuando ya no entra aire a los pulmones, cuando todo se paraliza.

De forma muy sencilla, explica, si has olido algún animal en estado de descomposición, a ese olor súmale el de un huevo podrido, que es el olor a la sangre que es conducida por las venas, la que distribuyó todos sus nutrientes en el cuerpo y regresa al organismo a ser purificada, es decir, "que va de regreso sucia, con el olor del contenido estomacal o heces fecales, que, al no ser contenidas por el esfínter, salen del cuerpo y obviamente lo ensucian con sus impurezas y olor, es un poco de eso, así te darás una idea de su olor, ya que al descomponerse el humano huele un poco peor que eso".

Sin embargo, cada quién puede tener una opinión diferente, dependiendo de su condición, indicó Mateo, un médico de urgencias del ISSSTE; quien además recordó que muchos de sus compañeros estudiantes sufrieron cuando debían practicar con un cadáver, les ardían los ojos o sentían otras molestias, mientras que otros se retiraron.

Incluso, dijo, los muertos, sobre todo en las prácticas, no deberían de oler, ya que estos están congelados y no hay putrefacción; lo que sí que huele es la sangre y aún más "el olor de cuando trabajas con intestinos es un olor como a... literalmente; cuando son los pulmones huele como una cañería atascada", precisa.

Comentó, por ejemplo, si un cuerpo dejó de vivir hace horas, lo más normal es que huela a desechos, porque defecan cuando mueren, y va acompañado de un olor ácido que es el sudor y demás secreciones que se expulsan por casi todos los orificios del cuerpo.

Si es un muerto lleva días sin cámara frigorífica, detalló, huele a podrido; "es como cuando dejas un filete y se pudre pero lo más grave; una observación, es que esos olores se quedan impregnados en la ropa; por eso el equipo de ropa debe estar completo o tener cuidado; otra cosa más es que el olor se queda como muy metido en la nariz, y al principio y para quién no esté acostumbrado es muy desagradable; en un quirófano los olores son muy parecidos".


ETAPAS DE DESCOMPOSICIÓN

Los dos especialistas en el tema revelaron por qué cuando las personas mueren en sus domicilios, son ubicados hasta que comienzan a despedir un olor incómodo después de muchos días; precisan que el olor y el tiempo que tardan en descomponerse depende de muchos factores, como la masa corporal o los factores climáticos.

De acuerdo con una demostración, "la putrefacción se lleva a cabo en cuatro etapas; el proceso de descomposición comienza en los primeros tres días de muerte; la putrefacción se empieza a notar entre los días 4 y 10, pero se toma en cuenta que la influencia de factores climáticos puede acelerar o demorar el proceso".

Académicamente, resaltó el doctor Mateo, especialista en emergencias, que son conocidas estas etapas de descomposición para llegar a los más de ocho olores que distinguen al cuerpo humano sin vida.

Putrefacción o estado de hinchado: el cadáver se hincha incluso de manera exponencial debido a la presencia de gases internos y va acompañado de un gran desprendimiento de grasas, por ello, comienza a tener un olor fuerte a rancio y alimentos podridos.

Putrefacción oscura: En este etapa los tejidos del cuerpo adquieren una textura blanda, en la que se pueden comprobar que las partes que están en contacto con el suelo adquieren un color oscuro; "los gases salen al exterior produciendo un olor muy fuerte que se puede percibir a gran distancia, dicho miasma es el clásico que la gran mayoría identificamos como putrefacción u olor a muerto”.

Fermentación butírica: En este nivel el cuerpo comienza a secarse, también conocido como putrefacción caseica, el olor que se percibe es un olor láctico (leche o queso). Los elementos del cuerpo se transforman en bacterias por falta de oxigeno.

Estado seco: Al final quedan restos de piel, cabellos, uñas y huesos, mantiene un aroma a lácteo fermentado sólo que un poco más sutil. Además, aquí es notable la diferencia de olor entre los animales y el ser humano.

ACOSTUMBRARSE A VIVIR

Gerardo se ha acostumbrado al olor, a vivir con eso, a comer y trabajar cerca de cuerpos humanos sin vida; "es difícil imaginar para alguien todo eso, pero al paso del tiempo, y sobre todo si te gusta, se convierte en algo normal y no hay problema".

Aunque a una gran parte de la gente probablemente no sea de su agrado pensar en abrir los cuerpos, conocerlos por dentro y posteriormente volver a cerrarlos para que vayan a su última morada; "lo hace uno con respeto, porque depende del asunto, pero siempre cuando se trabaja es para conocer como perdió la vida, es también una forma de hacerles justicia".

Confiensa que el olor ya no molesta en la nariz ni en los ojos, ya no es desagradable, aunque se meta en la boca; trabajar con los cuerpos humanos sin sentir, confesó, no es sencillo pero es también una manera de que se vayan a su descanso eterno de una manera más limpia y tranquila.

Para el doctor Mateo, cuya labor es atender a las personas en momentos de mayor crisis, cuando todo depende de su habilidad para detener la sangre, calmar el dolor, dar esperanza a las familias, rescatarlo de las garras de la muerte, regresarlo a la vida; está consciente de que su trabajo no es fácil, aunque también llegan sin vida, aun no hay olor de muerte, sólo la sangre a la que ya se acostumbró; sus primeros años los pasó como socorrista de la Cruz Roja, y ahora en el ISSSTE y en el IMSS, han fortalecido su idea de lo que le gusta.

Si bien no toca convivir con esos olores, explicó que en el proceso de descomposición, el cuerpo humanos vive diferentes etapas, las células, una vez sin oxígeno, comienzan a fracturarse y a liberar toda clase de sustancias: un ambiente ideal para las bacterias y los hongos, que comienzan a descomponer el cuerpo.

Tan sólo en tres días, el gas comienza a acumular las bacterias y, como el cuerpo ya no puede combatir, éstas comienzan a disolver los tejidos. El gas forma burbujas de 2.5 a 5 cm de diámetro en la piel; se producen compuestos que contienen azufre, y el cuerpo puede hincharse y derramar líquido por los orificios; además el cuerpo se encoge, la piel se marchita, lo que da la sensación de las uñas de los pies y manos crecieron unos milímetros.

Cortesía

DESAGRADABLE AL OLFATO

Los dos especialistas en sus respectivas áreas, coinciden cada quién tendrá una idea, pero la mayoría dirá que no le agrada. Gerardo mencionó que la mayor parte del tiempo lo pasa en el Semefo, un trabajo poco comprendido en sueldo y socialmente, pero le gusta, trabaja con respeto porque sabe que de él depende que esa "masa de carne" que ya no puede defenderse, al menos tenga justicia y se pueda saber cómo murió.

Mateo, el especialista de urgencias, señaló que a nadie le gustan los olores fuertes y desagradables, por ello, ciertamente el olor de un cuerpo en descomposición no es muy agradable al olfato humano, pero los primeras horas no despiden un olor específico, "quizás algo sutilmente dulce, agradable", sobre todo si es de alguien que ha cumplido su ciclo en la vida.

Aunque la mayoría de la gente no se expone a este olor, muchas veces cuando ocurre se combina con otros aromas, de flores o de químicos, "entonces cuando alguien muere en un día, no será un olor desagradable", expresó.

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