/ martes 6 de abril de 2021

Montaña marciana llevará nombre de científico mexicano

El investigador mexicano Rafael Navarro fue inmortalizado por la NASA al identificar a una de las montañas de Marte con el nombre del astrobiólogo

El destacado investigador universitario mexicano Rafael Navarro González fue inmortalizado luego de que la NASA decidiera identificar a una de las montañas de Marte con el nombre del astrobiólogo del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, quien dedicó su vida a indagar los componentes básicos y la posibilidad de vida en el planeta rojo.

En conferencia virtual de medios, María del Pilar Carreón Castro, directora del ICN, dijo que Rafael Navarro González se distinguió por ser un gran investigador y docente con notable labor institucional. “Su investigación siempre fue de carácter interdisciplinario, balanceando el trabajo teórico, experimental y de campo en diferentes aspectos atmosféricos y planetarios, relacionados con el origen y evolución de la Tierra y del Sistema Solar”.

Entre sus principales contribuciones destacan identificar las fallas de la misión Vikingo de la NASA en la detección de vida marciana, y notar los ingredientes básicos para la vida en el ambiente marciano utilizando el vehículo robótico Curiosity, el cual actualmente se encuentra en el planeta rojo.

Asimismo, continúo, identificar el papel de los relámpagos volcánicos en el origen de la vida, registrar una crisis de hidrógeno en la vida primitiva, encontrar una zona estéril en la Tierra análoga a Marte y descubrir una nueva herramienta para estudiar el cambio paleoclimático de la Tierra, mediante el análisis de gases atrapados en relámpagos petrificados.

Su vasta producción científica consistió en 183 artículos publicados en revistas internacionales y casi siete mil citas. Como docente dirigió diversas investigaciones de estudiantes mexicanos y extranjeros; fundó el Seminario de Astrobiología en los posgrados de Ciencias del Mar y Ciencias de la Tierra e impartió el curso optativo Búsqueda de vida en Marte, en la licenciatura de Ciencias de la Tierra, añadió Carreón Castro.

En presencia de Fabiola Aceves Díaz y Karina Fabiola Navarro Aceves, viuda e hija, respectivamente, de Rafael Navarro, el secretario de Investigación y Desarrollo de la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM, José Saniger Blesa, agradeció la propuesta de la NASA. “Esta denominación honra y enaltece el trabajo del investigador mexicano y es un orgullo para la comunidad puma de nuestra casa de estudios”.

En el ICN de la UNAM, en colaboración estrecha con investigadores del Centro AMES de la NASA, fue donde Navarro González realizó su notable trabajo combinando estudios seminales en astrobiología con sus pasiones por el origen de la vida, la astronomía planetaria y la instrumentación científica.

“Sus hallazgos en la química del suelo, rocas y atmósfera marciana, así como el reconocimiento de la presencia de compuestos orgánicos antiguos, quedarán ahora registrados en piedra en un área donde los estudios en progreso serán claves en los próximos años, y van a permitirnos conocer mejor la condición climática del planeta vecino”.

Saniger Blesa destacó que la Universidad seguirá apoyando la obra de Rafael Navarro González en memoria y reconocimiento de sus aportes. La UNAM está convencida de la importancia de la investigación básica como la única manera de producir conocimientos de frontera que motivarán la vocación de jóvenes y futuros científicos, y derivarán en el desarrollo de tecnologías de amplio impacto y de beneficio social.

Esta denominación enaltece su trabajo y es un orgullo para la comunidad puma.

Curiosity, en la base de la montaña

En este momento, el robot explorador Curiosity explora y estudia la base de la estructura que la NASA ha nombrado en honor al científico de la UNAM, quien falleció en enero pasado.

La montaña “Rafael Navarro” será ahora referenciada en todos los trabajos científicos que realiza el equipo explorador en el planeta rojo, dijo Christopher McKay, experto del área de Sistemas Planetarios del Centro de Investigación Ames, de la NASA (Estados Unidos), quien fue uno de sus colaboradores más cercanos e impulsor de la iniciativa de ponerle el nombre.

McKay recordó que desde hace dos décadas trabajó con Rafael Navarro González en la búsqueda de vida en ambientes extremos de nuestro planeta, así como fuera de él.

La montaña se encuentra en una región de transición del cráter Gale, de 120 metros de altura, rica en arcillas y una de las más ricas en sulfatos minerales, lo que puede ayudar a científicos para comprender mejor los cambios en el clima del planeta rojo que lo llevaron a sus actuales condiciones, sitio que será clave el próximo año para los trabajos de Curiosity.

Rememoró cuando el investigador de la UNAM lo contactó para compartirle los resultados de su trabajo respecto a la misión Vikingo. “Por 30 años muchos luchamos por darle lógica a los resultados, pero en 2009, después de la misión Phoenix, Rafael hizo experimentos en su laboratorio para simular los resultados y concluyó que los percloratos podrían explicar los resultados obtenidos por Vikingo”.

Esto fue significativo porque mostró que los percloratos abundaban en Marte lo cual explicaba por qué Vikingo no encontró nada orgánico, además de que evidenció qué sucedería en el futuro en la búsqueda de compuestos orgánicos, precisó Mckay.

Entre sus aportes detectó los ingredientes básicos para la vida en el ambiente marciano, dijo María del Pilar Carreón Castro, directora del ICN.

Con información de la UNAM

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El destacado investigador universitario mexicano Rafael Navarro González fue inmortalizado luego de que la NASA decidiera identificar a una de las montañas de Marte con el nombre del astrobiólogo del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, quien dedicó su vida a indagar los componentes básicos y la posibilidad de vida en el planeta rojo.

En conferencia virtual de medios, María del Pilar Carreón Castro, directora del ICN, dijo que Rafael Navarro González se distinguió por ser un gran investigador y docente con notable labor institucional. “Su investigación siempre fue de carácter interdisciplinario, balanceando el trabajo teórico, experimental y de campo en diferentes aspectos atmosféricos y planetarios, relacionados con el origen y evolución de la Tierra y del Sistema Solar”.

Entre sus principales contribuciones destacan identificar las fallas de la misión Vikingo de la NASA en la detección de vida marciana, y notar los ingredientes básicos para la vida en el ambiente marciano utilizando el vehículo robótico Curiosity, el cual actualmente se encuentra en el planeta rojo.

Asimismo, continúo, identificar el papel de los relámpagos volcánicos en el origen de la vida, registrar una crisis de hidrógeno en la vida primitiva, encontrar una zona estéril en la Tierra análoga a Marte y descubrir una nueva herramienta para estudiar el cambio paleoclimático de la Tierra, mediante el análisis de gases atrapados en relámpagos petrificados.

Su vasta producción científica consistió en 183 artículos publicados en revistas internacionales y casi siete mil citas. Como docente dirigió diversas investigaciones de estudiantes mexicanos y extranjeros; fundó el Seminario de Astrobiología en los posgrados de Ciencias del Mar y Ciencias de la Tierra e impartió el curso optativo Búsqueda de vida en Marte, en la licenciatura de Ciencias de la Tierra, añadió Carreón Castro.

En presencia de Fabiola Aceves Díaz y Karina Fabiola Navarro Aceves, viuda e hija, respectivamente, de Rafael Navarro, el secretario de Investigación y Desarrollo de la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM, José Saniger Blesa, agradeció la propuesta de la NASA. “Esta denominación honra y enaltece el trabajo del investigador mexicano y es un orgullo para la comunidad puma de nuestra casa de estudios”.

En el ICN de la UNAM, en colaboración estrecha con investigadores del Centro AMES de la NASA, fue donde Navarro González realizó su notable trabajo combinando estudios seminales en astrobiología con sus pasiones por el origen de la vida, la astronomía planetaria y la instrumentación científica.

“Sus hallazgos en la química del suelo, rocas y atmósfera marciana, así como el reconocimiento de la presencia de compuestos orgánicos antiguos, quedarán ahora registrados en piedra en un área donde los estudios en progreso serán claves en los próximos años, y van a permitirnos conocer mejor la condición climática del planeta vecino”.

Saniger Blesa destacó que la Universidad seguirá apoyando la obra de Rafael Navarro González en memoria y reconocimiento de sus aportes. La UNAM está convencida de la importancia de la investigación básica como la única manera de producir conocimientos de frontera que motivarán la vocación de jóvenes y futuros científicos, y derivarán en el desarrollo de tecnologías de amplio impacto y de beneficio social.

Esta denominación enaltece su trabajo y es un orgullo para la comunidad puma.

Curiosity, en la base de la montaña

En este momento, el robot explorador Curiosity explora y estudia la base de la estructura que la NASA ha nombrado en honor al científico de la UNAM, quien falleció en enero pasado.

La montaña “Rafael Navarro” será ahora referenciada en todos los trabajos científicos que realiza el equipo explorador en el planeta rojo, dijo Christopher McKay, experto del área de Sistemas Planetarios del Centro de Investigación Ames, de la NASA (Estados Unidos), quien fue uno de sus colaboradores más cercanos e impulsor de la iniciativa de ponerle el nombre.

McKay recordó que desde hace dos décadas trabajó con Rafael Navarro González en la búsqueda de vida en ambientes extremos de nuestro planeta, así como fuera de él.

La montaña se encuentra en una región de transición del cráter Gale, de 120 metros de altura, rica en arcillas y una de las más ricas en sulfatos minerales, lo que puede ayudar a científicos para comprender mejor los cambios en el clima del planeta rojo que lo llevaron a sus actuales condiciones, sitio que será clave el próximo año para los trabajos de Curiosity.

Rememoró cuando el investigador de la UNAM lo contactó para compartirle los resultados de su trabajo respecto a la misión Vikingo. “Por 30 años muchos luchamos por darle lógica a los resultados, pero en 2009, después de la misión Phoenix, Rafael hizo experimentos en su laboratorio para simular los resultados y concluyó que los percloratos podrían explicar los resultados obtenidos por Vikingo”.

Esto fue significativo porque mostró que los percloratos abundaban en Marte lo cual explicaba por qué Vikingo no encontró nada orgánico, además de que evidenció qué sucedería en el futuro en la búsqueda de compuestos orgánicos, precisó Mckay.

Entre sus aportes detectó los ingredientes básicos para la vida en el ambiente marciano, dijo María del Pilar Carreón Castro, directora del ICN.

Con información de la UNAM

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