En medio del dolor que representa remover los restos de su hermana de la tumba donde moran desde hace siete años, Bernardo Barrios Flora convenció a su madre de que aceptara la exhumación, ya que eso va a permitir que otras familias que buscan a sus desaparecidos puedan encontrarlos entre los restos de la fosa común que quedó bajo estas tumbas.
En el segundo día de la reubicación de cuerpos de las tumbas particulares que están sobre la fosa común en el Panteón Municipal “Pedro Amaro” de Jojutla, en la colonia del mismo nombre, descubren que el féretro no estaba en el lugar marcado y eso complicó las cosas y retrasaron los trabajos, revela Barrios Flora.
“No deja de ser doloroso, es volver a vivirlo”, se trata del cuerpo de una mujer que murió a los 23 años tras una serie de complicaciones y negligencia médica en la atención de su parto, es una de las seis tumbas particulares sobre la fosa común, a diferencia del resto de las familias el rompió el silencio, necesitaba decir todo el dolor que le embarga y que se remueve con esta diligencia.
“Esto es algo que no le deseo a nadie”, nos dice al manifestar que a su familia y a él le hubiera gustado que su hermana descansara en paz y agrega fue difícil tomar esta decisión, pero lo más complicado fue convencer a su madre porque no aceptaba: “debemos moverla porque hay mucha gente que busca a sus familiares y vamos a tener la tranquilidad de visitarla en un lugar más digno”, ya que el predio que les vendió la administración de Alfonso de Jesús Sotelo Martínez, aún sabiendo que estaba en la zona de la fosa común, nunca les permitieron arreglarlo ni visitarla.
Refiere que tiene siete años que su hermana fue sepultada, tras un año de una prolongada complicación de salud después de su embarazo, su muerte los dejó en shock y no recuerda si el predio donde la sepultaron se los vendieron o se los dieron en el periodo de gobierno de Hortencia Figueroa, pero fue en el periodo de Alfonso de Jesús Sotelo que se los vendieron para regularizarlo, ya que las autoridades anteriores no les dieron ningún papel.
Se trata de la primera muerte de su familia y estaban muy confundidos, pero recuerda perfectamente el lugar donde se puso la tumba: “no sabíamos qué documentos teníamos que dar, mi hermana venía de un año enferma, navegando, buscando salvarla, pero murió y nos bloqueó” y después aunque pagaron y les entregaron los documentos, tampoco les permitieron hacer nada, problema que expuso a Carlos Alberto Brito Ocampo, a quien conoce por que durante casi dos décadas trabajó con su papá y se comprometió a ver el problema.
Hace una pausa y contiene un sollozo, al revelar que cuando esperaban que solo se sacaran los cuerpos y se llevaran a su nueva tumba nos dice “desgraciadamente se complicaron las cosas, porque la tumba estaba a un lado, como si se hubiera recorrido, porque la cruz quedó con cemento y no se movió y el montón de tierra que está sobre el féretro estaba en su lugar, pero la caja está girada, no estaba en su lugar” y se cuestiona ¿cómo es eso posible?. La situación ha sido muy dolorosa para su madre.
Con la tristeza a flor de piel dice “no deja de ser doloroso” y se acuerda de su hermana a la que siendo bebé le toco cargar, mimar, la recordó en su embarazo, en su prolongada enfermedad: “no deja de ser doloroso, es revivir el momento, volver identificar el cuerpo y ver el traslado, la misma situación de hace 7 años”.
Pero ahora tendrán la tranquilidad de contar con un lugar para llorarle, visitarla y dejarle flores, como otras familias en esta ancestral tradición mexicana de honrar a los muertos, pero además esperan que con este movimiento de tumbas otras familias encuentren a sus seres queridos y tengan esa tranquilidad y dejen de buscarlos, que tengan una respuesta a todas sus preguntas y los puedan tener en un lugar digno.
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