Con 60 años de edad Don Mauricio recorre diariamente casi 20 kilómetros entre los municipios de Ayala y Cuautla para poder vender sus flores, ese ha sido su sustento familiar por 20 años.
En su bicicleta puede cargar más de una treintena de plantas de todo tipo, plantas aromáticas, árboles frutales pequeños, flores, también tierra para las plantas, bolsas o macetas, y así en su vieja bicicleta cargada de flores de todos colores y tamaños don Mauricio sale de su hogar ubicado en la comunidad de Anencuilco municipio de Ayala para recorrer ese municipio y parte del municipio de Cuautla para poder vender de manera directa en los hogares de decenas de familias las plantas.
Pese a su edad y su condición física, él diariamente se mueve casi 20 kilómetros en bicicleta, de subida, de bajada, con lluvia, sol, frio, hambre o cansancio, simplemente no puede dejar de recorrer las calles pues se quedaría sin empleo.
Uno de los tramos más continuos y el cual realiza tres o cuatro veces a la semana, es del viaje que hace de la comunidad de Anenecuilco, Ayala, al poblado de El Polvorin ubicado en Cuautla, son casi dos horas y media los que él hace de recorrido tanto de ida como de regreso.
Durante 20 años don Mauricio ha trabajado con la reproducción y venta de flores, algunas las compra en la comunidad de El Polvorin y su esposa y él, se encargan de cuidarlas, hacerlas crecer y sacarles hijitos, esto para poder reproducir mas plantas y venderlas.
Antes su esposa le ayudaba a vender pero ella enfermó, por lo que ahora sólo le ayuda a cuidar las plantas y reproducirlas, pues por su salud no puede hacer mucho esfuerzo físico.
Su trabajo requiere un esfuerzo físico importante y a su edad es complicado, sin embargo su familia atraviesa diversos problemas económicos por lo que el dejar de trabajar no es una opción, aunque tienen tres hijos la venta de flores es el principal ingreso económico de su esposa y don Mauricio.
Hay algunas familias que ya lo ubican saben que días en que horario pasa, sin embargo, es él quien pide a las persona que lo vean en la calle puedan comprar alguna planta pues así lo ayudan de manera económica y llevan parte de la naturaleza a sus hogares con la planta que acaban de comprar.
“Hay muchas personas de la tercera edad que vendemos plantas, es nuestra forma de vida, ojala las personas que gusten de flores puedan comprarnos a todos quienes las vendemos en nuestros carritos, nos ayudan a nosotros y llevan parte de la naturaleza a sus hogares”.